¿Por qué los lobistas de Soros dañan nuestra democracia?
El millonario especulador, George Soros, parece sentirse muy cómodo con la situación política —y seguramente económica— de España. Ante un Gobierno sobrevenido como el de Pedro Sánchez, sin propuestas ni programa para la ciudadanía, la red de lobbies del millonario financiero ha encontrado en el Ejecutivo español una oportunidad para ir colocando sus diferentes proyectos de ingeniería social.
Detrás de cada uno de los anuncios de Sánchez, como los relacionados con violencia de género, memoria histórica, Valle de los Caídos, comisiones de la verdad… hay un grupo de presión de Soros impulsándolo disfrazado de falsa ONG, fundación o ‘think-tank’. Me gustaría detenerme en la cuestión migratoria que va a dar mucho que hablar este mes de cara a la cumbre de la UE de Salzburgo del 20 de septiembre y donde Soros tiene un plan para España que el Gobierno de Sánchez lo ha hecho suyo.
El director de la ESI (European Stability Initiative), Gerald Knaus, lobista del plan “Soros-Sánchez” lleva mes y medio remitiendo decenas de cartas a los estados de la UE, a la Comisión Europea y al Parlamento Europeo para que apoyen la idea de crear campos de refugiados en España que podría ser debatido en Salzburgo.
Ya ha conseguido que el presidente de los liberales del Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, lo apoye públicamente como puede leerse a continuación:
¿Qué hace una persona que no forma parte del Gobierno de España, que es además lobista, predicando por toda Europa lo que debe hacerse en nuestro país? Para nada tiene que ver las cifras de inmigrantes que tratan de llegar a España con las que lo hacían hace tres años a las costas griegas o italianas, pero Alemania y Francia no quieren más problemas en sus gobiernos a cuenta de la inmigración y están dispuestos a darle a España el dinero necesario para que los inmigrantes se queden aquí. Para que se entienda llanamente, el objetivo es aplicar el modelo griego en suelo español.
La creación de campos de refugiados en España no es ninguna solución por muchos millones de euros que Merkel y Macron prometan. Se ha visto claramente como han funcionado de mal en Grecia. Aparte de las cuestiones humanitarias, hay razones legales por las que no se puede retener a los inmigrantes en nuestro territorio. Como es sabido, 72 horas es el plazo máximo que se dispone inicialmente para tenerlos en custodia policial. Posteriormente, o van a los CIE, o quedan en libertad por todo el espacio Schengen. Y eso no lo quiere ni Francia, ni Alemania, porque muchos de los inmigrantes acaban dentro de sus fronteras y, por ejemplo, la estabilidad del gobierno de coalición que preside Angela Merkel depende mucho de la política migratoria.
Hay muchas más preguntas sobre la mesa que deberían ser respondidas por el Ejecutivo en un ejercicio de transparencia y responsabilidad. Tenemos derecho a saber si Gerald Knaus ha sido contratado por algún ministerio para elaborar el Plan Sánchez de política migratoria o a cambio de qué está haciendo esta actividad lobista por toda la UE. La democracia se basa en cumplir y respetar el contrato que los gobernantes establecen con una gran mayoría ciudadana. Todos los intentos desde fuera de los representantes del pueblo español, elegidos democráticamente, para impulsar políticas u objetivos que no están dentro de un programa de gobierno dañan el sistema democrático y amenazan la credibilidad de nuestra democracia.
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