La razón por la que muchos conductores están poniendo una bolsa en el retrovisor de su coche
La lista de las enfermedades vetadas por la DGT
Esto es lo que te puede pasar si aparcas delante de un garaje sin vado
La DGT lo deja claro: estos parasoles para el coche están prohibidos

Durante los meses más fríos del año, los conductores adoptan diversas técnicas para mantener sus vehículos en buen estado. No es raro ver coches con cartones en el parabrisas, alfombrillas sobre los asientos o incluso cubrevolantes improvisados. Sin embargo, una de las prácticas más curiosas y que ha generado un gran revuelo en redes sociales es la de cubrir el retrovisor del coche con una bolsa de plástico. A primera vista puede parecer una excentricidad sin sentido, pero lo cierto es que detrás de éste sencillo gesto se esconden razones bastante prácticas.
Esta técnica ha llamado especialmente la atención en zonas con climas fríos o húmedos, donde los automóviles suelen sufrir los efectos del hielo, la escarcha o la nieve. Aunque no todos los conductores conocen sus beneficios, quienes lo han probado aseguran que puede alargar la vida útil de los retrovisores. No se trata sólo de una solución barata y efectiva, sino que también puede tener implicaciones en la seguridad y el mantenimiento general del vehículo.
¿Por qué deberías poner una bolsa en el retrovisor del coche?
Durante el invierno, es habitual que los retrovisores exteriores amanezcan cubiertos de escarcha, lo que obliga al conductor a perder tiempo cada mañana rascando o esperando a que se descongelen. En este contexto, al cubrirlos con una bolsa de plástico, ésta actúa como un «escudo» que evita que el hielo se acumule directamente sobre la superficie del espejo.
Al evitar el contacto directo del retrovisor con el aire frío y húmedo, se reduce considerablemente la posibilidad de que se forme una capa de escarcha o hielo. Esto no sólo ahorra tiempo, sino que también protege el sistema eléctrico de algunos modelos, que incorporan mecanismos automáticos de plegado o calefacción. La exposición prolongada al hielo puede deteriorar estos componentes, encareciendo las reparaciones.
- Lo primero es elegir una bolsa que se adapte bien al tamaño del retrovisor del coche. Las bolsas de plástico del supermercado vienen muy bien, ya que las asas permiten sujetarlas con mayor facilidad. También puedes optar por una bolsa reutilizable o térmica si deseas una protección más duradera y resistente al frío. Asegúrate de que la bolsa esté limpia y seca antes de usarla para no dañar el espejo.
- Antes de cubrir el retrovisor, es recomendable limpiarlo. Si está mojado, con escarcha o sucio, la bolsa podría adherirse mal o incluso congelarse junto al espejo. Usa un paño seco o papel absorbente para quitar la humedad y eliminar polvo o residuos.
- Abre completamente la bolsa para asegurarte de que tiene el espacio suficiente y luego deslízala sobre el retrovisor desde arriba hacia abajo, como si lo estuvieras
«vistiendo» Hazlo despacio y con cuidado, procurando que el retrovisor quede completamente cubierto. - Una vez que la bolsa esté colocada, ajusta las asas alrededor de la base del retrovisor o en la parte posterior. Si la bolsa no tiene asas, puedes usar una goma elástica, una pinza o incluso una cuerda fina para fijarla y que no se vuele con el viento. Es esencial que quede bien sujeta, pero sin apretar demasiado para no dañar la carcasa o dejar marcas.
- Asegúrate de que la bolsa no obstaculice el movimiento del espejo (si es retráctil) ni tape sensores o luces intermitentes, si tu coche tiene esas funciones integradas.
Lo que empezó como una solución improvisada ha dado paso a toda una gama de productos comerciales. Algunas empresas han aprovechado la viralidad de esta práctica para diseñar fundas específicas para retrovisores. Estas fundas no sólo cumplen la función de proteger del frío, sino que además vienen en distintos materiales, colores y diseños, pensadas para adaptarse a todo tipo de vehículos y gustos.
Aunque su uso se ha popularizado especialmente en invierno, lo cierto es que las bolsas en los retrovisores pueden ser útiles en cualquier época del año. Durante la primavera y el verano, cuando el polvo y los insectos están más presentes que nunca, cubrir los retrovisores puede evitar que se acumulen residuos en las rendijas o sobre el cristal.
Además, los excrementos de pájaros son otro de los motivos por los que muchos optan por proteger lo retrovisores. Basta con aparcar bajo un árbol para que los retrovisores (y otras partes del vehículo) se vean afectados por las inevitables manchas blancas. Éstas no solo son antiestéticas, sino que con el tiempo pueden llegar a dañar la pintura o los plásticos.
Muchas personas subestiman el valor de los retrovisores de un coche. Ya no se trata de simples espejos montados sobre una carcasa plástica. En los vehículos modernos, estos elementos incorporan sensores, cámaras, luces intermitentes, sistemas de calefacción y mecanismos automáticos de plegado. Todo esto convierte a los retrovisores en piezas complejas, cuyo precio puede llegar a ser muy elevado.
Dependiendo del modelo del coche, el coste de sustituir un retrovisor puede variar entre los 100 y los 3.000 euros. Si además se trata de una versión con cámara integrada, el precio se dispara.