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Las claves de ‘Supernanny’ para los papás ‘desesperados’ por la cuarentena

Con el paso de las semanas, el confinamiento se vuelve especialmente complicado para los padres, que no saben cómo canalizar las emociones ni mantener entretenidos a los pequeños de la casa.

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La cuarentena puede ser especialmente complicada para los padres. / Gtres
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La vida ha cambiado radicalmente para todos desde que el Gobierno decretara el estado de alarma para plantar cara al coronavirus o Covid-19. Desde entonces, el hogar se ha convertido en nuestro espacio de trabajo, de descanso, de entrenamiento, de juego. Esta insólita situación, en la que tratamos mantenernos más activos que nunca, viene acompañada inevitablemente por emociones negativas como tristeza, preocupación y, sobre todo, incertidumbre. Sin embargo, este escenario se torna especialmente complicada para los padres, que están dando rienda suelta a la imaginación para tratar de mantener entretenidos a los niños.

Pero, con el paso de las semanas, las ideas se acaban y la desesperación y el agotamiento florecen. Y, si no, que se lo digan a Tania Llasera, quien, tras más de 30 días de encierro, ha utilizado las redes sociales para manifestar la particular ‘crisis’ que está viviendo con la cuarentena. “Hoy he petado. Día 33 y ataque de llorera con cánticos de no puedo más. Ya ni me escondo para llorar. Los dos niños a mis orillas llorando y ambos querían algo. No se me ocurren más manualidades y da igual lo que cocine, no tienen apetito. Están eléctricos, llenos de energía estática y estancada, les cuesta dormir y en consecuencia a mi también”, escribía la presentadora, quien añadía una frase lapidatoria con la que cerraba el escrito: ‘Esto es de locos’.

Sin embargo, Llasera no está sola y son muchos los padres y madres que están sufriendo esta misma situación. La prestigiosa psicóloga Rocío Ramos-Paul, conocida por conducir el programa Supernanny, nos da las claves para aprender a canalizar las emociones en los momentos más complicados y llevar el aislamiento de la mejor manera posible con niños en casa.

¿Cómo pueden canalizar los padres las emociones negativas cuando están junto a los más pequeños?

Dejándolas fluir cuando se siente ansiedad. Las emociones no son ni negativas ni positivas. Todas son buenas. Estoy mal, lo sé, pero me voy a recuperar. No pasa nada si necesitas un momento y dejas a los niños solos cinco minutos. Los niños miden mucho y muy bien y saben cuándo vamos a ir. Entonces no puedes acudir a la primera. Si te esperas diez minutos, la sangre no llega al río y, a veces, incluso lo resuelven ellos solos.

Creemos que las emociones negativas son malas y no. El único problema es que nos bloqueen al actuar. Si la ansiedad me bloquea y no me deja levantarme, entonces yo tengo un problema. Pero, tener ansiedad si llevo un mes encerrada con mis hijos, es lo normal. En vez de dejar que esto me supere, digo: “Que situación más complicada, es verdad, pero venga, que vamos a salir de esta. Esto tiene un final y lo único que tengo que hacer es respirar”. Y me pongo a hacer la actividad siguiente.

¿Cómo podemos ser nosotros mismos sin proyectar una imagen negativa en nuestros hijos?

Pero, ¿qué es negativo? ¿Que mis hijos me vean angustiada? Eso no es negativo. Eso es negativo si yo no se lo explico. Es una gestión emocional que necesitan.

El sentimiento de culpa aparece de una manera inevitable. ¿Cómo logramos gestionar estas emociones paralizantes?

La culpa lo único que hace es impedirte actuar. Yo tengo mucha responsabilidad en el comportamiento de mis hijos, pero también tengo derecho a equivocarme. Que pasa mucho tiempo con las pantallas, ¡pues claro! Si es lo que le gusta. La inmensa mayoría de los adultos están tomando más cervecitas que normalmente. A la vuelta nos pondremos algo más rígidos. Esto es como cuando te vas de vacaciones, que les dejas hacer, más o menos, lo que les apetece. Tú sabes que a la vuelta, vas a tener 15 días de horror. Esto, salvando las distancias, es lo mismo. Cuando volvamos a la rutina, ellos solos van a reincorporarse a los límites y a las normas para que entiendan que la excepcionalidad se ha acabado. La disciplina también es necesaria. La disciplina bien definida, es maravillosa.

¿Cuándo deben los padres pedir perdón a los hijos?

Cuando creas que te has equivocado. Lo que tienen que pensar los padres es que nunca van a ser perfectos. Uno tiene que darse permiso para equivocarse las veces que haga falta.

¿Cuánto tiempo es recomendable, diariamente, exigir un nivel de estudio al niño cuando no existe la posibilidad de salir de casa?

Eso te lo va a dar el niño. Yo creo que lo mejor es hacer un cambio de rutina. Exigir un ritmo de deberes que, ahora mismo, no se puede cumplir al 100% no es recomendable. Hasta donde podamos llegar.

Muchas veces hay una especie de confrontación entre el nivel de tarea que manda un profesor con el tiempo real del que se dispone dentro de una casa, ¿cómo se gestiona esta situación?

Lo que no tiene sentido es que yo esté agobiada teletrabajando y los hijos tengan unos deberes que, muchas veces, los padres no sabemos explicar. Hace que subamos nuestro nivel de estrés. Hay que establecer prioridades y hasta donde podamos llegar. Esto es una situación excepcional. Nos tenemos que bajar el nivel de exigencia que queremos mantener. Eso genera mucho estrés y eso no es recomendable en el aislamiento.

¿Existe algún secreto o ejercicio para entrenar la paciencia?

Lo que nos pasa es que estamos en alerta permanentemente, por las noticias, por el trabajo… Eso hace que tú tengas un nivel de estrés altísimo, porque tienes el cuerpo contraído. Por ejemplo, el yoga es estupendo, pero eso tiene que ir acompañado por bajar la exigencia: “Esto lo voy a pasar por alto”. Por mi salud mental me voy a hacer la tonta, por lo menos, cinco veces al día. Sería el ejercicio perfecto ahora mismo y, además, no pasa nada.

¿Cómo repercutirá esto en nuestro futuro?

Esto pasa como con las parejas. Lo que yo les digo es que “ahora no se toman decisiones”. Se queda todo congelado. Ahora toca ir muy poco a poco. Ahora la salud, luego el trabajo, después ir poquito a poco saliendo. Cuando nos encontremos mejor todos, iremos decidiendo sobre la marcha.

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