«Xabi Alonso ha perdido la sonrisa», aseguran desde Valdebebas. En el club reina una creciente preocupación, ya que consideran que el técnico vasco ha visto debilitada su ilusión. No está logrando conectar con un vestuario que, poco a poco, se muestra más tenso y distante. Su actitud, antes tranquila y cercana, ha cambiado visiblemente tanto en el banquillo como en las ruedas de prensa. Pero lo más alarmante, según apuntan desde dentro, es el cambio que se percibe en su día a día, donde hablan de una persona que, en estos momentos, no es feliz.
La cúpula del Real Madrid mantiene su apoyo al donostiarra mientras no exista un motivo de peso para retirarle la confianza. Sin embargo, la inquietud es evidente: a mediados de noviembre, los resultados deportivos son buenos, pero la sensación general es que algo no marcha bien. El equipo lidera la Liga con tres puntos de ventaja sobre el Barcelona y se mantiene entre los ocho primeros clasificados de la Champions. Sólo ha tropezado ante el Atlético de Madrid, el Liverpool y el Rayo Vallecano. Pero el problema no está en la clasificación, sino en el ambiente interno y en el ruido externo.
En el club son conscientes de que Xabi Alonso ha perdido uno de los pilares fundamentales que debe tener cualquier entrenador: el respaldo de su vestuario. No se trata de toda la plantilla, pero sí de un grupo importante que no está satisfecho con su gestión y sus métodos.
El problema, según varias fuentes, es que Xabi Alonso no está sabiendo gestionar los egos de un vestuario como el del Real Madrid, donde hay muchos jugadores de clase mundial. Los futbolistas echan en falta que dialogue, que explique sus decisiones. Puede considerar que no necesita dar explicaciones porque es el jefe del vestuario, pero en casetas como la del club blanco esto no suele funcionar. Por ejemplo, Bellingham nunca entendió por qué jugó de titular el derbi, forzando, y luego no formó de inicio contra el Kairat en Kazajistán; o Valverde no ha sido capaz de encontrar su sitio en el centro del campo a pesar de que ha pedido ayuda tanto al entrenador como a su cuerpo técnico. No obstante, lo que más daño le ha hecho fue como se gestionó el enfado de Vinicius en el Clásico, donde consideran fuentes cercanas al donostiarra que el club no se puso del todo de su lado.
Esa distancia, ese hermetismo, ha hecho que su mensaje no cale entre sus jugadores. En el Real Madrid no basta con tener una idea: hay que transmitirla, hacer que los futbolistas la entiendan y, sobre todo, que la hagan suya. Hoy, el vestuario no lo entiende. Y él, tampoco a ellos.
Todos los poderes
Xabi Alonso pensaba que en el Real Madrid iba a tener todos los poderes, como le sucede, por ejemplo, a Guardiola en el Manchester City. Pero el club blanco es otra cosa. Aquí no basta con diseñar una idea futbolística; hay que controlar los egos, las jerarquías y las dinámicas internas de un vestuario plagado de estrellas mundiales.
En Alemania, Xabi nunca tuvo jugadores de este nivel. En el Bayer Leverkusen contó con futbolistas talentosos, pero no del nivel que tiene en Valdebebas, donde están muchos de los mejores del mundo. En el Real Madrid, ese control emocional y comunicativo es clave, y ahí es donde consideran sus futbolistas que el técnico está fallando. Varios jugadores sienten que no se les escucha ni se les explica su papel.
Un fin de año caliente
A la vuelta del parón de selecciones, Xabi Alonso deberá afinar mucho el tiro si no quiere tener problemas. Por delante, tendrá cuatro salidas seguidas: a Elche; a Atenas, donde se medirá al Olympiacos en la Champions; a Gerona y a Bilbao. Después recibirá al Celta de Vigo en el Santiago Bernabéu y, tres días después, volverá a tener un examen importante contra el Manchester City. Si los de Guardiola hacen daño con un resultado a su favor, el vasco tendrá un problema.