Ya sabemos que Menorca es la isla que está más de moda en el Mediterráneo. Pero no lo está porque esté lleno de hoteles o restaurantes de tendencia, o nuevas incorporaciones… O sí. Lo es porque su filosofía, su slow life, su modo de hacer las cosas, se han convertido en el plan más apetecible del verano cuando queremos desconectar. Te hemos hablado de hoteles como Menorca Experimental o Cristine Bedford. Pero antes de ellos ya existía un hotel boutique en Mahón. Hoy abrimos las puertas de Can Alberti.
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Ubicado en pleno centro de la capital de la isla, muy cerca del puerto, Can Alberti se ubica en un edificio inglés que data de 1740. Un edificio con una fachada color salmón que no llama demasiado la atención por fuera -es lo que tiene que todo el centro tenga este tipo de casas-, pero por dentro nos atrapa por su calidez y su decoración. Can Alberti perteneció la familia Alberti, la construyó en el siglo XVIII. Forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.
Muchos de sus espacios son originales, como la entrada o la escalera, además de sus patios. Las habitaciones sirven salvaguardando su esencia, aunque tienen todas las comodidades necesarias en un hotel boutique de lujo. De esto se han encargado sus actuales propietarios, Carole y Olivier Pecoux, que han intentado seguir los pasos de Vicente Alberti Vidal. Pero, ¿quién es él? Es el bisnieto del primer Alberti en esa casa, hombre de letras y gran traductor de lenguas muertas como el latín o el griego clásicos. Y es que el arte, Alberti tradujo al catalán obras de Moliere o Fernández Moratín, siempre ha estado presente en esa casa. Y a sus alrededores, porque en Mahón no dejamos de descubrir nuevas galerías de arte.
Años después, en el 2000, un grupo de amigas artistas decidieron homenajear a Alberti. En aquella casa dormían arquitectos, fotógrafos, diseñadores… Además de otros huéspedes -pero muchos eran creativos-. Tuvieron que pasar más años para que el matrimonio francés empezara el proyecto que hace conozcamos Can Alberti como lo que es hoy. Un hotel con 14 bellas habitaciones distribuidas en tres plantas. Con suelos de terracota, vigas de madera… Todas tienen techos altos. Algunas son más grandes, otras más pequeñas, pero todas invitan a la paz. Y están deliciosamente decoradas con gusto.
Y además de relajarnos, ¿qué podemos hacer? Visitar su spa, disfrutar de un masaje, tomar un café en su bonito patio, coger un libro y disfrutar de las vistas de Mahón desde la azotea… Y por supuesto, disfrutar de las tiendas y restaurantes de la capital menorquina, además de largos baños en el mar navegando de cala en cala.
