El Real Madrid ganó en Braga un partido de Champions con el modo Clásico activado. Rodrygo y Bellingham hicieron los goles del conjunto de Ancelotti, que hizo un partido al trantrán suficiente para ganar a un equipo entusiasta pero limitado. La peor noticia para los madridistas fue la lesión de Bellingham, que se marchó cojeando a cuatro días del partido ante el Barcelona. Y el inglés es medio equipo en el Madrid. Carletto dice que no es nada, pero Carletto no siempre dice la verdad.
Con un ojo en la Champions y otro en el Clásico Ancelotti diseñó una alineación que parecía un Toyota: híbrida. Descansaban Alaba, Mendy, Tchouaméni y Kroos, cuatro de los futbolistas que serán titulares ante el Barcelona, y entraban en sus respectivos puestos Nacho, Fran García, Camavinga y Modric. Sólo el francés parece con opciones de salir de inicio en Montjuic.
El de Braga era un duelo teóricamente apacible para el Real Madrid pero, como una tarde nublada de verano, el chaparrón podía liarse en un decir amén. Más aún con la tendencia natural del equipo madridista a despistarse como un adolescente en clase de Filosofía, cuando no a pegarse directamente tiros en los pies.
Concluyamos el repaso a la alineación de Ancelotti por las dudas en cuanto al sistema. ¿Sería un 4-4-2 en rombo o volvería Carletto 4-3-3 de otras temporadas? En el primero Camavinga sería el único pivote, con Modric y Valverde a sus costados y con Bellingham en el vértice del rombo. En el segundo Camavinga repetiría pero esta vez los volantes serían Modric y Bellingham y Valverde volvería a adelantar su posición a esa suerte de falso extremo derecho como en los tiempos del doblete. Pronto saldríamos de dudas.
Modric se adentra en su nueva vida
✍️@IvanMartinCu, enviado especial en Bragahttps://t.co/AEkCzhSIAU
— okdiario.com (@okdiario) October 24, 2023
Lo hicimos a las primeras de cambio mientras una humareda densa y gris, fruto de las bengalas, envolvía el estadio del Braga. Y no era ni o uno ni lo otro sino un 4-4-2 en defensa, con Valverde y Bellingham en los costados del medio campo, que pasaba a ser cualquier cosa en ataque porque Valverde se iba al extremo y Bellingham trataba de jugar por cualquier sitio.
Bellingham chupa cámara
Intentó dominar el Real Madrid en el arranque del juego ante un Braga que no se arrugaba con la pelota. Modric se veía extraño y no encontraba su sitio en un esquema que prioriza buscar a la velocidad y no la pausa. Los locales, que tiraban su defensa al mediocampo, recortaban el espacio al equipo de Ancelotti, que lo fiaba todo al recurso del balón largo en busca de la velocidad de los dos brasileños, que no están pero se les espera.
Así llegaría el 0-1. Un pelotazo de Nacho, que se convirtió en un pase largo imponente, un desmarque de Vinicius, un despiste de Saatci, una asistencia de Vini con más veneno que una intervención de Rufián en el Congreso y un remate raso y certero de Rodrygo que rompía, por fin, una pertinaz sequía de más de dos meses sin marcar.
Respondió el Braga con orgullo y valentía y se asomó con peligro al área de Kepa con sendos centros que el Real Madrid defendió mal, entre la apatía y la empanada. La cosa no pasó a mayores. El tanto alegró a un mustio Rodrygo, que se animó hasta a pegarle desde fuera del área. Pero los blancos insistían en activar el modo de ahorro de energía en defensa y se llevaban algún sofocón.
El Real Madrid empezaba a verse tan superior que empezó a pecar de autocomplacencia. Ya saben, qué guapa soy y qué tipo tengo. Sólo Vinicius, siempre a la carrera, parecía empeñado en ampliar la renta del equipo de Ancelotti aunque sólo fuera por su propia estadística. Tanta ansia tuvo por marcar que se metió en fuera de juego por una distancia que serían a ojo unos tres Faletes antes de asistir a Rodrygo para hacer el segundo. El colegiado, aunque tarde, lo anuló con justicia.
Vinicius se estira, Bellingham sentencia
Eso fue en el 35 y en el 36 otra vez Vinicius, omnipresente y agitador, la tuvo tras una cantada de Mateu pero su vaselina salió más siniestra que las hijas de Zapatero. El gol hacía la cobra al brasileño, pero por insistencia no iba a ser, eso seguro. Con la enésima ocasión de Vini y la sensación de que todo estaba bajo control, nos fuimos al descanso con el pírrico y suficiente 0-1 a favor del Real Madrid en Braga.
De salida el Madrid le puso más interés. Bellingham la tuvo en el 50 con una media volea preciosa que sacó a mano cambiada el meta Matheus. El equipo de Ancelotti le había metido un acelerón al partido y comenzó a coleccionar ocasiones. Primero Camavinga y luego Carvajal rondaron el 0-2 con sendos remates.
Pero tuvo que ser Bellingham, quién sino, el que lograra el segundo del Real Madrid con un toquecito sutil y raso desde dentro del área. Participaron en la jugada los dos brasileños, Rodrygo primero y Vinicius después, y la embelleció el inglés con un toquecito esquinado y sutil al que respondió Matheus con una estirada tardía siquiera sea para embellecer el lienzo.
No había terminado el Real Madrid de celebrar el segundo cuando encajó el gol del Braga tras un error defensivo de Fran García, que cerró mal su espacio y dejó solito a Djaló, que fusiló a placer a Kepa. Pues nada, 1-2 y otra vez la incertidumbre sobrevolaba el bonito estadio del Braga. El tanto espoleó al Braga y dejó tocado al Real Madrid.
Sufrimiento al final
Reaccionó Ancelotti en el 70 con un cambio muy italiano: Tchouaméni por Rodrygo. Era un cambio defensivo y necesario, porque Kepa había salvado al Real Madrid en una acción con más suerte que pericia. El equipo blanco, que había perdido el hilo, se encomendó a Mendy, que entró por Fran García.
El Madrid coqueteaba con el trastazo y sólo la suerte y la falta de puntería del Braga estaban evitando lo inevitable que parecía el empate de los portugueses. Así fue hasta el 82 cuando un pase largo de Camavinga lo aprovechó Vinicius para acelerar y plantarse solo ante Matheus. Le batió pero el colegiado lo anuló y el VAR lo ratificó.
Al final llegó la peor noticia para el Real Madrid: la lesión de Jude Bellingham. El inglés, que sufrió un tirón en los abductores, tuvo que retirarse del campo con el Clásico a la vuelta de la esquina. Habrá que ver el alcance de su lesión porque su baja en Montjuic sería una pérdida irreparable para Ancelotti.