En el Real Madrid hay malestar por las últimas declaraciones de Rodrygo
Eduardo Inda desveló que en el club blanco preocupa el bajo rendimiento de Rodrygo y su cambio de actitud, por lo que podría plantearse su salida en verano
Rodrygo entiende su nuevo rol
Rodrygo y Mbappé juntos en Cerdeña en medio del culebrón por su fichaje
En el Real Madrid, y especialmente el cuerpo técnico, hay malestar por las últimas declaraciones de Rodrygo en Brasil. El futbolista afirmó en rueda de prensa que no le gusta jugar de delantero y esto no ha gustado en el club, donde no están contentos con los últimos comportamientos del jugador. Ancelotti ya le ha dado varios toques de atención y en el vestuario los pesos pesados están sorprendidos por su cambio de actitud.
Así lo desveló en exclusiva Eduardo Inda en El Chiringuito de Jugones: «Ha sentado muy mal. Es un jugador que le encanta a la cúpula, el delantero que más le gusta. Pero de la cúpula para abajo ha sentado regular».
El director de OKDIARIO añadió que el club se plantea la venta del jugador, aunque con una condición. «Empiezan a haber movimientos en el Madrid de salida si viniera Mbappé. Podría venderse a Rodrygo. Es un jugador que da mucho dinero y la inversión de Mbappé o Haaland estamos hablando de 250 millones. Ahora mismo está valorado en 100 millones», aseveró.
En el club blanco entienden que Rodrygo, lejos de dar un paso adelante con la salida de Benzema que le daba galones de titular junto a Vinicius, ha dado varios pasos hacia atrás. En el Real Madrid preocupa su bajo rendimiento –lleva más de dos meses sin marcar– y su pérdida de “humildad” en el vestuario. Ancelotti ya le ha dado varios toques de atención y en el vestuario los pesos pesados están sorprendidos por su cambio de actitud.
Rodrygo desde Brasil: «No me gusta jugar de ‘9’, pero en mi club debo hacerlo» https://t.co/qiPit7KM7w
— okdiario.com (@okdiario) October 15, 2023
Los números de Rodrygo esta temporada, en la que ha arrancado con los galones de titular, son paupérrimos. El brasileño sólo ha marcado un gol con el Real Madrid y fue el 12 de agosto en el partido que abría la Liga en San Mamés. Han pasado 66 días desde entonces y Rodrygo ha jugado 11 partidos oficiales, nueve de Liga y dos de Champions, y la friolera de 804 minutos.
Su valor de mercado, con todo, permanece intacto en tres cifras: en 100 millones de euros lo tasa el portal especializado Transfermarkt. Primero, porque Rodrygo todavía tiene 21 años (cumplirá 22 en enero). Segundo, porque su rendimiento en el Real Madrid en las últimas temporadas siempre ha sido creciente. Y tercero, porque ya no ocupa plaza de extracomunitario al haber suscrito la doble nacionalidad brasileña y española.
Rodrygo está crecido
El Real Madrid y en especial su cúpula, con Florentino Pérez a la cabeza, siempre ha creído en Rodrygo, especialmente en los momentos en los que el brasileño quedaba encasillado en el banquillo con el cartel de revulsivo. Igual que ocurrió con Vinicius, el club blanco recibió numerosas ofertas para llevarse a Rodrygo, pero siempre se cerraron en banda, especialmente en las dos últimas ventanas del mercado veraniego.
Sin embargo, la probable llegada de Mbappé a final de esta temporada y la consolidación de Vinicius y Bellingham como jugadores franquicia del Real Madrid desplazan a Rodrygo a un rol otra vez algo más secundario del que le gustaría. No hay focos suficientes para un Madrid con tantos jugadores ofensivos de talla mundial. Y por ahí podría entenderse la salida de Rodrygo, un jugador al que no le va a faltar mercado.
Además, las declaraciones de esta misma semana durante la concentración con la selección brasileña denotan la incomodidad de Rodrygo con su nuevo papel en el Real Madrid, condenado en muchos partidos a actuar como delantero centro, una posición que no le gusta. Así lo dejó claro en su última rueda de prensa con Brasil: “El puesto de delantero centro es la posición que menos me gusta de las de arriba, pero si el míster me necesita puedo ayudar ahí; pero no siempre”.
El mensaje de Rodrygo no ha gustado nada ni a Ancelotti ni a algunos de sus compañeros que consideran sus palabras como una declaración un punto egoísta, porque también ellos juegan en muchos partidos fuera de las posiciones en las que se sienten más cómodo. El ejemplo más claro es Camavinga que, lejos de quejarse, se muestra a disposición del entrenador para que le coloque en el puesto que quiera.