El Real Madrid fue un buen vecino y sí que hizo pasillo al Atlético, que se llevó un derbi sin picante. Ancelotti presentó un once plagado de suplentes y el Madrid entregó el primer tiempo. En la segunda parte salieron varios titulares y hubo algo parecido a un partido, aunque Griezmann perdonó las ocasiones más claras. A los de Simeone les vale el gol de penalti de Carrasco para dejar casi asegurada su presencia en la próxima Champions, esa competición en la que juegan once contra once y (casi) siempre gana el Madrid.
Érase una vez un derbi descafeinado como el café de un hipertenso. Érase una vez un derbi sin picante ni chicha. Érase una vez un derbi entre un equipo que nadaba en el éxito y otro que metía los pies en el fracaso. Érase una vez un derbi sin pasillo. El Real Madrid llegaba al derbi después de bañarse en La Cibeles y con La Decimocuarta en el horizonte. El Atlético, con ganas de sellar el pasaporte a la Champions que amortizara una temporada discreta y gris, como un funcionario del Registro Mercantil.
Más por envidia y por miedo a sus aficionados más antimadridistas –suponiendo que alguno no lo sea– el Atlético decidió pasarse por el forro el pasillo al campeón de Liga, aunque en realidad llevaban toda la temporada haciéndolo. El Real Madrid, por acertada decisión de Ancelotti, respondió con indiferencia y con una alineación más propia de una primera eliminatoria de Copa que de un derbi.
Para que se hagan una idea el portero era Lunin y el delantero centro Mariano. Bueno, Jovic que Mariano se lesionó en el calentamiento. No hay más preguntas, señoría. Y si las hubiere diremos que el resto del equipo lo integraban Lucas, Militao, Vallejo y Nacho en la defensa; Casemiro, Camavinga y Kroos en el centro; con Asensio y Rodrygo escoltando al citado Jovic. Ni rastro, por unas cosas o por otras, de Courtois, Carvajal, Alaba, Mendy, Modric, Valverde, Vinicius o Benzema, entre otros.
Enfrente Simeone, que debe agradecer al Betis haber dimitido de la Liga tras ganar la Copa, ponía un equipo sin Griezmann ni Luis Suárez. Cosas del Cholo. Jugaban Oblak; Vrsaljko, Savic, Giménez, Reinildo; Llorente, Koke, Kondogbia, Carrasco; Correa y Cunha. Equipo compacto, puede que algo primitivo, pero lo bastante solvente como para ganar el derbi, dar una alegría de las que le gustan a los rojiblancos y apuntarse a la próxima Champions, esa competición que el Real Madrid gana como nadie.
El derbi, aunque no se lo crean, empezó con el Atlético al ataque. Presión alta del equipo de Simeone, defensa adelantada y, al contrario de lo que suele ser su estilo, un punto de prisa por ganar el partido en lugar de madurarlo. Correa tuvo la primera a los tres minutos después de un buen robo alto de Kondogbia a Camavinga. El disparo del argentino se marchó susurrando por fuera al palo derecho de Lunin.
Manda el Atleti
También Carrasco, otra vez con un Kondogbia incontenible, la tuvo en el minuto 6 pero se cruzó Militao, que despertó justo a tiempo para evitar males mayores. Y otra vez Carrasco, un minuto después, sentó a Casemiro en el área y disparó fuera al palo corto de Lunin. El Atlético era un vendaval y el Real Madrid no sabía por dónde le daba el aire. Disfrutaba el Wanda, pero también se impacientaba sabedor de que a los blancos hay que matarles… y cuanto antes, mejor.
Jovic se presentó al derbi con una amarilla tan justa como la que no había visto Savic unos minutos antes. El Atlético, algo desinflado en su vigor inicial, se tomó un respiro que agradeció el Real Madrid pero no el partido, que decayó como la audiencia de Televisión Española: en picado. Hubo que esperar hasta la media hora de juego para que los de Simeone volvieran a asomarse al área de Lunin. Lo hizo Cunha para finalizar una buena jugada colectiva, pero Nacho, más oportuno que la anilla de un paracaídas, se cruzó en su camino hacia el gol.
Por cierto, que el Real Madrid no había tirado a puerta. Lo mismo se reservaba para los últimos tres minutos como en la Champions. En el 35 el Atlético reclamó penalti de Vallejo a Cunha, pero el colegiado dijo nones. El VAR lo miró, echó un ratillo y le dijeron que se asomara a la pantalla. Soto Grado recapacitó y señaló la pena máxima. El penalti lo ejecutó, y lo marcó, Carrasco. El Atleti se ponía por delante en el derbi por méritos propios y deméritos de un Madrid de cuerpo presente.
Las caras de los jugadores del Real Madrid eran de rabia, pero por no haber podido a la final del tenis de Carlos Alcaraz y por estarse perdiendo el Gran Premio de Miami de Fórmula 1. Con todo, Kroos pudo igualar el derbi en el 44 después de una buena jugada de Rodrygo, que por fin comparecía en el Metropolitano. Y luego Jovic en el 47 perdonó un mano a mano ante Oblak que hizo que la gente del Atlético contuviera la respiración. Hubiera tenido su guasa que el Real Madrid empatara en el añadido, así en plan Champions.
Reacciona el Madrid
En el descanso Simeone metió a Griezmann por Correa y Ancelotti activó a todos sus jugadores, que salieron a jugar el fútbol y en busca del empate, que para el caso es casi lo mismo. Lo rondó en el 49 Jovic tras asistencia de Asensio. Los pesos pesados del Real Madrid (Modric, Vinicius o Valverde) empezaban a calentar. Al juego visitante respondió Griezmann con un disparo seco desde fuera del área que se marchó arriba por poco.
El derbi empezó a romperse con una ida y vuelta peligrosa para el Atlético, que era el que iba por delante. La tuvo Carrasco después de una pérdida de Nacho en la banda izquierda. También la echó arriba. Respondió Casemiro en la jugada de vuelta. Alta. Justo en el 60 le sonó la alarma a Ancelotti: fuera Casemiro y Jovic y dentro Valverde y Vinicius.
En el 62 Cunha tuvo en sus botas decidir el derbi después de un gran pase filtrado por Griezmann. El disparo del brasileño, demasiado centrado, lo rechazó abajo Lunin travestido de Courtois. Otra vez perdonaba el Atlético la sentencia. El Madrid gastaba otra vida, pero suele tener de sobra. Y Vinicius comenzó entonces a agitar el derbi y a inclinar el partido hacia el área de Oblak.
En el 76 Modric entró por Kroos y Mendy por Militao. Fede Valverde dispuso de dos ocasiones seguidas con sendos disparos soberbios desde la frontal. También la tuvo Griezmann, activo y malicioso, pero no acertó con la portería. Todavía quedaba mucho derbi. Y Antoine estaba empeñado en perdonar al Real Madrid, esta vez desde el punto de penalti. El francés seguía negado de cara al gol.
El Atlético, con el partido roto, no dejaba de perdonar. Carrasco la estrelló contra el poste en el 76. Simeone se arrancaba su injertada cabellera. El Metropolitano espoleaba a su equipo, que merecía el segundo más que el Real Madrid el empate. Pero los goles, ya se sabe, no se merecen, se marcan. Y el Atleti no los estaba marcando.
A su favor, y un poco en su contra, corría el cronómetro, que marcaba ya el minuto 80. El Real Madrid se mantenía en pie, pero no quiso activar el botón de las remontadas. Tampoco le hacía falta y puede que ni siquiera el Wanda lo mereciera. Así que pasaron los minutos, siguió sufriendo El Cholo hasta el final con las postreras ocasiones de Valverde, Asensio y Nacho, pero el Atlético se llevó el derbi porque fue quien más propuso y también quien más lo necesitaba. Al final el Real Madrid sí fue un buen vecino e hizo pasillo a los rojiblancos, que casi aseguran su presencia en la próxima Champions.