Champions: Real Madrid - Nápoles

Primeros en Paz

Un gol postrero del canterano Nico Paz dio la victoria al Real Madrid ante el Nápoles y su pase matemático a octavos como primero de grupo

Bellingham y Rodrygo marcaron sendos golazos y el brasileño se retiró lesionado en los minutos finales del partido

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El Real Madrid ganó 4-2 al Nápoles y confirmó el primer puesto.

Nico Paz vivió su primera gran noche en el Real Madrid y se convirtió en el héroe del Bernabéu al firmar el gol del triunfo ante el Nápoles que certifica el primer puesto del equipo de Ancelotti. Antes habían marcado sendos golazos Rodrygo y Bellingham para dar la vuelta al gol inicial del hijo de Simeone. El equipo blanco vivió un partido cómodo y estuvo certero con la pelota, aunque tuvo algunas lagunas atrás. Joselu perdonó tres goles cantados, a la cuarta marcó y pidió perdón al Bernabéu.

Ancelotti tiró de jugones ante el Nápoles. Anda corto de personal como un chiringuito en agosto pero el italiano se va apañando porque los jugadores de este Real Madrid, algunos un poco verdes y otros demasiado maduros, son también muy buenos. Modric fue el último en unirse a una enfermería plagada de heridos. En su lugar entró Ceballos, casi convaleciente todavía, y también entraron al once Alaba, que había descansado en Cádiz, y Brahim, que formaba pareja de hecho arriba con Rodrygo, héroe por accidente (del propio Brahim) en el Carranza.

Más allá de Brahim, Alaba y Ceballos, el resto eran repetidores de Cádiz, entre otras cosas porque a Carletto no le quedan más soldados. También jugaba Lunin, claro, titular de prestado en lo que vuelve Kepa. En la acera de enfrente el morbo lo ponía El Cholito Simeone, delantero titular hijo de su padre, escoltado arriba por los demonios Kvaratskhelia y Mateo Politano. Y en ese contexto comenzó el Real Madrid-Nápoles.

Rápido conectaron Ceballos y Rodrygo, que miró a portería en los primeros dos minutos. Fue un disparo amable e inocente, aviso de que el Real Madrid iba en serio. El brasileño y Brahim intercambiaban posiciones en ataque, mientras que Ceballos, con su peinado de sicario de Pablo Escobar, las quería todas. No se arrugó el Nápoles, que le buscó las cosquillas al equipo blanco.

Fuego cruzado en el Bernabéu

Y consiguió encontrar el gol antes que el juego en un centro de Kvaratskhelia, al que no encimó Carvajal, una asistencia de Di Lorenzo, al que no cerró Bellingham, y un remate a bocajarro de Simeone Jr. tras un fallo en el intento de despeje de Alaba. Lunin la sacó con una gran estirada, pero la pelota estaba dentro y la tecnología de gol avisó al colegiado, que dio por bueno el 0-1 del Nápoles.

Unos 80 segundos tardó el Real Madrid en empatar. Fue una contra que aceleró Brahim, la puso a Rodrygo en el pico del área grande, se perfiló y la puso por la escuadra sin darse importancia. Era el gol que tantas veces hemos visto marcar a Robben pero por la otra banda. Un golazo. El tanto animó al Bernabéu y a los muchachos de Ancelotti, que le pusieron ritmo y vértigo al juego.

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Bellingham celebra el 2-1 en el Real Madrid-Nápoles. (AFP)

Tanto que en el 21 llegó el segundo del Real Madrid. No era difícil adivinar quién lo marcaría. Sí, fue Bellingham, el hombre que juega casi con camisa de fuerza para cuidar su hombro. El centro lo puso Alaba. No era un pase, era una asistencia de Magic Johnson con el pie. Y el remate, después de un desmarque maravilloso, lo firmó el inglés con un cabezazo imponente. El Bernabéu celebraba y se relamía.

El Real Madrid, desatado y sin presión, disfrutaba ante un Nápoles partido que dejaba parcelas a su espalda como para construir urbanizaciones de adosados. Los blancos, cómodos e inspirados, se marcaban alguna floritura de más que no terminaba de convencer a Ancelotti. Así se fue consumiendo el primer tiempo hasta que Bellingham encogió los corazones del madridismo. El inglés se había doblado el tobillo él solito y se echó al suelo. Entraron las asistencias a enchufarle cloretilo y volvió al césped. Menos mal.

Aún quedaba tiempo antes del descanso para que Brahim tuviera una ocasión postrera que echó al cielo en lugar de asistir a Bellingham, que se marchó cojeando al intermedio y con toda la pinta de que no saltaría al césped en la segunda parte. Pero saltó, a pesar de que Joselu había calentado durante el descanso.

Salida en falso

Saltó Bellingham y sus compañeros, pero saltaron dormidos. Tanto que el Nápoles hizo el 2-2 por la vía rápida. La defensa dormida, especialmente un Alaba que lleva una temporada para hacérsela mirar. El tanto, tras un mal despeje de Ceballos, lo anotó a Anguissa, que fusiló a Lunin a un par de metros de distancias.

Con el Real Madrid instalado en la pereza a Fede Valverde le tocaba correr por todos. El uruguayo salvó un gol cantado en una contra del Nápoles en la que tuvo que recorrer 50 metros mientras sus compañeros lo grababan con el móvil. Ancelotti se enfadó tanto que cinco minutos después sacó del campo al fundido Ceballos para meter a Joselu, que tuvo un cabezazo nada más salir para hacer el 3-2. Se le marcó al techo retráctil.

Fallaría después otra todavía más clara, grosera, en un maravilloso centro de Mendy (posiblemente, el mejor de su vida) al segundo palo, que Joselu desperdició en el segundo palo. Se echó las manos a la cabeza porque esas ni las debe ni las puede fallar el delantero del Real Madrid. En su descargo hay que decir que no se esperaba que el francés pusiera un centro con esa precisión y mala leche.

El Real Madrid empezó a dominar por inercia y el colegiado se comió un posible penalti de Di Lorenzo a Mendy. El francés cayó tan mal que el árbitro ni se lo pensó. Hasta Rüdiger se unió a la fiesta con un cabezazo tras una imponente jugada de Bellingham por la izquierda. La parada de Meret abortó el tanto. Un minuto después Joselu rozó el gol (otra vez) en una media chilena que se marchó fuera.

Joselu está gafado

El delantero siguió con su noche negra en el 78 después de un pase de Carvajal a Bellingham. Su remate lo rechazó Meret y cuando Joselu lo tenía todo para marcar de cabeza, su mejor arma, el remate se le marchó fuera. Ni él ni el Bernabéu se lo podían creer, pero el público le pagó el fallo con una ovación más por animarle que por merecerla.

Y cuando parecía que el Nápoles iba a rascar un punto del Bernabéu apareció Nico Paz. El canterano controló entre líneas, se giró, se volvió a girar y se sacó un tiro seco que se comió Meret después de que la pelota le botara delante. Con el partido resuelto se lesionó Rodrygo en un esprint, igual que Mendy, que también se fue tocado. Entraron en su lugar para acabar el partido Nacho y Lucas.

Pasaron los minutos finales y el Real Madrid selló su pase a los octavos de la Champions como primero de grupo. Hasta Joselu por fin se sacudió el gafe y marcó tras haber fallado tres goles clamorosos. Lo hizo, posiblemente, con otra baja más, la de Rodrygo, que vuelve a dejar al equipo de Ancelotti con un efectivo menos en ataque.

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