El centrocampista conoce a la perfección las debilidades del Dortmund

Bellingham, agente secreto en Londres

Bellingham es el mejor scouting posible para que el Real Madrid sepa a lo que se enfrenta ante el Borussia Dortmund

Bellingham, final Champions
Bellingham.

Las oficinas de servicio de inteligencia secreto de Reino Unido se encuentran en Londres desde su fundación en 1909. Conocido popularmente como el MI6, el Real Madrid contará con su particular agente infiltrado para la final de la Champions League en Jude Bellingham. El centrocampista británico conoce mejor que nadie las interioridades del rival de los blancos después de haber militado tres temporadas en el Borussia Dortmund.

Bellingham reúne todas las cualidades de un buen agente secreto. Tiene inteligencia táctica, posee olfato, cuenta con una técnica exquisita y no se le caen los anillos si tiene que darse una paliza física. Jude podría dedicarse al espionaje, pero estos atributos guarda para el terreno de juego, donde los aplica con suma eficacia.

El centrocampista, sin embargo, es en esta final los ojos y el oído del Real Madrid dentro de un vestuario de un Dortmund que conoce al dedillo. Bellingham llegó siendo un niño de apenas 17 años recién cumplidos a la ciudad de Renania y bien pronto demostró su valía anotando un gol al mes de haber debutado.

Así era Bellingham en Dortmund

Jude fue acogido con mucho cariño por sus compañeros y eso que eran los tiempos de las mascarillas y la pandemia estaba muy reciente. El inglés hizo muy buenas migas con jóvenes angloparlantes como Erling Haaland y Jadon Sancho, aunque siempre cuidó de tener el favor de veteranos del vestuario como Marco Reus o Mats Hummels, tomándoles como sus principales mentores.

El joven Bellingham se forjó usando los entrenamientos como un juego y el Footbonaut fue lo que hizo que se ganase el respeto de todos y puliese su técnica al máximo. En las instalaciones del Dortmund, encontramos esta máquina de entrenamiento que dispara balones a diferentes velocidades y trayectorias a los jugadores, quienes deben controlar y pasar el balón a un cuadrado resaltado. Los técnicos dicen que es el ejercicio de mayor precisión del mundo.

Bellingham era, de largo, el mejor con esa máquina que cuesta la nada desdeñable cifra de dos millones de euros. El jugador se picaba con los veteranos y hasta ayudaba a su entonces compañero Haaland a mejorar su juego en espacios reducidos. Jude se pasaba horas y horas creciendo hasta convertirse en el futbolista que es hoy.

El jugador, gracias a su ya sabida entrega en el campo, se ganó el favor de la afición de un Signal Iduna Park que bebía por sus vientos y que no le pitará en Wembley. Bellingham no sólo fue estrella del Dortmund, sino el ejemplo perfecto de lo que hace este club alemán no es casualidad. Siempre aciertan fichando a los mejores jóvenes para luego venderle por el triple de los que le costaron. Jude, sin ir más lejos, les costó 30 millones y lo vendieron por 103.

Casi un año después de su salida, Jude se encontrará con sus viejos amigos en Wembley en un partido que será de lo más especial para él en lo personal. El Dortmund es el club donde más tiempo ha militado en toda su corta carrera deportiva. Si Bellingham ha dejado huella madridismo en apenas unos meses, tres temporadas completas de él le convirtieron en el santo y seña del Borussia.

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