El Real Madrid continúa en un proceso continuado de adaptación a una de las temporadas más duras que se recuerdan en el seno de la entidad. Las limitaciones económicas marcaron la planificación de una plantilla que está lejos de las mejores de Europa en calidad y en profundidad. El objetivo en campañas anteriores era, indudablemente, competir por el título, pero en este 2021 al Madrid se le ha complicado incluso el pase a los cuartos de final.
Las cuentas del cuadro dirigido por Pablo Laso les dejan en una lucha encarnizada por entrar en las eliminatorias de la máxima competición continental. Acostumbrados a debatirse por el liderato o las tres primeras posiciones de la fase regular, esta es una situación novedosa para el Real Madrid, que sigue en un proceso de adaptación dentro de un tramo absolutamente clave de la temporada. Clasificarse a los cuartos de final de la Euroliga es una obligación que en estos momentos no está ni mucho menos asegurada para el equipo merengue.
A falta de cinco jornadas para el final de la fase regular, el Real Madrid se encuentra en sexta posición de la clasificación de la Euroliga. Los blancos mantienen un récord de 17 victorias y 12 derrotas, mismas estadísticas que el séptimo, Fenerbahce, y un triunfo más –mismas derrotas– que el Zenit, equipo que marca el corte de clasificados para cuartos. Por encima, el Bayern cuenta con 18 triunfos y 11 derrotas, un bagaje similar al de dos de los capos de la competición, CSKA y Efes, que se colocan con las mismas victorias pero ‘sólo’ 10 partidos perdidos.
Así las cosas, el Real Madrid tiene en su mano la clasificación, e incluso podría acceder a las posiciones de privilegio y cabeza de serie. El problema, sin embargo, está en los compromisos restantes de fase regular, en los que tendrá que pelear de tú a tú contra equipos con enormes pretensiones en la competición. Este jueves, en el primer compromiso después de la honrosa derrota en el Clásico, el Madrid recibe al CSKA de Moscú (21:00 horas), también en el Palacio de los Deportes.
Dos capos y la trampa del Asvel
Después de este compromiso, en el que el Madrid pese a su condición de local no parte como favorito, los blancos tendrán que afrontar un nuevo panorama dependiendo de su victoria o derrota en el partido, y con cuatro compromisos por delante en los que continuará con la batalla por entrar en los Playoffs de la competición predilecta del madridismo.
El Asvel, uno de los equipos más irregulares de la competición, aparece en el horizonte como una salida en la que el Madrid ‘cuenta’ con la victoria, pero bien podría pinchar. El cuadro francés es capaz de lo mejor y lo peor, y el 25 de marzo, el Real será puesto a prueba en un encuentro en el que podrían dar un paso de gigante para la clasificación al Top8 de la Euroliga.
El último campeón de la Euroliga será el primer escollo del Madrid en este rush final por la clasificación, y en el tercer compromiso, los blancos recibirán al que era el gran favorito antes de la suspensión de la competición, el Anadolu Efes de Shane Larkin y Vasilije Micić. Los turcos llegarán al Wizink Center posiblemente sin la clasificación cerrada y con un plantel superior en cuanto a individualidades al que puede disfrutar Pablo Laso.
¿Vida o muerte con Fenerbahce?
Curiosamente, el compromiso –teóricamente– más asequible del Real Madrid en lo que queda de fase regular es un clásico como Olympiacos, campeón en 2012 y 2013. El cuadro griego, venido a menos, aún no está eliminado pero apunta a descartado en el momento del encuentro ante el Real, que en casa debe imponerse en un día en el que pueden confirmar su pase a los cuartos de final.
Superados los cuatro primeros escalones, con mayor o menor éxito, el Madrid se presentará en un último duelo de fase regular que puede convertirse en un partido a vida o muerte con el otro favorito venido a menos en la presente temporada, el Fenerbahce de Igor Kokoskov, en Estambul. Los turcos, séptimos actualmente con el mismo récord que el Real, deben cerrar su clasificación y podrían llegar, al igual que los blancos, con todo decidir a una última jornada que puede convertirse literalmente en una final para dos de los grandes equipos del continente.