El gigante Sorloth hizo trizas al Real Madrid y anotó cuatro goles que sirvieron para igualar el 1-4 con el que el equipo de Ancelotti se había marchado al descanso. Lunin y Militao, titulares, cerraron el debate y presentaron su firme, muy firme, candidatura a la suplencia en la final de la Champions. Rotó Carletto y puso al plan B en el que lució especialmente el joven Arda Güler, que firmó un espectacular doblete porque a este chico se le caen los goles.
Jugaron los otros. En el Real Madrid, digo. Deshojó la margarita Ancelotti y les tocaba a los menos habituales (por no decir suplentes) en Villarreal. Baste decir con que apenas dos futbolistas, Rüdiger y Fede Valverde, serán titulares en la final de la Champions. Lunin se despedía de la mejor temporada de su vida con la camiseta de titular en La Cerámica. El ucraniano no jugará ni contra el Betis ni contra el Dortmund.
Atrás descansaban Carvajal, Nacho y Mendy. Lucas, Militao, Rüdiger y Fran García eran los cuatro de atrás. También faltaban en el medio Tchouaméni (lesionado), Kroos, Camavinga y Bellingham. Su sitio era para Fede Valverde, Modric, Ceballos y Brahim. Arriba, a falta de Rodrygo y Vinicius, entraban Güler, ese niño pegado al gol, y Joselu.
A Arda Güler se le caen los goles: puso por delante al Real Madrid en Villarreal https://t.co/wLz1CJMEEQ
— okdiario.com (@okdiario) May 19, 2024
Enfrente el Villarreal de Marcelino, que apuraba sus milagrosas opciones de entrar en Europa League. Se presentaba el Submarino sin Baena, sancionado, pero con la pareja Gerard Moreno-Sörloth en ataque como doble amenaza a un Real Madrid que lleva desde que ganó la Liga con la cabeza, el corazón y las piernas en la final de la Champions. Y aun así van ganando los partidos al trantrán y sin apuros.
Apretaron los locales de salida ante un Real Madrid que entró al partido despistado y fuera de sitio como un ateo en una procesión. Rüdiger y Militao achicaban agua aunque era como enjugar una riada con dos fregonas. No salían los blancos de su campo mientras Ancelotti mandaba a su chiquillo a contar camisetas amarillas a ver si había más de once. Once, eran once. Pero se movían mucho y con muy mala idea. Así llegó el zambombazo de Sorloth que hizo lucirse a lunin para desviar in extremis al poste.
Aprieta el Villarreal, resiste el Madrid
El susto agitó al Real Madrid como si el niño hubiera metido la mano en la jaula del león. Un disparo lejano de Fede Valverde al que respondió Jorgensen fue el primer aviso del campeón. El segundo fue de Güler, que no perdonó porque este chico es una máquina de hacer goles. El turco recibió una asistencia de Brahim, que había cocinado la pared con Joselu, la controló con una suficiencia conmovedora y la cruzó lejos, muy lejos, del portero del Villarreal.
Acusaron los de Marcelino el tanto y el Real Madrid empezó a sentirse cómodo en La Cerámica. Brahim y Gerard Moreno fueron los siguientes en obligar a intervenir a Jorgensen primero y a Lunin después. El partido estaba entretenido y con ritmo. Se nos escapaban los minutos como arena de playa entre los dedos y el Villarreal se asomó al gol en sendas ocasiones a la salida de sendos córners porque Lunin es la antítesis de Froilán: no le gusta salir.
Segundos faltaban para la media hora cuando el Real Madrid hizo el segundo. La pelota la puso medida Lucas Vázquez al centro del área del Villarreal. Joselu, que salió de una posición más que ajustada, robó la cartera a ambos centrales y cabeceó como un misil en el primer palo. Pues nada. Así, sin darse importancia, los de Ancelotti se habían puesto 0-2 en La Cerámica en un decir amén.
No se rindió el Villarreal, que apretó al Real Madrid hasta que hizo el 1-2. La pelota la perdió en su área Ceballos, al que presionó Mosquera y cuerpeó con un ligero empujón. Luego el centro al área llegó para el gigantón Sörloth, que cabeceó picado lejos del alcance de un Lunin que reaccionó algo tarde. Era inevitable pensar que esa la habría parado Courtois.
El Real Madrid no dio opción a la ilusión local, porque un minuto después hizo el tercero. La jugada la cocinaron Modric y Brahim y la finalizó con habilidad y sutileza un Lucas Vázquez, que cruzó lejos del alcance de Jorgensen. Se ponían los de Ancelotti 1-3 al filo del descanso. Aún les daría tiempo a los blancos a marcar el cuarto. Lo hizo, faltaría más, el genial Arda Güler, que recibió una pelota por la derecha, se internó en el área sin que nadie le saliera al paso como si le olieran los sobacos, se paró, miró y la puso lejos del alcance de Jorgensen. El turco es liviano y jovencito, pero también buenísimo.
Con el cuarto de Güler y el partido sentenciado para el Real Madrid nos fuimos al descanso. Del que regresamos sin cambios y con la sensación de que no quedaban muchas cosas que contar en La Cerámica. Error. Porque en dos minutos Sorloth demostró que quiere ser el Pichichi y cabeceó a la red un centro medido de Gerard Moreno al que no llegó Rüdiger ni tampoco Militao, que siempre va un poco tarde a todo. Ni Lunin, que se comió otro tanto y volvió a poner su cara de suplente.
Sörloth tritura a Militao
Y después del segundo llegó el tercero de Sorloth en el que volvió a quedar Militao retratao, pero retratao como en sus peores tiempos, cuando llegó al Real Madrid con otro peinado y las dos rodillas sanas. Ni llegó al cruce ni fue capaz de frenar con el cuerpo al delantero del Villarreal, que batió a placer a un Lunin superadísimo.
Y tras el tercero llegó el cuarto. Lo marcó otra vez Sorloth y volvió a salir en la foto en desastroso Militao, que llegó tarde y permitió al delantero del Villarreal convertirse en Lewandowski en aquel mítico partido en el campo del Dortmund. Pues nada, 4-4 y partido nuevo. El Villarreal había enjuagado la diferencia en un pispás y el Real Madrid había dilapidado su renta como aquel Milan de Ancelotti ante el Liverpool, precisamente, en una final de Champions.
Ancelotti quitó a Militao antes de que el Real Madrid acabara sufriendo su segunda derrota en la Liga. Metió por él a Nacho y el brasileño puso carita. También entró Camavinga por Valverde por aquello de repartir minutos. Luego, ya en el 67, salió Rodrygo por Brahim. El brasileño tuvo una ocasión dentro del área pero su disparo se marchó entre el palo y el lateral de la red.
Languidecía el partido camino del final cuando Ancelotti metió al canterano Mario Martín para que La Cerámica aplaudiera a Modric. Era el 81 y el Villarreal parecía más cerca del gol que el Real Madrid. Lo evitó Nacho al echarse al suelo para salvar un disparo de Capoue y luego la tuvo Sörloth para hacer el quinto de cabeza.
Lo intentó hasta el final el Villarreal y aguantó con más oficio que eficiencia el Real Madrid, que acabó rescatando un sufrido punto en un partido que tenía solucionado al descanso. El gigante Sorloth le comió la merienda a Militao y amargó la tarde al equipo de Ancelotti que lleva tiempo pensando en la final de la Champions. Como debe ser.