El Rocío se rinde a los pies (y los volantes) de Lourdes Montes y su Mi Abril
Mi Abril, la firma flamenca de Lourdes Montes y Rocío Terry está triunfando en El Rocío
Cayetana Rivera se ha dejado ver con un vestido de Mi Abril en El Rocío
Lourdes Montes fundó Mi Abril en 2017


Que El Rocío es mucho más que una romería lo sabe cualquiera que haya cruzado sus arenas con la emoción en los ojos y el polvo en los volantes. Pero este 2025, entre sevillanas, rezos, alpargatas gastadas y devoción rociera, ha habido una protagonista que ha pisado fuerte sin alzar la voz: Mi Abril, la firma flamenca de Lourdes Montes y Rocío Terry, que se ha coronado como la gran vencedora estética del camino. No hablamos de tendencias pasajeras ni de postureo devoto: hablamos de una marca que ha sabido interpretar el espíritu de la mujer flamenca con un lenguaje visual propio, elegante pero sin encorsetamientos, y sobre todo, con una actitud que se pasea entre lo clásico y lo rebelde.
Lourdes Montes, abogada de formación, diseñadora de vocación y musa de su propia firma, lleva años tomándose la moda flamenca como un asunto muy serio. Desde que fundó Mi Abril en 2017 junto a la artista Rocío Terry, la firma ha ido subiendo escalones con firmeza, sin ruido innecesario pero con una identidad cada vez más reconocible. Si bien comenzaron con colecciones más íntimas, hechas casi a medida, pronto su estilo romántico, colorista y con volúmenes que acarician la tradición sin esclavizarla, empezó a seducir a clientas de peso. Porque en un universo donde muchas flamencas parecen vestirse como si compitieran por imponerse a golpe de volante y exceso, Lourdes y Rocío llegaron con otra partitura: la de una flamenca que no necesita estridencias para brillar, que abraza la feminidad sin caer en la cursilería y se planta en el presente sin traicionar la raíz.
Lourdes Montes en El Rocío. (Foto: Gtres)
Este año, el espaldarazo definitivo ha venido en forma de escaparate rociero. Desde el primer día del camino, Mi Abril ha sido omnipresente. No sólo porque Lourdes ha lucido varios de sus propios diseños con esa mezcla de dulzura y poderío que la caracteriza, sino porque rostros conocidos como Cayetana Rivera también han apostado por la firma, convirtiéndola en el uniforme no oficial de la aristoflamenca actual. Tana, que ha heredado de su madre, Eugenia Martínez de Irujo, el gusto por lo auténtico con estilo, se dejó ver con un diseño blanco de Mi Abril estampado con grandes flores acuareladas, de corte clásico pero ejecución actualísima. Un look que ha dado la vuelta a las redes y la crónica social de nuestro país.
Pero Mi Abril no se sostiene solo en el brillo de las famosas. La firma se ha consolidado como una referencia en SIMOF, el salón internacional de moda flamenca, y ha sabido mantenerse fiel a su ADN mientras otras marcas se diluyen entre colecciones clónicas. En un sector donde a veces prima más el efectismo que el arte, Lourdes y Rocío han apostado por la calidad textil, los detalles cuidados, los patrones bien trabajados y una estética reconocible, algo que pocas pueden decir. Sus vestidos no gritan, pero tampoco piden permiso. Tienen esa presencia elegante que se impone con una mirada y que hace que, incluso en mitad del polvo rociero y las risas en la casa hermandad, una mujer destaque sin necesidad de artificios.
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Lo que ha demostrado Mi Abril este Rocío no es solo que está en boca de todos, sino que ha alcanzado madurez como marca sin perder frescura. Ya no necesita validación ni trending topics: su presencia habla sola, con cada costura bien medida, con cada volante que flota sin estridencias, con cada mujer que la elige sin buscar disfraz, sino identidad. Lourdes Montes no ha construido un sello flamenco más: ha dado forma a una manera distinta de estar en el sur, con temple, con mirada propia, con silenciosa ambición. Y El Rocío 2025 lo ha confirmado: entre tanta algarabía, Mi Abril se ha alzado como la firma que no hace ruido, pero deja eco.