Cuando se conoció el once del Real Madrid ante el Espanyol, se hizo realidad lo que se llevaba barruntando desde que se confirmó que Hazard y Bale no iban a estar disponibles para el duelo ante los catalanes: Vinicius era titular. El brasileño, que está viviendo una temporada complicada en la que se ha visto superado por el belga y por un Rodrygo que ha regalado grandes minutos de fútbol al madridismo en su primera temporada en el Santiago Bernabéu, tenía la oportunidad de volver a dejar claro que el joven que se echó a su espalda no hace tanto el peso de todo un Real Madrid seguía siendo el mismo. Y Zizou, listo como pocos, ante el equipo perico no dudó en darle una oportunidad que demandaba.
Vinicius saltaba de inicio ante el Espanyol con la alegría que le caracteriza y con el fallo habitual en el momento donde se decide si una jugada queda bonita o realmente vale para algo. Así, el brasileño empezó a convertirse en el jugador más peligroso de los blancos en ataque. La pedía una y otra vez, recuperando esa chispa que enamoró no hace tanto y que no terminaba de aparecer.
El ‘25’ generó la primera gran ocasión del Madrid ante el Espanyol, pero Diego López evitó su gol. Después, vio una amarilla un tanto rigurosa por cometer una falta sobre el hombre que le había privado del gol minutos antes. Vini estaba eléctrico y con ganas de hacer grandes cosas. Cada vez que pisaba el área daba la sensación de que podían pasar cosas. Encaraba sin miedo, solía salir victorioso y despertaba la admiración de la grada, pero no terminaba de acertar con el último pase o el disparo final. Ese mal que le persigue desde que llegó a Chamartín. Antes del descanso Benzema le dio una asistencia en profundidad que recogió para encarar, pero cuando se plantó delante del meta rival se le bajó la persiana. Otra vez.
Vinicius no tiró la toalla y lo intentó sin parar. Encaraba y la buscaba hasta que consiguió acertar en el último pase, pero el que falló en esa ocasión fue Benzema. Tras una gran jugada, el francés no estuvo acertado para hacer el que hubiese sido el segundo gol del encuentro.
El partido de Vinicius fue notable. El brasileño aprovechó la oportunidad que le dio Zidane, volvió a disfrutar en el campo, se llevó la ovación del Bernabéu cuando fue sustituido por Brahim y, sobre todo, recuperó la confianza perdida. Su cuenta pendiente sigue siendo el último pase y la definición, pero Vini, que quiere triunfar de blanco, trabaja para pulir esa faceta de su juego. La más importante.