El Real Madrid se cayó de forma fulminante en el encuentro clave de lo que va de temporada y lo hizo sin uno de sus grandes pilares sobre el terreno de juego. Zinedine Zidane tomó la determinación de no incluir a Toni Kroos en el once inicial para medirse al Manchester City, una sorpresa mayúscula a la que pocos le vieron sentido y que acabó volviéndose en contra del técnico galo y del propio Madrid. Esta suplencia –y ausencia en el partido–, considerada como «decisión técnica» por el propio Zidane, abre un caso que se ha repetido en los últimos partidos y atrae una afirmación a la que aún le faltan respuestas. No se sabe exactamente qué es, pero algo pasa con Kroos.
Kroos no sólo no inició el partido, sino que ni siquiera salió a calentar a pesar de que su equipo necesitaba de sus características para sostener al City. El ‘8’, a pleno rendimiento como ha demostrado en la presente campaña, es indiscutible en la práctica mayoría de los aficionados madridistas y también lo era para Zidane, pero algo ha cambiado para que el alemán se haya convertido en sospechoso habitual a la hora de cambiar algo en el entramado de Zidane.
Los datos no engañan y la posición de Kroos ha pasado, según avanza la temporada, de insustituible a prescindible. Esta nueva consideración comenzó en el derbi madrileño con una primera ‘zidanada’ que acabó con el teutón en el banquillo a la salida de vestuarios tras el descanso. No existía ninguna molestia física que trascendiese, simplemente una decisión que en un primer momento no extrañó más allá del momento concreto y que incluso acabó saliendo bien a Zidane, ya que el Madrid pudo romper el empate y llevarse los tres puntos ante el Atlético.
La confianza de Zidane en Kroos a lo largo de la temporada había sido de tal calibre que el centrocampista había disputado completos 22 partidos. Por ello, extrañaron sus cambios también ante el Atlético, en la prórroga de la Supercopa de España, y frente al Celta, donde la sustitución acabó por coincidir con el empate de los vigueses. Las muestras se acumulaban pero las alarmas no acababan de saltar, hasta que el choque ante el City se erigió en el detonante.
Zidane ha acostumbrado a aficionados, rivales y opinión pública a convivir con sorpresas en sus alineaciones, pero las quinielas no planteaban una ausencia de Toni en el once. El ‘8’ comenzó el partido desde el banquillo, provocando una situación de asombro notable que iba a aumentar con el paso de los minutos. El Madrid dominaba a los puntos pero necesitaba alguien que guardase el balón, y –Modric y Valverde– los dos encargados de hacerlo, para más inri, se cargaron con sendas tarjetas amarillas al comienzo de la segunda mitad.
Ni calentó y se marchó muy enfadado del Bernabéu
El cambio parecía claro pero Zidane decidió dejar las cosas como estaban, sacando como beneficio el 1-0 de Isco. Con marcador a favor pero sensaciones en contra –Courtois hacía su segundo milagro de la noche–, todos esperaron a Kroos por Modric, Valverde o incluso Isco, pero Zizou ya había dejado claro que no era la noche de Toni, que ni siquiera salió a calentar como sí hicieron los reemplazos madridistas: Bale, Lucas y Jovic.
Huelga decir que la ausencia en el partido no contentó a Kroos, que se marchó del Santiago Bernabéu –charla con Guardiola mediante– con un cabreo tremendo que no hace sino alimentar la opinión de que algo sucede con el alemán para que Zidane haya pasado de confiarle las llaves del Real a no darle ni bola. La situación, por el bien del Madrid, requiere de una solución inmediata.
