«Soy fantástico en la gestión pero hay otras cosas, porque este equipo está bien trabajado. Porque si ganamos la Copa habremos ganado todos los títulos en dos años y hay equipos que no lo ganan en su vida. Y con esto os mando un saludo». Así, de forma inesperada pero abrupta y sin que nadie le hubiera preguntado, terminó Carlo Ancelotti la rueda de prensa previa al duelo ante el Chelsea. Con la ceja levantada pero sin la sonrisa de otras veces, porque el entrenador del Real Madrid anda mosca, que diría un castizo.
Siempre con la educación y las formas de un caballero por delante, a Ancelotti se le ve con el morro torcido desde hace semanas. Ni la goleada en el Camp Nou que vale una final de Copa ni haber encarrilado el pase a cuartos de la Champions ante el Chelsea le han devuelto la sonrisa. Porque Carletto, que sabe que aún no tiene garantizado su futuro en el Real Madrid, está inquieto, incómodo y algo molesto. Con los de fuera y con los de dentro.
Estas son las cinco principales razones que han llevado a Ancelotti a perder su habitual sonrisa:
Las críticas de la cúpula
A Ancelotti no le gustó nada que los dirigentes del Real Madrid le señalaran, casi le acusaran, de haber tirado la Liga tras el empate en el derbi ante el Atlético en el Bernabéu. Aquel partido desagradó a muchos madridistas, empezando por Florentino Pérez. El técnico y la plantilla fueron testigos del malestar del presidente y ahí empezó Carletto a cargarse de razones para entender que su futuro podría estar lejos del Bernabéu a final de temporada.
Sin reacción a la oferta de Brasil
Ancelotti también esperaba alguna respuesta, pública o privada, del Real Madrid ante la oferta de Brasil. Carletto pensaba que algún portavoz del club saldría a defender la frase de que «Ancelotti tiene contrato hasta 2024 y es nuestro entrenador». Pero el Madrid ni se inmutó. Ni siquiera transmitió malestar alguno a la CBF por tocar a un entrenador con contrato en vigor sin hablar antes con el club blanco. Ese pasotismo también hizo sospechar a Carletto.
No se siente valorado ni dentro ni fuera
Se ha hartado de decirlo de mil maneras. Con la boca grande y con la boca pequeña. Ancelotti quiere seguir en el Real Madrid. Está cómodo en la ciudad y se ha pasado el juego del banquillo eléctrico del Bernabéu. A sus 64 años, Carletto está de vuelta de todo, pero le duele en su ego (que también lo tiene) que ni dentro del club ni fuera su trabajo sea igual de valorado que el de otros técnicos con un currículum más corto que el suyo.
El Madrid sondea el mercado
El Real Madrid ha sondeado el mercado de entrenadores y Ancelotti lo sabe. Se cuentan con los dedos de una mano los candidatos a ocupar el banquillo del Bernabéu y algunos incluso están dentro del club. Que salgan nombres como Pochettino, Zidane, Xabi Alonso o Raúl también ha mosqueado a Carletto, que conoce perfectamente que en el mundo del fútbol lo que muchas veces comienza como un rumor acaba siendo una noticia.
El sambenito del buen gestor
Igual que a Nacho le molesta la coletilla de «siempre cumple» a Ancelotti no le gusta nada que se le etiquete más como “un gestor” que como un entrenador, algo que tiene varios precedentes en la historia del Real Madrid desde Molowny a Del Bosque. Carletto cree que sus éxitos no sólo han sido fruto de su capacidad para lidiar con vestuarios complicados sino también de su pizarra.