“Queremos ganar la Liga del coronavirus”. La Liga más extraña de nuestras vidas. Sergio Ramos hizo público el pensamiento único de un vestuario que se unió para conquistar un título que apetecía mucho por el Santiago Bernabéu cuando vivíamos en plena normalidad y que se convirtió en un auténtico reto en esta nueva anormalidad que nos acompaña en nuestro día a día.
El último partido de nuestra vida anterior, esa en la que no estaba ‘prohibido’ darse besos y abrazos y en la que la mascarilla no era un complemento más, el Real Madrid perdió ante el Betis en un estadio Benito Villamarín que estaba lleno. Quién lo diría. Aquella noche los blancos cayeron ante el conjunto verdiblanco tirando por la borda el liderato recuperado una semana antes en el Clásico que se jugó en el Santiago Bernabéu. Sí, el que se ganó con goles de Vinicius y Mariano. Después el mundo se paró y no volvería a activarse para los los de Zidane hasta el 11 de mayor, día en el que el Real Madrid regresó al trabajo en Valdebebas.
Por aquel entonces, los jugadores tenían que trabajar de manera individual y en turnos. La situación era extraña, pero poco a poco se fue normalizando y con la vuelta al trabajo en grupo llegó la conjura. No hay nada como mirarse a los ojos dentro de un vestuario para concienciarse de que un reto es posible. El del Madrid de Zidane no era otro que no fallar en las 11 finales que les quedaban por delante para ser campeones.
Convencidos de ello, volvió un fútbol diferente, pero con la meta en el mismo sitio. Sin público y jugando en el estadio Alfredo di Stéfano el Real Madrid reanudó la competición a dos puntos de un Barcelona que tenía ventaja. En la primera jornada no hubo errores. Los azulgranas ganaron al Mallorca y los blancos hicieron lo propio ante el Eibar. Tampoco habría errores en la segunda final. Los de Setién vencieron al Leganés y los de Zidane al Valencia. Entonces llegó la tercera y el sorpasso.
El Barcelona no pudo pasar del empate ante el Sevilla en el Pizjuán, mientras que los blancos ganaron a la Real Sociedad en San Sebastián. Ambos transatlánticos del fútbol español empataban en lo más alto de la clasificación, aunque la deferencia de goles jugaba a favor del Madrid. Una tregua se vivió en la quinta final, donde el Barça ganó al Athletic y los madridistas al Mallorca. Luego, llegó el descalabró culé.
Dos empates consecutivos ante Celta y Atlético, acompañados de dos victorias del Madrid ante Mallorca y Espanyol, dieron un colchón a los blancos que terminaría siendo definitivo. Ninguno de los dos volvería a fallar hasta que la diferencia de puntos fue insalvable para los catalanes, lo que ha terminado dando la Liga a los blancos. El campeonato del coronavirus. El más raro de nuestras vidas. Pero sobre todo, la Liga del Real Madrid.
