Hay una reflexión en el fútbol español que dice que cuando los demás van, Florentino Pérez ya ha ido, ha analizado y está de vuelta. Y una vez más, el tiempo está dando la razón al presidente del Real Madrid con dos situaciones donde puso la alerta hace tiempo. La primera, la precariedad económica que se está viviendo en el deporte rey europeo y, en especial, en España. Los equipos españoles ya no es que tengan problemas para fichar, sino que cuando lo hacen en muchas ocasiones tienen grandes dificultades para poder inscribir a los futbolistas que adquiere. Y el otro foco lo puso en los clubes estado y países de oriente medio, una problemática que afecta directamente al continente con la irrupción de Arabia Saudí.
«China no nos preocupa, lo que sí nos da miedo es que Arabia Saudí entre en el negocio del fútbol», aseguraba una voz autorizada del Real Madrid en los últimos años, cuando el gigante asiático intentó pescar en el fútbol europeo con algún éxito, pero sin la potencia que están demostrando los saudíes. Los del golfo pérsico han tomado la decisión de convertir su campeonato en uno de los más potentes y para ello comenzó a fichar jugadores de elevada edad que estaban encarando la recta final de su carrera.
El mejor ejemplo es Cristiano Ronaldo, que llegó en el último mercado de invierno. Este verano ya han hecho las maletas Benzema, Kanté, Fabinho, Mahrez, Firmino, Neymar, Mané o Bono, entre otros. Sin duda, esto preocupaba, aunque con el posible fichaje de Gabri Veiga, jugador de 21 años, se entra de lleno en un nuevo escenario. Por primera vez, un futbolista que está en el inicio de su carrera y con una gran proyección, se ve atraído por los millones saudíes, dejando a un lado poder competir en clubes de primer nivel europeo, como pudo ser el Nápoles.
La posible llegada de Veiga cambia el panorama y pone en alerta a todo el fútbol europeo, que más pronto que tarde tendrá que decidir cómo hace frente al crecimiento superlativo de un país al que le sobra el dinero y que tiene decidido hacer de su campeonato uno de los más atractivos del planeta. Tratar de ponerle coto, algo complicado, ya que no tiene potestad, al igual que la FIFA. Ninguno de los dos organismos pueden marcar los límites de las competiciones locales. Es más, ni las propias confederaciones tampoco pueden poner freno a situaciones parecidas. Por lo tanto, las opciones son esperar a que Arabia Saudí se canse de meter dinero, convivir con ellos, lo que nos podría llevar a ver más pronto que tarde a un equipo de saudí jugar, por ejemplo, la Champions o llevar a cabo la idea de Florentino Pérez creando una nueva competición que reporte más ingresos, permita que los clubes sean más solventes y el fútbol europeo más atractivo.
Un cambio de modelo
«Para resolver un problema hay que reconocer ese problema. Nuestro deporte está enfermo, especialmente en Europa y España. Está perdiendo su liderazgo en el mundo. Los jóvenes se interesan cada vez memos porque demandan un producto de calidad que el futbol no ofrece, ya que sus competiciones no lo son», aseguró Florentino Pérez durante la última Asamblea Ordinaria y Extraordinaria del Real Madrid.
Florentino Pérez sigue trabajando para impulsar un nuevo modelo que permita a los clubes ser sostenibles económicamente, acabando con los clubes-estado y con la facilidad que están teniendo países como Arabia Saudí para hacerse con el fichaje de grandes futbolistas.
«El fútbol en Arabia ofrece mucho más dinero que el europeo. Es un hecho. Está pasando. Que cada uno decida lo que quiera. Es claro que los organismos internacionales tienen que evaluar bien este tema y tomar las decisiones necesarias para equilibrar un poco el mercado», aseguró Ancelotti en rueda de prensa previa al duelo contra el Celta.
Cuando el presidente del Real Madrid encabezó la creación de la Superliga, fueron muchos los que pusieron el grito en el cielo amparándose en que este nuevo formato de competición afectaba directamente a los aficionados. Ahora, la amenaza saudí es real y complicada de frenar. Si el dinero convence a los futbolistas, podrían vaciar las grandes ligas de muchas de sus estrellas.