El Real Madrid, con el OK de Zidane y de la cúpula, no vería con malos ojos que Gareth Bale saliera en el mercado de invierno a pesar de que su representante insiste en que el jugador no se moverá. En el club son realistas: no esperan ninguna oferta por Bale, pero cualquiera que pudiera llegar se estudiará venga del club que venga.
Pese a que de puertas para afuera dijera hace unas semanas que Bale va a terminar la temporada como futbolista merengue, el técnico galo no está nada satisfecho con el comportamiento y el rendimiento de Bale en las últimas semanas ni antes ni después del parón navideño.
Zizou considera que el galés sólo genera líos, en el vestuario y también de puertas para afuera. Demasiado ruido para su bajo rendimiento. Por ejemplo, se habla más de sus salidas del Santiago Bernabéu antes de que acaben los partidos cuando no está convocado, de sus lesiones o incluso de sus desplantes como el famoso día de la bandera de Gales, que de cuestiones futbolísticas.
Cuatro meses sin marcar un gol
No porque Bale no tenga nivel para jugar en el Real Madrid, que lo tiene, sino porque la sensación general es que el compromiso del británico con el equipo y con la entidad es cero. El hecho de recuperarse justo a tiempo para jugar con Gales cuando antes estuvo varias semanas sin jugar con el club que le paga no gustó nada, y desde entonces Bale apenas ha tenido protagonismo. Para colmo, cuando salta al terreno de juego parece desganado, sin importarle si las cosas le salen bien o no. Y cuatro meses sin marcar son demasiados.
Con la Premier haciéndose la ciega y la sorda con Bale y con la decisión del gobierno de China de limitar los salarios de los futbolistas extranjeros, la MLS puede ser el único destino que le quede al galés, que aunque mantenga cierto mercado en la Premier Legue prefiere jugar en un campeonato menos competitivo.
En el Real Madrid están preparados a escuchar «cualquier oferta» que llegue por Gareth Bale. Lo que ya dudan más en las oficinas del club blanco es que llegue oferta alguna.