«Es una vergüenza, un robo, ha sido escandaloso». La indignación en la cúpula del Real Madrid, provocada por la actuación de Martínez Munuera en el partido ante el Sevilla, era total, desatada, planetaria. Los dirigentes blancos claman no sólo contra el penalti inexistente pitado a Militao (que puede decidir una Liga), sino por el gol anulado a Benzema y por la falta imaginaria de Casemiro que da origen al 0-1.
«Estos arbitrajes nos inquietan», dijo Butragueño, portavoz del club, al final del partido. Se quedó corto para lo que piensan los dirigentes, el cuerpo técnico y la plantilla. En la cúpula del Real Madrid se entiende que existe un «doble rasero» arbitral del que ha sido víctima el conjunto madridista durante toda la temporada.
El ejemplo al que se refieren los dirigentes es la mano de Felipe en el derbi, igual de involuntaria que la de Militao, pero que no fue señalada por Hernández Hernández, brazo armado del Comité de Árbitros que fue designado para el Atlético-Real Madrid.
«Las campañas siempre acaban haciendo su efecto», se lamentan en la cúpula del club blanco al ver cómo desde el inicio de la temporada se puso en duda la Liga conquistada por el Real Madrid la pasada temporada y se intentó condicionar a los colegiados, que han perjudicado notablemente al equipo de Zidane en estas 35 jornadas ligueras.
El propio Zidane, que saltó al césped a pedir explicaciones a Martínez Munuera, se mostró muy enfadado por la diferencia de trato entre las jugadas de Militao y de Jordán. «No me sirven las explicaciones del árbitro porque una jugada ha ido a verla y la otra no. Si pita penalti a Militao tiene que pitar el de Jordán».
«¡Vergüenza!»
Carvajal puso un titular claro, directo, contundente y en una sola palabra a la sensación que invadió al vestuario del Real Madrid al final del duelo ante el Sevilla: «¡Vergüenza!», escribió el lateral canterano, que contempló desde la grada cómo sus compañeros eran claramente perjudicados por el colegiado en el partido que podría haberles colocado como líderes provisionales de la Liga.
La sensación que cunde en el Real Madrid es la de «impotencia». Con el paso de las horas, la indignación, lejos de mitigarse, se ha ido multiplicando. Es cierto que el club blanco sabían que esta Liga iba a ser complicada, que desde el estamento arbitral, igual que desde la Liga (que fija los horarios), sólo le iban a poner palos en las ruedas, pero no esperaban que fueran troncos de pino.