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Badosa se queda a las puertas de la final del Open de Australia ante una gran Sabalenka

La española, valiente en el primer set, no pudo aplacar el ímpetu de la número uno del mundo

Sabalenka alcanza su tercera final consecutiva en Australia

Entrada la noche en Melbourne, Aryna eleva el puño al cielo y celebra que la Rod Laver sigue siendo su coto privado de caza. Alcanza Sabalenka su tercera final consecutiva del Open de Australia tras superar (4-6, 2-6) a una brava Paula Badosa que llegó hasta donde pudo. O, mejor dicho, hasta donde le permitió el ejercicio autoritario de la bielorrusa, que zozobró primero y arrasó después sin pedir permiso alguno.

Quién diría que son mejores amigas, verdad. La buena relación entre ambas tenistas escapa de la vieja tendencia y refleja que la nueva generación tiende a acercarse, más allá de las distancias que marca la competitividad. A la evolución del juego le acompaña también un nuevo modelo relacional, en el que los tenistas no se ven tanto como enemigos, sino que se aproximan más al término de competidores.

Tanto Badosa como Sabalenka elevaron ese concepto al máximo, sólo redujeron la tensión cuando la española apoyó mal, cayó al suelo y, después de levantar el pulgar, esbozaron una sonrisa. No se dejen engañar por el abrazo final entre ambas. Cuando la pelota viajaba de raqueta a raqueta la amistad se convirtió en un intercambio de hostilidades del que salió victoriosa la número uno del mundo palo tras palo.

Badosa aceptó el reto de Sabalenka y replicó porrazo a porrazo. Le pilló por sorpresa a la bielorrusa que se vio 0-2 y saque en contra a las primeras de cambio. Se le abría una pequeña puerta a la española para redoblar su brillante puesta en escena a lo largo de todo el partido. No se encontraba una Sabalenka que reproducía su zozobra de cuartos de final ante Pavlyuchenkova. Hasta cinco errores no forzados acumuló en ese momento.

Badosa se queda en la orilla ante Sabalenka

Agrietaba Badosa el escudo de Sabalenka, aunque Aryna se armó de potencia para reconstruirlo pedazo a pedazo. O derechazo a derechazo, como prefieran verlo. Porque cimentó su reacción en la potencia. Le endosó un parcial de 4-0 que le permitió abrochar el primer set y de paso enterrar las ilusiones de la española. Ese camino contó con el pundonor de una tenista, Badosa, que se ha regalado un torneo balsámico.

Para su tenis, pues se va de Australia como décima del ranking, como para ella misma, más madura en la gestión de las emociones. Algo que parecía una quimera hace meses cuando meditaba retirarse y se infiltraba para poder jugar. Tiene mucho tenis todavía la española. Lo demostró también en la segunda manga. Con una nómina de puntos inalcanzables hace bien poco y una táctica reconocible. Trató de jugar siempre de fondo, intentando buscar el revés de Aryna y moverla por la pista.

Funcionó a ratos porque Sabalenka leyó el plan de Badosa y conectó hasta 32 golpes ganadores, el triple que Paula. El segundo set se fue por el sumidero de la vía rápida. Y la española, ambiciosa como ella sola, se marchó de la Rod Laver con la sensación de que podía haber hecho algo más. Cuando llegó a la zona del gimnasio se llevó las manos a la cabeza, señal de la autoexigencia, pero cuando rebobine el partido sonreirá. Tiene motivos para ello. Tanto dentro como fuera de la pista. Sigue insistiendo, Paula. Caerá.