Corría el minuto 68 cuando Zinedine Zidane hacía su tercer y último cambio ante el Galatasaray en el Santiago Bernabéu. El marcador ya figuraba el 4-0 cuando el técnico francés sacaba del campo a Eden Hazard, recurrente cambio últimamente, para dar entrada a Isco Alarcón. La primera imagen en pantalla del malagueño despertaba la sorpresa de muchos, el 22 mostraba una notable mejoría en su peso, más fino y delgado que hace un mes, algo que demostraría sobre el césped.
Isco tuvo algo más de 20 minutos ante el cuadro turco, otra nueva oportunidad para el malagueño tras la que perdió ante el Mallorca –donde naufragó el equipo– y tras el cuarto hora que se le concedió ante el Leganés, donde no brilló. Esta vez, ante el Galatasaray, el mediapunta sí mostró eso que todos saben que tiene, esa magia, esa frescura, ese gen que le hace diferente sobre el césped y que cuando sale, brilla.
Isco estuvo bastante más fino ante el Galatasaray, no solo a nivel asociativo ni individual con el esférico en los pies, también lo mostraba su físico y la celeridad en cada movimiento que mostraba. Se le ve más rápido y delgado al malagueño, que ha podido perder varios kilos en el último mes, ya que estuvo mucho más entonado de cara a sus compañeros, se ofreció y jugó mejor para el colectivo de lo que venía acostumbrado al respetable y a Zizou, el cual había dejado de contar con él drásticamente.
Nada más entrar al campo logró conectar un testarazo a la salida de un saque de esquina que por poco no supone el 5-0. Le habría sentido bien a Isco sumar un tanto, sobre todo a nivel personal para alzar una moral que podría estar dañada desde hace tiempo. No se le notó falto de confianza al 22, que intentó todo lo que imaginó en el tiempo que estuvo sobre el césped.
Zinedine Zidane sabe de él que si logra exprimirle y sacar lo que tiene, puede tener entre manos una pieza muy importante con la que no contaba ya. El Isco que él entrenó hace un par de temporadas era un jugador diferencial que marcaba el compás de cada envite y que decidía partidos. Ese jugador sigue en el Real Madrid y está en las manos del francés, y del propio costasoleño, que vuelve. Ganarían los blancos, sin duda.