La Liga acaba de hacer públicos los nuevos límites salariales de los clubes de Primera y Segunda división. Destaca sobremanera en lo positivo los 727 millones que tiene el Real Madrid y por contra, en el aspecto negativo, como su máximo competidor, el Barça, no pasa de 270 millones.
En el caso del Real Madrid, en estos momentos su masa salarial se acerca a los 485 millones. De este dato es fácil deducir que la Liga le permitiría emplear 240 millones extra entre salarios, para nuevos jugadores o renovaciones, y amortizaciones. Resulta curioso que el estricto control que hace la Liga palidezca al lado de los controles que se autoimpone el Real Madrid en su gestión. Cabe destacar que su gasto salarial sobrepasa por muy poco el 50% de sus ingresos ordinarios: una situación de absoluta solvencia.
El Madrid podrá salir al mercado a por cualquier jugador si lo desea puesto que los 240 millones que tiene de margen permitirían encajar cualquier salario y amortización que imaginemos. Sabemos que el Madrid no hará un uso irresponsable de ese límite y jamás se aproximará al mismo, pero estos datos y posibilidades deben poner en valor lo responsable y eficiente de su gestión.
Dinero extra por el límite salarial
En cuanto al Barcelona, podemos comprobar que su límite salarial ha bajado casi 380 millones. Esto se debe a que ya no existe el efecto de las palancas y el Barça sigue perdiendo dinero en su negocio ordinario. Pese al evidente esfuerzo, este verano, en sacar jugadores y bajar salarios, el impago de la palanca de Barça Studios seguramente explica parte de este recorte tan severo. También resulta evidente que la imputación de parte de las pérdidas del Covid (recuerden que la Liga permitió a los clubes repartir las pérdidas del Covid en 5 ejercicios) ha causado su efecto.
Mientras el Barça no logre igualar su masa salarial, actualmente cercana a los 500 millones, a su límite salarial de 270, seguirá inscribiendo a los jugadores a partir de los ahorros que vaya generando en las salidas o rebajas salariales. Esto de facto le impediría ir a por los mejores jugadores que ofrece el mercado que suelen tener un peso importante en la masa salarial de los equipos que los fichan.