Paillettes y lunares, el soberbio estreno de la reina Letizia en el Palacio de El Pardo
La reedición de la falda mantón de Caprile que la Reina lució orgullosa durante la cena de gala ofrecida por Sus Majestades en honor del Presidente de Israel y su esposa, la señora Nechama Rivlin, volvió a poner de manifiesto el gusto de Letizia por reciclar sus incunables y, de paso, mostrar su atlética figura. Cuando no han pasado veinticuatro horas de su último hito estilístico, la monarca ha vuelto a sorprender gracias a su elección de estilo durante la recepción en honor a Sus Majestades, ofrecida por el señor Reuven y su esposa y celebrada en el Palacio de El Pardo de Madrid.
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En esta ocasión, la reina ha optado por estrenar un original pero clásico vestido midi de paillettes color negro con detalles de lunares blancos de Carolina Herrera que ha complementado con cartera de mano y stilettos a tono. Con su elección para el ‘look beauty’, Su Majestad también ha logrado acertar gracias al maquillaje nude de los labios y las sombras ligeramente ahumadas de los ojos.
De nuevo, los complementos, y sobre todo las joyas, han jugado un papel clave en el outfit de noche de la Reina. Si en la velada anterior Letizia tiraba de joyero real, paseando el brillo de su tiara favorita -la diadema floral-, el broche de la flor de lis, perteneciente a la tiara princesa de Ansorena y las pulseras gemelas de Cartier, en esta ocasión la esposa de Felipe se ha decantado por unos significativos pendientes de chatones de diamantes de la reina Victoria Eugenia, que ya ha lucido en varias ocasiones (la última durante la cena de gala en la que la Reina se batió en duelo de estilo con la primera dama argentina Juliana Awada), pertenecientes a las ‘joyas de pasar’ y que fueron los que la Infanta Cristina eligió para el día de su boda.
Doña Letizia redondeaba su joyero para la ocasión con una original pulsera de oro blanco y el misterios anillo del que no se desprende últimamente.