La juventud de la plantilla del Real Madrid le permite a Carlo Ancelotti contar con un extra de energía para resolver sus partidos. El entrenador del conjunto blanco, que no está siendo especialmente intervencionista en sus partidos, pudo comprobar en el último encuentro del equipo que tiene grandes revulsivos en su banquillo para poder sacar adelante los encuentros. Valverde y Camavinga se lo demostraron ante el Sevilla, siendo su entrada determinante para que la dinámica del partido diera un vuelco y acabase cambiando de signo.
Los blancos se consolidaron al frente de la Liga Santander gracias a un gol de Vinicius. Sin embargo, la tecla que tocó el técnico en el tramo final fue fundamental para que el brasileño lograse darle el triunfo al conjunto madridista.
El planteamiento del partido por parte de Lopetegui había sido perfecto. Los hispalenses se habían protegido atrás cerrando sus bandas y con un juego más directo de lo normal consiguieron que los blancos no adelantasen en exceso sus líneas. Hasta que llegó más músculo al centro del campo. El Madrid pedía a gritos refuerzos para poder robar y cercar al Sevilla y Ancelotti lo supo leer.
El italiano se ha acostumbrado en estos últimos encuentros a realizar pocas variaciones en su esquema, incluso durante el transcurso del partido. Hasta el momento le había funcionado, pero ante el Sevilla se vio obligado a dar un plus de oxígeno al equipo si quería terminar ganando el partido y no dudó en hacerlo.
Valverde y Camavinga saltaban al terreno de juego en lugar de Asensio y Modric, con cerca de 20 minutos por delante para tratar de darle un vuelco al partido y ganarlo. Y lo hicieron. Los blancos comenzaron a atosigar la salida de balón sevillista, adelantando la presión y poniendo en serios aprietos a los de Lopetegui.
La cara mostrada desde entonces por el equipo era cara bien distinta a la que se había visto durante el resto de la segunda mitad. Los minutos comenzaban a pesar en los jugadores que más carga de minutos acumulan. Sin embargo, la energía de los revulsivos fue clave. El técnico incidió constantemente al término del partido, enfatizando en lo importante que habían sido los dos cambios para lograr la victoria: «pones jóvenes frescos y te dan energía».
Una unidad B determinante
Ancelotti quiso poner en valor los cambios que había realizado, que fueron un éxito innegable, al igual que en la mayoría de las veces que el entrenador ha movido sus piezas en el resto de partidos. Aunque durante los últimos partidos se ha caracterizado por tocar al equipo lo menos posible, incluso teniendo los partidos encarrilados, siempre que pone y quita fichas de su esquema suele acertar.
El italiano se ha acostumbrado a no tocar lo que le funciona. Por el momento tiene un once definido que le ha permitido en este mes solventar los partidos antes de tiempo, haciendo que los cambios no fuesen tan necesarios como lo fueron frente al Sevilla. Sin embargo, en los momentos en los que ha tenido que sentar a algunos de sus indiscutibles para mejorar el juego del equipo, lo ha hecho, con un alto porcentaje de éxito.
Carletto sabe que la savia joven con la que cuenta en sus filas supone un importante revulsivo y que son capaces, por físico y por calidad, de cambiar el rumbo de los partidos, además de serle de gran ayuda a lo largo de la temporada. Así lo está pudiendo probar en esta primera parte del curso.
Contra los andaluces, el técnico estuvo acertado a la hora de darle un aire fresco al equipo en la segunda mitad, pero no fue la primera vez que le pasa este curso. En San Siro y Mestalla ya pudo comprobar como la entrada de Rodrygo y de Camavinga se convertían en determinantes. Entonces, al igual que frente a los hispalenses, esos cambios le permitieron darle la vuelta a los partidos y sacar los tres puntos.