Rubéola en niños: causas, síntomas, prevención y tratamiento

Una de las enfermedades infecciosas que más afecta a los niños es la rubéola para la que precisamente existe una vacuna que es importante que el niño o niña reciba, aunque nunca está de más saber un poco más sobre esta enfermedad, qué la causa, qué síntomas tiene, cómo prevenir y cómo tratar.

Rubéola en niños

La rubéola es una enfermedad viral exantemática infecciosa que afecta a muchos niños. Por supuesto también se puede contraer en la edad adulta y es muy peligrosa si se contrae durante el embarazo porque el virus puede pasar a través de la placenta transmitiéndose al feto. En casos graves, incluso puede provocar un aborto espontáneo.

Cuáles son las principales causas de la rubéola

La rubéola es una enfermedad de erupción viral causada por el virus de la rubéola que pertenece a la familia de los togavirus. Esta enfermedad infecciosa afecta principalmente a los ganglios linfáticos y la piel y se propaga principalmente en primavera e invierno.

Los niños más afectados son los de un grupo de edad de entre 5 y 14 años y la infección se produce, como todas las enfermedades infecciosas, por contacto con gotitas de saliva infectadas que salen de la boca de la persona incluso con un simple estornudo.

El período de incubación de la rubéola varía entre 14 y 23 días y su contagio es alto en el período inmediatamente anterior (de una semana) desde la aparición de la erupción hasta 4 días después de que se haya producido el contagio.

¿Cuáles son los síntomas?

La rubéola provoca en los niños síntomas bastante leves durante un período que va de 5 a 10 días o incluso puede ser asintomática. Los principales síntomas que aparecen unas dos o tres semanas después de la infección son:

• Inflamación de los ganglios linfáticos en la base de la nuca, en la nuca y detrás de las orejas, que dura alrededor de una semana, que alcanzan el tamaño de una avellana y son dolorosos cuando se palpan.
• Erupción cutánea, con pequeñas manchas planas de color rosa o rojo pálido, que varían en tamaño desde una cabeza de alfiler hasta una lenteja, que aparecen inicialmente detrás de las orejas, luego en la frente, cara y cuello, y finalmente se extienden a todo el resto del cuerpo. Las motas generalmente persisten durante 2-3 días, luego desaparecen, dejando espacio para la clásica descamación que por otro lado no siempre aparece o no siempre es detectable.
• Esta sintomatología también puede ir acompañada de dolor de cabeza, pérdida de apetito, escalofríos, presencia de flema y , en ocasiones, fiebre muy alta. Si bien los síntomas duran unos días, los ganglios linfáticos pueden permanecer inflamados hasta varias semanas.

Dado que los síntomas de la enfermedad suelen ser muy leves cuando la sufren los niños menores de tres años, es bueno tener al bebé en casa, pero sin restricciones particulares. La propagación de la rubéola en el mundo es alta, pero los países industrializados ahora controlan bastante bien la rubéola congénita gracia a la vacunación que como veremos es el mejor método de prevención.

El sarampión que contraen los niños no suele traer consecuencias graves, mientras que si lo contrae un adulto puede dejar varias secuelas a nivel osteoarticular como artritis o artralgias y en casos severos incluso encefalitis y manifestaciones hemorrágicas.

Cuál es el tratamiento y prevención

La rubéola no tiene un tratamiento específico ya que es una enfermedad sintomática, en casos de fiebre o dolor se puede administrar al niño paracetamol, pero normalmente se deja que siga su curso que suele ser de una semana.

En cuanto a la prevención de esta enfermedad infecciosa pasa solo a través de una vacunación específica. En España, los niños suelen recibir dentro de su calendario de vacunación, una vacuna llamada vacuna MMR (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) que se administra en dos dosis. La primera se recibe a la edad entre los doce y quince meses y la segunda entre los 4 y los 6 años.

Complicaciones

El único problema real de la rubéola está relacionado tal y como ya hemos mencionado, con la posibilidad de contraer la infección durante el embarazo. De hecho, el virus de la enfermedad puede transmitirse al feto a través de la placenta y, especialmente si la infección se produce durante el primer trimestre del embarazo, existe una gran posibilidad de que el feto desarrolle algunas malformaciones que afecten al corazón y al aparato visual: se trata de la rubéola congénita. El problema no existe si la mujer en el pasado contrajo la enfermedad y obtuvo inmunidad, o si fue vacunada. Para evitar cualquier riesgo, antes de la concepción, todas las mujeres deben someterse a un examen específico (Rubeotest) para verificar la presencia de anticuerpos contra el virus de la rubéola, y si estos faltan, se recomienda la vacunación al menos 3 meses antes de la concepción.