Liga Santander: Real Madrid - Barcelona

Demasiado Madrid para tan poco Barça

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El Real Madrid se impuso 3-1 al Barcelona en el Clásico.

Un Real Madrid sólido, serio, comprometido y eficaz no dio opción alguna en el Clásico a un Barcelona blandito y acomplejado, que sólo reaccionó al final. El repaso táctico de Ancelotti a Xavi Hernández fue antológico y los blancos aprovecharon todas las debilidades de los azulgranas para abrochar el partido al descanso. Marcaron Benzema y Valverde en la primera parte, acortó distancias Ferran Torres en los minutos finales y Rodrygo de penalti hizo el definitivo 3-1. El Madrid recupera el liderato de la Liga y sigue invicto.

Forrest Gump tenía razón. Un Clásico es como una caja de bombones: nunca sabes el que te va a tocar. Y puede que esa incertidumbre incremente la expectación. Los hemos visto emocionantes y aburridos, intensos y laxos, con goleadas y sin ver puerta, con patadas, con protestas, con pitadas, con dedos en el ojo y hasta con cochinillos en el césped. La historia del de esta tarde en el Bernabéu estaba, a la hora de la siesta, por escribirse.

Ancelotti prefirió no complicarse la vida y tiró por lo fácil. Los del año pasado, con la actualización del software en el mediocentro –Tchouaméni por Casemiro– y sin Courtois. Palabras mayores. Jugar un Clásico sin Courtois es como pretender llenar una bañera sin ponerle el tapón o como irse a pasar las Navidades a Burgos sin abrigo. El sostén del Real Madrid la temporada pasada dejaba a su equipo con una incómoda sensación de vértigo al mirar hacia atrás. Mejor no pensar el marrón que debía comerse Lunin, que ni Tezanos manipulando encuestas, oiga.

Al margen de la ausencia de Courtois no faltaba nadie en el once de Ancelotti. Carvajal, Militao, Alaba y Mendy integraban una defensa sin el corajudo Rüdiger, que afilaba su máscara para salir en la segunda mitad. En el medio del campo los eternos Kroos y Modric escoltaban a Tchouaméni y arriba la doble V (Vinicius y Valverde) flanqueaban a un Benzema que sigue buscándose desesperadamente en la víspera de recoger este lunes el Balón de Oro por lo que hizo el curso pasado.

Enfrente Xavi Hernández, entrenador y jardinero, deshojó la margarita y le salió Sergi Roberto. Y en otro pétalo De Jong. Piqué y Gavi, al carrer. Y Koundé a jugar aunque fuera escayolao. La alineación del Barcelona en el Bernabéu, a falta de ver los primeros minutos por su había alguna cruyffada, la formaban Ter Stegen bajo los palos, con línea de cuatro atrás en la que aparecían Sergi Roberto, Koundé, Eric García y Balde, el centro del campo para Busquets, De Jong y Pedri. Los tres de arriba se mantenían intactos: Raphinha, Dembélé y Lewandowski. En resumidas cuentas: el marrón de secar a Vinicius para Sergi Roberto. Pobre.

El caso es que nos dieron las cuatro (y cuarto) y echó a rodar el balón por el césped del Bernabéu. Comenzaba el Clásico. Y lo hacía con más respeto que una convención de japoneses. El Real Madrid atacaba en 4-3-3 y defendía en 4-4-2 porque Fede Valverde retrasaba su posición. El Barcelona, juntito y concentrado, alargaba sus posesiones no para buscar la meta de Lunin sino para alejar la pelota de Ter Stegen.

Al filo del minuto Juanito llegó la primera ocasión del Real Madrid merced a la vertiginosa conexión Mendy-Vinicius. El balón hizo trasbordo en un defensa del Barça y evitó que el remate del brasileño dentro del área cogiera portería. Fue el primer aviso del Real Madrid en el Clásico. Y el último.

Maestro Kroos

A la siguiente jugada, zas, el 1-0. La clase magistral de Kroos en la recuperación y en la conducción del balón, ante un Busquets retratadísimo, inició la jugada para que Vinicius acelerara. El brasileño lo hizo, se plantó solito ante Ter Stegen, que sacó una mano mágica en el uno contra uno. Pero sus compañeros, que volvían más fatigados que un gregario en el Tour, no le ayudaron en el rechace. Todos siguieron la pelota y dejaron solito a Benzema, que aprovechó para marcar a placer.

Vibraba el Bernabéu con su Real Madrid por delante en el Clásico. Pero el Barcelona, aunque acusó el sopapo, tragó saliva y no se rindió. En el 24, en el primer despiste defensivo de Militao, Lewandowski la tuvo bajo palos para marcar. La echó al cielo, todavía sin techo, del Bernabéu. Era más fácil marcarlo, igual de sencillo que haberlo anulado por fuera de juego.

La ocasión espoleó al Barcelona, que tuvo dos ocasiones más que marraron el propio Lewandowski primero y Dembélé después. El Real Madrid había perdido el hilo y Vinicius los nervios. El brasileño vio una justa amarilla por protestar. Xavi aplaudía a los suyos por lo de la posesión y tal. Pero entonces los de Ancelotti reaparecieron en el Clásico para hacer el segundo.

Zarpazos del Madrid

Fue otra jugada vertiginosa que pilló mal parada a la defensa del Barcelona. Y un regalo del tal Eric García, el enchufado de Luis Enrique. Vinicius se asoció con Tchouaméni, este con Mendy y el francés, que levantó la cabeza, vio la llegada desde segunda línea de Fede Valverde. El uruguayo armó la diestra y se sacó un tiro raso y seco ante el que nada pudo hacer Ter Stegen.

Otra vez el Bernabéu en pie y el Real Madrid con una efectividad del cien por cien en ocasiones de gol.

Con el 2-0 y el Barcelona tocado y casi hundido nos fuimos al descanso con varias conclusiones. La primera, que el Real Madrid tiene mucho más claro a qué juega que el equipo de Xavi. La segunda, que Kroos completó un recital y fue un tres en uno: recuperó como Tchouaméni, tocó como Kroos y condujo como Modric. Y que entre la solvencia de los centrales y el trabajo del mediocentro el equipo de Ancelotti supo enjaular a Lewandowski y atar la mitad del Clásico.

En el descanso Xavi puso a calentar a Ansu Fati y Gavi pero era un amago. Se inició el segundo tiempo y no hubo cambios. El Barcelona seguía sin comparecer al Clásico. Y Gavi, el jugador más bullicioso del equipo, seguía incomprensiblemente en el banquillo. En el 51 el Real Madrid hizo el tercero, un golazo de Benzema después de una gran diagonal de Modric. Karim la puso con sutileza lejos del alcance de Ter Stegen. Por suerte para Xavi Hernández el árbitro anuló el tanto por fuera de juego.

El técnico azulgrana quitó de golpe a Raphinha, Busquets y Balde y metió a Ferran, Gavi y Jordi Alba. La entrada del joven centrocampista sevillano agitó a un Barça demasiado mustio. Pero el Real Madrid seguía teniendo el Clásico bajo control. Y eso que a Ancelotti no le había sonado aún la alarma del Nokia para los cambios. Sí a Xavi, que tenía listos para salir a Kessié y Ansu Fati.

No reacciona el Barça

El recital defensivo de Carvajal y Alaba era imponente, igual que el partido de Kroos, que juega a otra cosa. En el 72 entró Ansu Fati por un irreconocible Dembélé. Lewandowski por fin ganó un duelo a Militao, al que retorció la cintura, pero la jugada la abortó en el área Carvajal. No había penalti, por mucho que el polaco protestara.

Ansu Fati en el 77 dio muestras de su calidad y de que, si la salud le respetara, tendría un Balón de Oro en sus piernas. Se inventó na jugada en la frontal que abrochó con un disparo desde fuera del área que se marchó fuera. Ancelotti metió a Camavinga por Modric en el 78. El Clásico, ya en su recta final, seguía bajo control blanco.

En el 82 Xavi Hernández prescindió de Pedri para meter a Kessié. A tomar por saco el estilo. Y justo entonces marcó el Barcelona. Fue una jugada directa de Ansu Fati, que sentó en una arrancada a Camavinga y Fede Valverde, la puso al área, no llegó Lewandowski pero allí llegó Ferran emboscado para birlarle la cartera a Mendy y marcar el 1-2.

El tanto dio oxígeno al Barça e hizo dudar al Madrid. Ancelotti, que había metido a Rodrygo por Vinicius, sacó también de golpe a Asensio y Rüdiger por Benzema y Carvajal. Y fue entonces, en las postrimerías del partido, cuando Rodrygo provocó el penalti de Eric García, que le pisó en el área en su primer acción en el Clásico. El propio Rodrygo ejecutó la pena máxima y abrochó el 3-1 que daba al Real Madrid la victoria ante el Barcelona y de paso el liderato de la Liga.

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