Coche DGT

Adiós a ir a 140 km/h: un experto confirma que no tiene sentido y no hay discusión

Ir a 140 km/h

Conducir es, para muchos, una rutina diaria inevitable. Para otros, una pasión. En ambos casos, la velocidad se percibe como un factor determinante. Sin embargo, en la aparente lógica de «cuanto más rápido, mejor», no siempre se consideran aspectos como la seguridad, el consumo, el impacto ambiental o el ahorro de tiempo. Con frecuencia, quienes piensan que es buena idea ir a 140 km/h en autovías o autopistas lo hacen creyendo que están aprovechando mejor su viaje. Pero, ¿realmente es así?

El debate sobre si se deberían aumentar los límites de velocidad en determinadas vías no es nuevo. En algunos países europeos ya se ha probado eliminar o flexibilizar esos límites. Pero más allá de la opinión de los conductores, hay algo mucho más objetivo: las matemáticas. Y es precisamente a través de ellas que el profesor José Ángel Murcia desmonta la idea de que ir a 140 km/h significa llegar mucho antes.

¿Por qué no tiene sentido ir a 140 km/h?

La mayoría de los conductores sienten que al aumentar la velocidad van a llegar antes a su destino. Sin embargo, el profesor Murcia explica que el beneficio de ir más rápido no es proporcional a la ganancia de tiempo que uno imagina.

Por ejemplo, si recorres un kilómetro a 60 km/h, tardas 60 segundos. Si duplicas la velocidad a 120 km/h, lo haces en 30 segundos. Hasta aquí parece lógico: al doblar la velocidad, reduces a la mitad el tiempo. Pero lo que ocurre cuando pasas de 120 a 140 km/h no sigue ese patrón. En este caso, la diferencia de tiempo por kilómetro recorrido se reduce tan poco que apenas llega a unos segundos. El aumento de velocidad, a partir de ciertos umbrales, no compensa en términos de tiempo.

Pongamos un ejemplo práctico. Si vas a 120 km/h, recorres un kilómetro en exactamente 30 segundos. Al aumentar la velocidad a 140 km/h, haces ese mismo kilómetro en aproximadamente 25,7 segundos. Es decir, has ganado sólo 4,3 segundos por kilómetro.

Si haces un trayecto de 100 kilómetros, el ahorro de tiempo total será de unos siete minutos. ¿Merece realmente la pena poner en riesgo tu seguridad, arriesgarte a recibir una multa de la DGT o aumentar el desgaste del vehículo solo por llegar siete minutos antes?

Murcia lo resume de forma clara: cuando la velocidad aumenta, la ganancia de tiempo por kilómetro disminuye. Es decir, cada incremento sucesivo de velocidad tiene menos impacto en la duración total del trayecto.

Asimismo, ir a 140 km/h, en lugar de a 120 km/h, aumenta significativamente el consumo de combustible. Esto se debe a que la resistencia del aire crece con la velocidad, lo que obliga al motor a trabajar más intensamente para mantener el ritmo. Además, se incrementa el desgaste de neumáticos, frenos y otros componentes del vehículo.

Cuando se analiza el tiempo total de un trayecto, se suele pasar por alto que la velocidad máxima alcanzada no es el único factor relevante. Las condiciones del tráfico, las paradas necesarias (peajes, descansos, repostajes), la salida y entrada de la autopista o la autovía y la conducción en ciudad al inicio o al final del viaje son factores que tienen un peso importante en la duración total.

Exceso de velocidad

En 2024, la velocidad inadecuada estuvo implicada en el 21 % de los siniestros viales; por ello, la Dirección General de Tráfico insiste en la necesidad de respetar los límites establecidos. Llevar una velocidad adecuada, además de reducir la probabilidad de accidente, podría evitar hasta una cuarta parte de las muertes en carretera. Asimismo, diversos estudios señalan que, si las velocidades medias descendieran sólo 1 km/h en todas las vías europeas, se salvarían alrededor de 2.200 vidas cada año.

La gravedad de las lesiones también depende directamente de la velocidad de impacto. Por ejemplo, a partir de 80 km/h un peatón tiene escasas posibilidades de sobrevivir a un atropello, mientras que a 30 km/h el riesgo de muerte se reduce al 5 %. Del mismo modo, cuando un vehículo choca a gran velocidad, la energía liberada incrementa de forma exponencial los daños tanto para ocupantes como para terceros.

Ahora bien, infringir los límites no sólo pone en peligro la vida, sino que acarrea importantes consecuencias económicas y legales. En función del tipo de vía, las multas parten de 100 euros sin pérdida de puntos y pueden alcanzar los 600 euros, seis puntos del carné e incluso responsabilidades penales.

Por ejemplo, superar el límite en una vía urbana de 30 km/h entre 71 y 80 km/h conlleva 500 euros y la retirada de seis puntos; si se rebasan los 80 km/h, se añade la posibilidad de un delito contra la seguridad vial. Del mismo modo, circular a más de 190 km/h en autopistas limitadas a 120 km/h desencadena la sanción máxima prevista.

En consecuencia, respetar la velocidad es la manera más sencilla de proteger vidas, evitar lesiones graves y esquivar multas que, sumadas a la pérdida de puntos y al posible ingreso en prisión, resultan mucho más costosas que los escasos minutos que pretende ahorrarse quien acelera de forma imprudente.

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