Aurélien Tchouaméni ya está recuperado y con su presencia el Real Madrid tendrá en el centro del campo la chispa que necesita para afrontar un mes de febrero frenético, donde jugarán partidos cada tres días y se medirán a rivales de la talla del Barcelona, el Liverpool o el Atlético de Madrid. Con el francés la medular madridista crece en físico, calidad y táctica.
Tchouaméni sufrió una lesión en el sóleo un día antes de tener que poner rumbo a Riad para disputar la Supercopa de España. El francés se quedó en su casa y los blancos viajaron a Arabia Saudí sin un futbolista capital en la alineación de Ancelotti. Obviamente, le echaron de menos, pero por fortuna para los intereses de Ancelotti y su equipo ya está de vuelta en un tramo de la temporada tremendamente exigente.
«Necesitamos a Tchouaméni en este mes de febrero a tope», aseguran en el club, conscientes de lo importante que es el francés. Los primeros meses del francés en el Real Madrid han dejado claro que es un jugador fundamental. Desde que debutó ante el Eintrachat de Frankfurt en la Supercopa de Europa, sólo dejó de jugar dos partidos hasta la lesión previa a la Supercopa, demostrando que para Ancelotti es una pieza fundamental en el centro del campo.
Tchouaméni ha caído de pie en un Real Madrid que ha encontrado un centrocampista de futuro, pero también de presente. A sus 23 años recién cumplidos, pocos jugadores hay en el panorama futbolístico actual tan dominador. Es capaz de gestionar el partido a su gusto con un poderío físico superlativo y una calidad que está impresionando casi tanto como su envergadura. Juega y hace jugar a sus compañeros. Y lo que es más importante, cada partido que pasa sube un poco el listón. En esta segunda mitad de la temporada tiene que ser el jefe de la medular madridista.
