Crece el entusiasmo con Eduardo Camavinga. El joven futbolista francés sigue aprovechando los minutos que le da Carlo Ancelotti y, mientras llega su oportunidad como titular, se ha convertido en el revulsivo perfecto. Hasta el momento, ha sido fundamental para la victoria del Real Madrid en los tres partidos en los que ha entrado desde el banquillo. En Mestalla, aunque no tuvo incidencia directa en los goles, su presencia sirvió para darle más ritmo al equipo y, sobre todo, mucho músculo en el centro del campo.
El propio Ancelotti reconoció después su propio acierto a la hora de hacer los cambios. El técnico afirmó que buscaba un mayor dinamismo que les empujase a la remontada y eso fue lo que encontró con la entrada de Camavinga. Hasta el momento, el ex del Rennes está siendo una apuesta segura, como se puede ver en los resultados del equipo en los últimos tres partidos.
Ante el Valencia, el partido parecía roto por momentos y los madridistas sufrían. Entonces Ancelotti se arriesgó, quitó a Modric e introdujo al francés. Algo que ya le salió bien ante el Inter y que volvió a funcionar frente a los de Bordalás. Su entrada sirvió para que el equipo se asentase en campo contrario. Los blancos iban por detrás en el marcador, pero se negaban a caer por primera vez esta temporada. Camavinga equilibró el equipo, que notaba ya la fatiga y se descosía en el centro del campo. Su entrada permitió al equipo irse arriba y darle un empujón hacia la remontada, que se terminaría logrando.
En los 23 minutos que el joven centrocampista francés estuvo sobre el césped, sus números no pudieron ser mejores. Lanzó al equipo arriba, pero también colaboró en defensa, cumpliendo con las expectativas de Ancelotti. En el descuento, cortó una contra que ponía en riesgo la victoria. Durante su corta estancia en el terreno de juego volvió a hacer alarde de su increíble técnica y de su precisión, perdiendo únicamente uno de los 23 balones que tocó, con un porcentaje de acierto en el pase que se acercó al 95%.
Clave en sus dos primeros partidos
El último fichaje de los blancos debutó en el Bernabéu ante el Celta. Entró ya con el Madrid mandando en el marcador por 3-2 y fue el encargado de sentenciar el partido, marcando a los seis minutos de entrar sustituyendo a Hazard. Entonces ya dejó, además, detalles de su enorme calidad, llevándose el aplauso de la grada.
Pero fue contra el Inter cuando mayor incidencia tuvo. Entró de nuevo en el tramo final del encuentro, por Modric y a falta de 10 minutos para que terminase el encuentro. Su estreno en Champions con el conjunto blanco no pudo ser mejor. Su entrada provocó que el equipo se lanzase de lleno a por la victoria, después de sufrir demasiado durante prácticamente todo el encuentro.
En los últimos minutos, de una gran jugada nació la asistencia a Rodrygo, que no perdonó. Además del mérito del extremo, cabe destacar el del francés, que rompió la defensa al tirar la pared con Valverde y se sacó un pase tremendo para el brasileño, que hizo el gol de la victoria.
