El laboratorio del Real Madrid ha trabajado a pleno rendimiento desde que comenzó la pretemporada. Si ante el Eintracht de Frankfurt en la Supercopa de Europa los blancos se adelantaban con un gol de estrategia, tal y como reconoció Ancelotti tras el encuentro, frente al Almería los tres primeros puntos de la temporada en Liga los consiguieron con una jugada a balón parado. Una acción y una decisión que no fue para nada improvisada, ya que el italiano y su cuerpo técnico sabían muy bien lo que hacían cuando aceleraban el cambio de David Alaba para que tirase una falta.
Era el minuto 74 de partido, Luka Modric caía en la frontal del área. Benzema y Kroos se acercaron a por la pelota para realizar el tiro libre, pero en ese mismo momento el laboratorio empezó a trabajar en el banquillo madridista. Alaba, que iba a entrar junto a Casemiro y Ceballos, era reclamado de urgencia para que saltase al campo. Davide, primer ayudante de Carletto, fue el que instigó a su padre a hacer la rotación de inmediato. El resultado ya es de sobra conocido. El austriaco entró, pidió tirar la falta y en la primera pelota que tocó hizo gol para dar los tres puntos al Real Madrid. En el banquillo todos celebraron, especialmente un Davide que tiene mucha culpa del tanto.
Luego, en rueda de prensa, el propio Ancelotti desveló como fue la toma de decisiones: «Los que tenían que tirar la falta eran Benzema o Toni… Pero entró Alaba, que lo tira muy bien. Davide dijo que saliera rápido, porque la iba a tirar. No era fácil, porque decirle que a Benzema y Toni que no tiraran…».
Davide, el jefe del laboratorio
Davide es mucho más que un asistente para Ancelotti. En el club hablan de él como “un joven apasionado de su trabajo y obsesionado por la táctica”. Tiene un laboratorio donde se desmenuza a cada rival y se estudian los movimientos propios y contrarios para conseguir la victoria. Junto a Francesco Mauri, Llopis y el resto de staff preparan entrenamientos y partidos. Un trabajo que, como es obvio, luego supervisa con detalle el propio Carletto.
Davide destaca por ser muy directo con los jugadores. Está muy alejado de la figura de asistente pesado que aburre a los futbolistas con discursos eternos y complejos. Él es amigo de decir lo justo para que el deportista capte rápidamente el mensaje. Se ayuda de imágenes y vídeos, pero sólo para que la explicación sea más sencilla. Además, los hombres de Ancelotti saben que en la figura de su hijo tienen un técnico joven, preparado y compresivo con el que pueden hablar y que les va a aconsejar y ayudar en todo momento.
Es habitual ver a Ancelotti en los partidos hablar con Davide. El italiano le consulta casi todo a su principal ayudante, que toma la voz cantante en las jugadas a balón parado. La táctica es su territorio. También tiene cada vez más peso en los entrenamientos. En Helsinki, en la sesión previa a la Supercopa de Europa, llamaba la atención como el hijo preparaba minuciosamente todo para que los jugadores trabajasen, mientras el padre, el entrenador con más Champions y el único capaz de ganar las cinco grandes ligas, hablaba con uno y con otro con absoluta tranquilidad. El heredero cada vez está más preparado.