Autoestima ENTREVISTA OKGREEN

Gema Gómez: «Hay que concienciar que se utilizan 2.700 litros de agua para hacer una camiseta»

Entrevista a la directora estratégica de Slow Fashion Next

Gema Gómez
Gema Gómez también evalúa la situación de la moda sostenible en España en este entrevista
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

Gema Gómez lleva en su ADN la moda sostenible, una emprendedora nata que conoce todo lo que ocurre en este sector dominado por el consumo rápido y ultrarrápido.

Cuando se le pregunta cómo se presentaría responde que es una persona que se da cuenta de «que el sistema de la moda actual tiene que cambiar porque no  está alineado ni con los límites geofísicos planetarios ni con una evolución humana del siglo XXI en términos laborales».

Como, directora estratégica de Slow Fashion Next, lleva 18 años preocupada por una industria muy contaminante que cada año crea más de 150.000 millones de prendas de vestir, cantidad suficiente para que cada habitante del planeta reciba 13 prendas nuevas al año.

En este principio de curso, entrevistamos a Gema desde OKGREEN, a las puertas de iniciar otro proyecto de moda sostenible que está terminando de perfilar.

OKGREEN: ¿Cuándo empezó el Slow Fashion Next y qué acciones promovéis desde la plataforma?

R.: Empecé a investigar hace unos 18 años y Slow Fashion Next como tal, empezó en el 2011. Después de haber trabajado en grandes cadenas y en institutos de tendencias en París me di cuenta de que la moda generaba un importante impacto tanto en las personas como en el planeta.

Primero quise hacer una marca de moda sostenible. Pero me daba cuenta de que no estaban las respuestas tan claras ni tan evidentes. Y al ponerme a buscarlas me di cuenta de que si otras personas como yo estaban intentando encontrar esa información, les llevaba muchísimo tiempo. Y entonces di un salto. Dije, voy a ayudar a que las personas les cueste menos tiempo.

Y ahí me decidí a empezar a formar en temas de sostenibilidad. Slow Fashion Next nació para agrupar a todas las personas que ya tenían esta voluntad. Tenemos un foro profesional que ha nacido para materializarse en un canal digital.

Ese foro está evolucionando y ahora va a ser un ecosistema. En fin, que vamos dando pasos siempre en temas de formación, de networking y de consultoría.

P.: ¿Cuál es la principal filosofía de Slow Fashion Next?

R.: Pues que el sistema de moda actual no es viable en un mundo con barreras geofísicas y que tiene que cambiar radicalmente. No podemos seguir teniendo un sistema fast fashion, ultra fast fashion, consumiendo de la manera que lo hacemos, que tampoco nos hace felices.

No se puede seguir permitiendo esa gran cantidad de consumo de recursos, la contaminación medioambiental, prácticas no éticas, tanto con las personas como con los animales. El objetivo es aunar voces que tengan estos mismos valores para transformar el sector.

P.: Se habla mucho de los principales problemas ambientales de la industria de la moda. ¿ Qué significa comprar una prenda?

R.: Cuando tú compras una prenda, lo que tienes que entender es que esa prenda ha tenido una historia antes de llegar a tus manos y va a tener otra historia después.

Antes de llegar a tus manos empezamos con el origen de la materia. Si es petróleo, pues hay que pensar en todos los impactos que tienen las industrias petroleras. Si es una materia natural, pues lo mismo no.

Por eso los impactos negativos y positivos. Muchas veces hay que pensar en cómo se hace una prenda. Hay que pensar en los procesos, en la materia, en las personas que están detrás de todas esas diferentes etapas.

Y una vez que yo lo uso, lo primero que hay que pensar, en la energía, el agua, los recursos, etcétera, que se han utilizado para hacer esa prenda.

Cuantas más veces me la ponga más rentabilidad le saco a todos esos recursos y cuando la desecho, tengo que pensar en deshacerme de ella de una manera que, o bien se reutiliza, que es lo más lo mejor que se puede hacer, o intente entrar dentro de un canal.

Hoy en día todavía se recupera muy poquita ropa y se recicla muy poquita ropa. Por eso no hay que desechar y hay que comprar con cabeza.

Gema Gómez Muestras de Tejidos

P.: Por ejemplo, el impacto de una camiseta está muy medido y es brutal… ¿Puede ser una herramienta de concienciación visibilizar estos números?

R.: Efectivamente, es lo que hay que concienciar, es lo que la población debe conocer. El consumo de agua para hacer una única camiseta es de 2.700 litros, repartido tanto en la producción, en este caso es más en la producción del algodón, pero luego también en los procesos, etcétera. Para que nos hagamos una idea a nivel global se producen 150.000 millones de prendas.

Un impacto del que no se suele hablar y que es enorme es la cantidad de prendas, de esas 150.000 millones de prendas anuales, un 30 % nunca llega a ser vendidas por ese sistema que estábamos hablando , del fast fashion.

Se necesita ese 30 % más para cubrir la demanda. Ahora ya la Unión Europea ha prohibido quemarlos, pero antes se desechaban directamente aún siendo un producto completamente nuevo.

A nivel de sustancias químicas tóxicas, el 20 % de lo que llega a ríos y mares proviene del sector textil a nivel de emisiones de carbono. Según los estudios entre el 8 % y el 10 % de emisiones de carbono globales provienen de esta industria.

P: La pregunta es muy simple, aunque la respuesta también es muy complicada . ¿Cuáles serían las soluciones?

R.: Las soluciones pasan primero por entender las problemáticas. Por ejemplo, a día de hoy prácticamente el 70 % de las materias que usamos provienen de fibras sintéticas.

Estas fibras sintéticas, vienen del petróleo. Es como cualquier plástico. Hacemos la guerra a los plásticos, sin embargo, estamos llevando plásticos encima de nuestro cuerpo.

No entendemos tampoco cómo nos afecta a la salud. No entendemos que esas prendas al lavar, desprenden microplásticos y esos microplásticos terminan en nuestro cuerpo. Que se lo comen los peces y al final termina en la cadena trófica. También lo respiramos, etcétera.

Ahora ya hay muchos estudios sobre todo esto. Lo primero es entender un poquito esa visión global. Y una vez que la entendemos, aparece una de las primeras primeras soluciones rápidas que todos podemos hacer: consumir con más cabeza, dejar el traumatismo de las redes y empezar a ver lo que tenemos en el armario para hacernos listas. Algo así como poner un poquito más de sentido común.

Además vamos a estar mucho más guapas y guapos, porque la mayor parte de la gente en su armario no sabe ni lo que tiene. Es mucho más fácil salir y hacerse un combinado comprando que hacer lo del armario.

Como consumidor, empezar a apoyar las marcas que tienen un ADN, que suelen ser pequeñas. Por mucho que las grandes marcas te digan que están haciendo las cosas bien, no dejan de ser negocios que consumen muchísimos recursos, no tienen prácticas laborales correctas, etcétera.

Entonces, tiene que surgir el apoyar marcas, enamorarse un poquito de estas pequeñas marcas, conocerlas más, generar vínculos con ellas y comprar lo que se necesita. No desechar cuando tú tienes algo que ya no te lo pones, busca a alguien de tu alrededor o véndelo por una plataforma.

Tampoco te vuelvas loca con la segunda mano, porque eso también tiene impactos cuando tenemos todos los camiones por las ciudades.

P.: Se ha hablado siempre de moda circular y ahora empieza a imponerse la moda regenerativa

R.: Sí, se está yendo hacia una mentalidad de moda regenerativa. Es decir, esa moda que a lo largo de todas esas etapas que estamos hablando en vez de impactos negativos, produce impactos positivos.

Por ejemplo, hay un ejemplo brutal que existe en Egipto con algodón regenerativo cultivado en el desierto. Es decir, transformar un desierto en un cultivo, que encima sea regenerativo para la zona. Eso es brutal.

La lana es la fibra mejor ecodiseñada, nuestra lana merino, se la llevaron los ingleses para Australia, etcétera. Y allí han hecho un imperio y nosotros apenas lo utilizamos. Hay que entender que es la fibra producida por un animal para sí mismo.

Pues tendríamos que estar pensando en cómo volver a tener montes y pastos verdes gracias a la trashumancia y a estas ovejas que estén pasando por allí y empezar a hacer una agricultura regenerativa que incluya a estos animales que son regeneradores.

Además, la lana nunca te va a hacer daño. Hay que pensar en los procesos, no hay que echarles cualquier tipo de sustancia química en el tinte, en los acabados… Pero si tú utilizas una lana, que proviene de la oveja con tintes naturales, estás haciendo algo muy positivo para ti, para tu cuerpo y para el planeta. Para los ecosistemas. Se está empezando a tener un poquito estos conocimientos y esta mentalidad.

Gema Gómez Green Fashion

P.: ¿Cómo estamos en cuanto a moda sostenible en España?

R.: Pues mira, tristes, la verdad es que tristes porque, desde la pandemia, curiosamente, que es cuando más se empieza a hablar de moda sostenible, las pequeñas empresas van cerrando, no resisten y van cerrando.

Parece que ahora todo el mundo se ha puesto a hacer marcas de moda sostenible, que si rascas un poquito, obviamente es más greenwashing que otra cosa. Y esto está haciendo que les cueste mucho sobrevivir.

Necesitamos generar mecanismos para que las empresas que lo están haciendo realmente bien. Incentivos. Nosotros, con otros tres compañeros Raúl de Ecodicta, Marta y Coro hemos lanzado una iniciativa que es el IVA verde, que es un IVA menor para las empresas que puedan demostrar que están haciendo las cosas bien, porque es que si no empezamos con estos incentivos, no podemos transformar el mundo.

Es imposible que una prenda que llega con un precio que ha pagado todos sus costes compitan en el mercado con una que no ha pagado nada, que encima viene del otro lado del mundo con una huella de carbono enorme, etcétera.

Entonces, claro, si tú ante el mismo producto tienes, pues yo que sé, 40 euros y 15, dices el de 15 es más barato y encima con los sueldos que cada vez son más bajos. Es muy difícil que gane la de 40 aunque la de 40 sea la que realmente tiene que estar ahí por haber cuidado el planeta.

Esto es un poco lo que yo creo que tenemos que ser, conscientes, y que si realmente queremos un futuro mejor, hay que aprender a apoyarlo desde las políticas, el consumo, la educación, los medios, la formación, como la consultoría y el networking, como hacemos nosotras.

P.: Acerca del plástico reciclado como material textil… ¿Es una solución? ¿Es un problema?

R.: Es alargar la agonía, no es ecodiseño. El ecodiseño pasa por muchas estrategias por la monomaterialidad. ¿Para qué hacer algo que tú ya sabes que va a ser un problema al  final de su vida? El plástico reciclado, aparte de los microplásticos, junto con una materia natural, no tiene nada que hacer.

P.: Hablando de materias naturales, está la aplicación de materiales veganos en distintas prendas. ¿Qué ventajas hay en ellos o cómo está desarrollado este tema aplicado a la moda?

Es un mercado en evolución. El problema es que muchas veces aquí también hay que hablar de qué productos animales estamos sustituyendo y cómo lo estamos haciendo.

Porque si es para utilizar el material como fibras sintéticas, no, igual no es tan interesante… Yo creo que hay todavía mucho por hacer. Hay iniciativas muy interesantes. No es que sea el supermaterial, pero se podrían utilizar, pero aun así, yo creo que todos estos nuevos materiales tienen que que evolucionar.

El problema es que claro, si nosotros nos ponemos a hablar de un poliéster que lleva desde mitad del siglo pasado, evolucionando, invirtiéndose en innovación, optimizando procesos, etcétera. Cualquier material que empecemos ahora va a tener un proceso. Va a tener que pasar todas esas etapas para convertirse en un supermaterial.

P.: A las administraciones,  ¿qué les pedirías para apoyar a más la moda sostenible en España.

R.: Bueno, pues que se miren nuestro manifiesto del IVA verde por un lado y por el otro lado que no se olviden de que lo que ha generado el problema no puede solucionarlo. Es imposible, sobretodo cuando hablamos de fast fashion.

Porque en la propia esencia del negocio está esa venta masiva, es una venta masiva muy lucrativa y todavía no hay ninguna gran empresa diciendo voy a limitar mi producción. ¿Por qué? Pues porque físicamente la gasolina de estas grandes corporaciones es la venta masiva. Entonces, que no se olviden de que hay muchas iniciativas pequeñas con una gran proyección.

P.: Puede ser que la moda sostenible se convierta en algo elitista. Hemos visto a la reina Letizia vestir una prenda de alquiler o de materiales sostenibles.¿Esto es bueno, es malo? ¿Puede ser un un arma de doble filo?

R.: Yo sí que creo que es bueno. Lo que pasa es que a veces también van con otros productos que no tienen nada que ver con esto. Quizás lo que necesitamos son más discursos un poco coherentes. Realmente la hemos visto apoyando al pasar por Biocultura.

Yo sí que creo que es positivo, porque se empiezan a hablar de estas cosas. Luego te da mucho miedo, porque cuando éramos cuatro gatos, los que estamos hablando de moda sostenible, cuando yo empecé hace catorce años, pues me parece que las palabras pierden su sentido.

Lo que tiene sentido es tener negocios pequeños, que todo el mundo pueda vivir dignamente. Al final, son los objetivos de desarrollo sostenible, cuando tú tienes eso como muy claro quizás hay que olvidarse de las palabras y empezar a hablar de las acciones. Pero bueno, pues si estas personas se convierten en referentes, por favor, que lo hagan con un discurso coherente detrás.

P.: ¿Cómo sería un discurso coherente?

R.: Pues me pongo este jersey de lana merino con ovejas que afectan positivamente a los ecosistemas. Alquilo esta ropa porque solamente la voy a utilizar una vez porque no necesito ropa que solamente me voy a poner una vez tenerla en mi armario. Ese sería el tipo de frases.

Utilizo esta camiseta de algodón regenerativo porque mejora la biodiversidad de los ecosistemas. No estoy utilizando un poliéster porque es una fibra que contamina a lo largo de toda esa cadena de producción, produce microplásticos y nos afectan a la salud.

P.: El mejor consejo para los consumidores para conscientes en su forma de vestir, ¿cuál sería?

R.: Yo creo que sobretodo que aprendan a mirarse más. Porque el gran problema es que queremos y necesitamos tanto la valoración social que nos olvidamos. Estamos como siempre con el foco fuera,viendo la tendencia de qué es lo que se lleva.

Y sin embargo, los iconos de estilo son aquellas personas que han sabido mirarse y crear su estilo único. Mirarse más, aprender a quererse más, cuidarse más y que la ropa que tú utilices sea un resultado de eso. Si tú te estás comprando lo que decía antes, algo de poliéster que te va a afectar negativamente a la salud, eso al final no te está beneficiando ni a ti ni a nadie.

Sin embargo, si tú empiezas también a pensar un poco, en cómo me cuido yo. Es que al final es un tema de salud. Si me cuido yo, pues voy a utilizar productos que realmente me estén cuidando.

Porque, aunque compremos cosas que no las estemos utilizando directamente, esos productos están hechos con químicos. Y si tú las tienes en tu casa, tu casa está llena de químicos. Aquí habría que hablar con la doctora Elizabet Silvestre o el doctor Nicolás Olea, que hablan mucho de estos temas.

Todos esos son químicos que están en tu casa. Aprendemos mucho, sobre todo cuando no hay niños pequeños, ¿no? Tenemos que aprender a cuidarnos y cuidar a los que queremos de verdad.