Jude Bellingham es el elegido. En el Real Madrid lo ven como el futuro líder, el jugador llamado a enarbolar la bandera del club en los próximos años. Le cae bien a todo el mundo, siempre cumple con los valores que representa el 15 veces campeón de Europa y, lo que también es importante, viste Adidas, una marca ligada desde hace décadas con la entidad madridista. En definitiva, estamos ante el chico perfecto, que además es un profesional intachable.
Bellingham es uno de esos jugadores que llega de los primeros a Valdebebas y se va de los últimos. «Es muy pesado», aseguran entre risas desde el vestuario del Real Madrid. Junto a Modric y Lucas Vázquez, es de los que más se machacan en el gimnasio de la ciudad deportiva blanca. Por ello, el físico de los tres es tan superlativo.
Desde el Real Madrid también destacan su físico, que siempre ha sido tremendamente atlético. Desde que llegó a Valdebebas, quedó claro que la entidad madridista había fichado a un superdotado tanto en lo futbolístico como en lo físico. Este cuerpo también le ha permitido crecer notablemente en su tren superior.
Los preparadores físicos del Real Madrid han trabajado concienzudamente en que crezca muscularmente en la zona del tren superior para fortalecer un hombro que le dio muchos problemas desde que llegó al conjunto blanco. Por esto, se puede ver cómo el inglés ha aumentado significativamente su masa muscular en los hombros y el pecho.
«Es genéticamente un superdotado. Una sesión de gimnasio le cunde más que a una persona normal», explican. Esto le ha ayudado a generar mucha masa muscular en el tren inferior en su primer año en Valdebebas, lo que ha servido para fortalecer un hombro que hace tiempo dejó de darle problemas.
Protección por confianza
Bellingham sigue usando la protección que lleva en el hombro desde que se lesionó en el partido contra el Rayo Vallecano en el Santiago Bernabéu la temporada pasada. Aunque el inglés aún tiene una pequeña dolencia en el hombro, los servicios médicos del Real Madrid ya le advirtieron que la única solución sería una operación. Sin embargo, gracias a su trabajo de prevención, ha logrado mejorar notablemente hasta el punto de que ahora usa la protección, llamada ortesis, más por una cuestión de confianza y seguridad que por la lesión que aún podría arrastrar.
