La transformación física de la infanta Cristina en su aniversario más amargo
Se cumplen seis años desde que la hija del rey Juan Carlos se sentó en el banquillo para declarar como imputada por el Caso Nóos
El 8 de febrero de 2014 es una fecha que la infanta doña Cristina difícilmente podrá olvidar. Fue ese el día que el juez instructor del Caso Nóos, José Castro, escogió para que la hija del rey Juan Carlos acudiese a los Juzgados de Palma para declarar como imputada por los delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales.
Aunque en un principio la declaración de la Infanta estaba prevista para el 8 de marzo, el magistrado decidió adelantarla un mes. Castro lo notificó a los abogados de doña Cristina, que confirmaron que la hermana del entonces príncipe de Asturias había renunciado a recurrir la imputación porque estaba convencida de su inocencia y la consideraban injustificada.
Tres días antes de su declaración, doña Cristina llega a Barcelona desde su residencia de Ginebra / Gtres
Doña Cristina llegó a Barcelona tres días antes de comparecer ante el juez y desde allí, la misma jornada de la declaración, se trasladó hasta el juzgado de la capital. Poco antes de las 10:00 de la mañana, la hija de don Juan Carlos hacía el ‘paseíllo’ hasta el tribunal, sola y sin perder la sonrisa. A las puertas del juzgado se concentraban no solo numerosos medios, sino también un sinfín de curiosos que querían ser testigos de la primera vez que una infanta de España comparecía ante un juez como imputada de un delito. No fueron muchos los detalles que trascendieron de aquella comparecencia, que se producía tres años después de que estallara el escándalo de corrupción que ha supuesto el Caso Nóos.
La infanta doña Cristina, con el semblante serio, en una de las declaraciones por el Caso Nóos / Gtres
Otros tres años más tarde, el 18 de febrero de 2017, la Audiencia de Palma absolvía a doña Cristina del delito fiscal y la condenaba a pagar una multa de 265.088 euros por su responsabilidad civil a título lucrativo de forma conjunta y solidaria con su marido, Iñaki Urdangarin, a quien condenaba a seis años y tres meses de prisión. La hermana de don Felipe evitaba la cárcel a pesar de que la acusación popular solicitaba para ella una pena de ocho años como presunta cooperadora necesaria de dos delitos contra la Hacienda Pública. Un paso necesario para iniciar el proceso que ha servido a doña Cristina para regresar a los brazos de la Familia Real.
La infanta Cristina, feliz, en el último permiso de su marido / Gtres
Sin embargo, a pesar de que finalmente la hermana de Felipe VI ha tenido un desenlace relativamente ‘feliz’ -la libertad para Iñaki Urdangarin está cada vez más cerca- , el camino no ha sido fácil y los estragos han hecho mella en su rostro. Hay un antes y un después del Caso Nóos en su fisionomía, especialmente a partir de su declaración frente al juez Castro. Pese a que desde el primer momento la Infanta estaba convencida de su inocencia, y así lo manifestó su equipo legal, la tensión y la angustia por encontrarse en una situación comprometida se reflejan en su semblante. Nuestra galería muestra su transformación en este aniversario que, aunque amargo, también merece la pena recordar.