El Real Madrid comienza su gira semanal con una victoria que lejos de ser brillante, sí resulta balsámica y muy positiva por lo competitivo del equipo en defensa. El conjunto entrenado por Chus Mateo se impuso al Bayern de Munich (64-68) en un día en el que había que bajar al barro y se hizo durante los 40 minutos, pero sobre todo en una segunda parte en la que ni uno ni otro equipo encontraron el acierto deseado y fue el que mejor cerró su aro, en este caso el Madrid el que acabó llevándose el gato al agua.
Venía el Madrid de caer ante el Monaco, in extremis, en el Palacio de los Deportes, por lo que un nuevo tropiezo en su visita a Munich les alejaría con altas probabilidades del vagón de cabeza. El conjunto alemán no ha dado con la tecla en lo que va de temporada pero en su cancha son un equipo competitivo y con argumentos individuales para ponerle las cosas complicadas a cualquiera. Así lo harían con el cuadro merengue, en un choque marcado por la igualdad de un marcador en el que nunca nadie se separó más de ocho puntos, provocando la reacción inmediata del contrario en cuanto se daba este caso.
Tavares y Llull fueron dos líderes clásicos madridistas en un día en el que Musa no estuvo tan acertado como acostumbra, pero lo compensó fajándose en defensa y en el rebote. Hezonja, Williams-Goss y un Yabusele de vuelta también colaboraron como secundarios a plantar el muro madridista en un triunfo mucho más importante de lo que parece.
Por parte del Bayern, que amagó al final con darle el mismo susto que había brindado días atrás el Monaco, la referencia fue un viejo conocido de la afición madridista, el veterano Othello Hunter, que formó una buena sociedad con Walden en un equipo que peleó de tú a tú durante todo el encuentro, pero al que se le vio que le falta un puntito de calidad extra como para llevarse estas batallas ante los capos de Euroliga.
Tavares es la diferencia
En el debe de ambos equipo el acierto, propiciado por las grandes defensas pero también por un día aciago de cara a aro rival, sin llegar al 40% en tiros de campo, ni uno ni otro. Ahí, en un partido marcado por la defensa, el Madrid se hace gigante gracias a su engranaje, liderado por una muralla como Walter Tavares, que vale por sí solo para ajusticiar al rival hasta frustrarle en la ofensiva, mientras se convierte en un anotador notable, como demuestran sus 14 puntos, tope del Real en su octava victoria de lo que va de temporada en la Euroliga.