El Real Madrid se llevó este sábado en Wembley su decimoquinta Champions League. Una cifra histórica, puesto que es la sexta en las últimas 11 temporadas y que supone que hasta cuatro jugadores sumen un total de seis Copas de Europa. Las mismas que Bayern y Liverpool en su historia y más que el Barcelona. Palabras mayores. Por ello, en lugar de asumir la realidad, desde el barcelonismo tratan de desprestigiar lo logrado por el club blanco. La nueva, que la Champions se ha quedado obsoleta para reconocer al mejor equipo de Europa, que «el relato madridista es un cuento» o que el fútbol se equivoca al centrarse sólo en el «resultadismo» y no en admirar la belleza del fútbol de Guardiola.
Todo, por no reconocer lo que es una realidad: que el Real Madrid, como viene demostrando en la última década, es el mejor equipo del mundo y que lo demuestra donde lo tiene que demostrar, sobre el césped. La consecución de la Decimoquinta ha provocado una reacción insólita, que es la de tratar de restarle mérito a una competición que el barcelonismo celebra siempre que no la gana el conjunto blanco.
La prensa catalana se ha despertado este domingo plagada de artículos de opinión en los que infravaloran lo conseguido por el Real Madrid o en los que, directamente, buscan excusas para justificar la victoria madridista. También con varios reconocidos perfiles probarcelonistas en redes sociales. El caso es no reconocer lo conseguido por el conjunto blanco en una nueva conquista continental.
Varios de los comentarios se basan en que el City es «infinitamente» mejor que el conjunto blanco. Se les olvida ambos se han medido en las tres últimas temporadas en la máxima competición, ganando en dos los blancos y en una los ingleses. El ganador de esa eliminatoria, salió siempre campeón.
Las Champions valen, salvo cuando las gana el Madrid
El discurso guardiolista de que el técnico es el mejor del mundo, de la historia y que es, prácticamente, como un mesías del nuevo fútbol, queda desautorizado por la gloriosa andadura del Real Madrid en Europa en la última década. Esa en la que Pep ha ganado sólo una Champions, por las seis –tres con Ancelotti y tres con Zidane– del conjunto blanco. Sin embargo, se empeñan en justificar que, más allá del resultado, lo importante en el fútbol es la estética del juego. Como si el Real Madrid no supiera darle cuatro patadas con sentido seguidas a un balón.
Al intento de desprestigiar lo logrado por el Real Madrid en los últimos años, no fallan las constantes quejas por presuntas ayudas arbitrales. Como si el gol que le anularon al Leipzig por fuera de juego estuviera mal anulado. Una situación, cuanto menos, surrealista. Más aún, si se tiene en cuenta que aquellos que se quejan de los supuestos favores a los madridistas, son aficionados de un club –el Barcelona– que pagó durante casi dos décadas un total de 7,6 millones de euros al entonces vicepresidente de los árbitros.