A Brahim Díaz le está sentando bien su Erasmus en Milán. Con 21 años, cualquier joven que camina por la senda habitual está cursando sus estudios universitarios y vive este año su primera experiencia de larga duración en el extranjero en cualquier punto de Europa. La del malagueño, tras dos temporadas en la que agotó sus opciones en el Real Madrid y descartó las vías de salida previas, le toca vivirla en el país transalpino dónde está aprovechando el tiempo e hincando los codos.
Con los rossoneros, el malagueño lleva tres goles en siete partidos entre Serie A y Europa League. En ambas competiciones las cosas están funcionando para el Milán, líder en solitario, y en parte está siendo gracias a un Brahim que está despertando grandes expectativas en sus primeros meses en el club. El malagueño necesitaba esto, minutos, tiempo sobre el césped y cierta confianza y estabilidad. En el Madrid, en una plantilla altamente competitiva y de primerísimo nivel, no la tuvo. En Milán sí.
Stefano Pioli le está dando confianza sobre el césped y Brahim está respondiendo con pequeñas dosis de su fútbol, apareciendo con espacios, demostrando su alto índice de desequilibrio y cómo de ágil está de piernas para dar puntos a su equipo. En Europa League ya fue clave para la clasificación del equipo a la fase de grupos y en ésta está aportando los goles que han llevado al Milán a estar líder en solitario del Grupo H. Lleva dos tantos de puro fútbol, del suyo, ante Celtic (1-3) y Sparta de Praga (3-0).
Brahim recupera la sonrisa en Milán
Aunque no tomó partido en los dos últimos partidos de Serie A, ante Inter y Roma, ante el Crotone ya se estrenó como goleador en la segunda jornada del campeonato. El malagueño tiene ese desequilibrio que enamoró al Madrid en su etapa en el Manchester City y es el mismo que está desplegando ahora con la elástica rossonera.
Entregado en el esfuerzo y mosca cajonera para los zagueros, de su presión nació el gol que firmó este jueves en Europa League. Su intensidad ante la pareja de centrales del Sparta de Praga llenó de nervios a uno de los zagueros que, cuando se revolvía para ceder atrás a su guardameta se encontró que Brahim ya le había metido la pierna y le había birlada la bola. Su robo inició el contraataque que acabaría definiendo él para abrir el marcador en el minuto 24. Daba calma a los suyos y pie a lo que acabaría siendo una goleada (3-0). La sensación Brahim ya asoma en Europa.
