El tercer partido de la final de la Liga Endesa estuvo marcado por muchas circunstancias, casi todas favorables al Real Madrid, pero uno de los secretos del partidos fue que los blancos comenzaron ganando. «¡Siempre un paso al frente!», se podía leer justo antes del comienzo del partido en uno de los fondos del Palacio de los Deportes. Era el impresionante tifo de los Berserkers, grupo de animación madridista, en homenaje a Pablo Laso. El primer punto ya lo habían anotado a ellos y a partir de ahí el Madrid de Mateo tejió un triunfo escandaloso.
Con una defensa que gana campeonatos y un ataque medido, con todas las piezas engrasadas y preparadas para aportar y ganar por aplastamiento, el Madrid no dio opción a un Barcelona que pareció más desdibujado aún que en el primer encuentro de la final, y que cayeron con la misma claridad que este para quedarse al borde de un precipicio por el que podrían caer –o sobrevivir– el domingo, en un cuarto partido en el que el Madrid espera cerrar, con trabajo y determinación, una fiesta en homenaje a todos los caídos durante la temporada.
«Necesitamos una más», reconocía Poirier, uno de los protagonistas del triunfo tras atar el 2-1. El galo, igual que Llull, Causeur o Yabusele, fue clave en el tramo de despegue de un Madrid que levantó de sus asientos gracias a su sobresaliente capacidad de manejarse en el barro, hasta hacer de ello una exhibición. «La clave es que hemos estado muy intensos los 40 minutos», añadía Deck, en sala de prensa, después de una actuación individual de las que le hacen confirmarse como uno de los ídolos del madridismo pese a su fuga a la NBA.
🛡 ¡SIEMPRE UN PASO AL FRENTE! pic.twitter.com/kFxPNqAimm
— Real Madrid Basket (@RMBaloncesto) June 17, 2022
Sin embargo, el que más claro lo tenía era un Chus Mateo que pese a estar de nuevas como entrenador jefe, está curtido en mil batallas de esta índole. «Esto no está acabado», comenzaba el técnico que reemplaza a su compañero y amigo Laso. «Queda una, seguramente la más difícil», continuó, seguro de sus palabras.
Y es que Chus, como todo seguidor que levante un pie del acelerador eufórico al que ha sometido esta última versión del Real Madrid, analiza a un Barcelona que irá a morir este domingo y que tiene calidad a raudales para competir hasta el último instante de una final que sólo necesita un paso más del Madrid para convertir la copa de campeón de Liga de nuevo en blanco. Un paso más, complicado, pero como rezaba la pancarta que presidió el 2-1 merengue, siempre un paso al frente.