El Real Madrid goza de un vestuario muy saludable formado por jóvenes jugadores que han captado desde su llegada lo que significa formar parte del equipo blanco y representar ese escudo por todo el planeta. El reflejo de esto se escenifica en pequeños detalles, sobre todo con los aficionados, que siempre han echado en falta más cercanía con sus ídolos. Eduardo Camavinga, uno de los futbolistas más alegres del grupo y que más se relaciona con los seguidores madridistas, tuvo un gran detalle en el estadio de La Cerámica con un joven fan que le pidió que le firmara la camiseta.
El centrocampista francés no solo estampó su firma en la elástica del niño (que llevaba puesta también la del Villarreal) sino que cogió la zamarra y la acercó hasta el banquillo para que los que había allí también pudieran rubricar su firma. Mario Martín, canterano que fue convocado para el partido, no dudó en firmar la camiseta que, justo después, Camavinga se encargó de hacer llegar a Bellingham. El inglés, siempre predispuesto, cogió el rotulador, pero se percató de que su firma ya estaba estampada, es decir, Jude ya había hecho realidad el sueño del niño con anterioridad.
Fue entonces cuando Camavinga le devolvió la camiseta al joven seguidor y comenzó el turno de las fotografías del francés con él y el resto de acompañantes. Siempre sonriente, el centrocampista blanco hizo las delicias de los fans minutos antes de que comenzara el partido, durante el tiempo destinado a que los futbolistas salten al campo para familiarizarse con el césped y el estadio.
Camavinga no es el único
Este comportamiento, afortunadamente, no es nuevo y es bastante habitual desde que estos jugadores han llegado al club. Es frecuente ver a los futbolistas de la actual plantilla relacionarse con cercanía con los aficionados, tanto en persona como en redes sociales. Los brasileños, Vinicius y Rodrygo, son dos de los jugadores que más interaccionan con los seguidores blancos y buena muestra de ello es lo activos que se muestran a través de Internet.
Buena muestra de esta cercanía la pudimos ver recientemente, durante el partido de vuelta de semifinales de la Champions League que el Real Madrid jugó contra el Bayern de Múnich en el Santiago Bernabéu. Cuando el árbitro desde el VAR dio validez al segundo tanto de Joselu, el que ratificaba la remontada y el pase a la final, varios jugadores como los brasileños ya mencionados, Brahim o Rüdiger, no dudaron en acercarse hasta la grada para abrazarse a los seguidores y celebrar con ellos el gol.
El propio central alemán no dudó en salir con el coche por los aledaños del estadio blanco y celebrar desde dentro con los aficionados que le reconocieron y que se acercaron hasta su vehículo. Sin duda, una buena forma de acercar el club a la gente, de que los fans sientan la cercanía y la buena sintonía con sus jugadores, algo que luego repercute en la ilusión y la forma de animar cuando el equipo más lo necesita en noches especiales como las que suelen pasar a la historia en la Copa de Europa.
