La eliminatoria de cuartos de final de la Champions League que mide a Real Madrid y Chelsea se verá marcada por la crisis institucional derivada de la relación del magnate Roman Abramovich, aún propietario de la entidad aunque inhabilitado como director por su relación con el régimen de Vladimir Putin y, por ende, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El Chelsea deberá adaptarse a las consecuencias impuestas por el Gobierno de Reino Unido y la Unión Europea, que van desde la prohibición de vender entradas hasta la limitación de presupuesto para los viajes como visitantes.
La explosión de la guerra entre Rusia y Ucrania con la invasión de territorio enemigo indicada por Vladimir Putin provocó la vigilancia extrema sobre el propietario del Chelsea, por su relación con el régimen ruso. Las consecuencias fueron más allá, dictadas por el Gobierno británico y no se resumen en el proceso de venta en el que está inmerso en club, donde no queda claro aún quién será el comprador pero sí que Abramovich no podrá obtener beneficios de ella.
Al magnate se le han bloqueado sus cuentas, por lo que no podrá ingresar ni gastar, pero el Chelsea es el que está pagando el pato como entidad debido al cerco estrechado por el que todavía es su propietario. La serie ante el Real Madrid vivirá su partido de ida en Stanford Bridge, la casa de los blues, pero el partido salvo revocación de la sanción por parte del Gobierno, se celebrará a puerta cerrada.
Puerta cerrada en Stanford Bridge
El Chelsea, además de tener su venta bloqueada, tiene prohibido vender entradas a los aficionados, por lo que no podrá llenar las gradas de su estadio ni con aforo limitado. En Premier League sí podemos ver a los seguidores del equipo londinense, al entrar en liza los abonos, pero en Champions, también en los cuartos de final, los socios deben pagar su entrada para acudir a Stanford Bridge mediante una compra… algo que el Chelsea no puede acometer.
En el Real Madrid también se verán afectados por la sanción al Chelsea, ya que no podrán comprar entradas a los londinenses para el encuentro y los aficionados madridistas no podrán animar a su equipo en una eliminatoria clave de la Champions League. Lo que sí se concederá, por parte de la UEFA, será alrededor de dos centenares de entradas de cortesía para familiares, directivos y otros compromisos del club.
Esta sanción, de no revocarse, se extendería también a unas hipotéticas semifinales de la Champions League, pero no en la final, ya que ahí es la UEFA la que vendería las entradas sin necesidad de intermediación del Chelsea, por lo que los seguidores blues sí podrían acudir a Saint-Denis en caso de que los suyos se clasifiquen para el partido por el título por segundo año consecutivo.
‘Veto’ al Chelsea en Madrid
Además, de cara al partido de vuelta en el Santiago Bernabéu, el Chelsea y sus aficionados también se encontrarán con importantes limitaciones. La entidad tiene limitado su presupuesto de viajes a 24.000 euros de cara a las visitas, también en Champions League, mientras que sus aficionados sólo podrían adquirir, salvo cambio, entradas en la reventa o directamente desde Madrid, algo más que complicado y que les deja con escasas opciones de viajar, porque la vía habitual de cesión de tickets del club local al visitante está limitado por la mencionada prohibición de venta para el Chelsea, intermediario en este supuesto.