LA PÉRDIDA DE UNA HERMANA

Letizia y Máxima, dos reinas unidas en la tragedia

Letizia y Máxima, dos reinas unidas en la tragedia
Máxima de Holanda y la reina doña Letizia / Gtres
  • Andrea Mori
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Unidas por el destino, para lo bueno y para lo malo. Dos mujeres de éxito, profesionales, guapas y hechas a sí mismas que encontraron el amor en los brazos de un príncipe. Pero unidas no solo por la fortuna, sino también por la tragedia. Máxima de Holanda y Letizia de España, dos reinas entre las que el Hades ha vuelto a trazar una línea paralela.

Érika Ortiz en la boda de los Príncipes / Gtres

Igual que en 2007, apenas tres años después de que doña Letizia se convirtiera en princesa de Asturias, su hermana Érika aparecía muerta en el piso en el que ella misma había vivido en Madrid, hoy, la hermana menor de la holandesa corría la misma suerte. Junto al cuerpo de Érika, varios frascos de ansiolíticos, mientras que la causa de la muerte de Inés parece ser la asfixia por ahorcamiento. Han pasado más de diez años entre los dos fallecimientos, pero es inevitable recordar a Érika al conocer el final de la joven Inés.

Máxima con su hermana Inés / Gtres

La hermana de Máxima solo tenía 33 años y una prometedora carrera por delante. Licenciada en Psicología con una media de 9,5, sus problemas de alimentación y una fuerte depresión al final le pasaron factura. El día de su muerte Érika tenía 31 y debía incorporarse a su puesto de trabajo en la productora Globomedia tras dos días libres que ella misma había pedido poco después de incorporarse a su trabajo tras meses de baja a consecuencia de una depresión. Ambas mujeres no lograron superar esa terrible enfermedad a pesar de los intentos y del apoyo de sus seres queridos.

Una princesa desolada

La imagen de una Letizia completamente rota de dolor en el funeral de su hermana se ha quedado grabada en la memoria de los españoles. Llorando y aferrada a un pañuelo con el que secaba sus lágrimas, la entonces princesa de Asturias se detenía ante los periodistas que cubrían el dramático suceso para agradecerles su atención. Mientras, un Felipe con la mirada apenada, sostenía el paraguas en ese día tan gris. Para los españoles era la primera vez que veían a su futura Reina completamente desolada. Empatizaron con ella y, por una vez, desearon no estar en su piel. Doña Letizia había perdido para siempre a su hermana menor y ya nada volvería a ser como antes.

Letizia desolada en el entierro de su hermana / Gtres

Según relató años después David Rocasolano, primo de la actual reina, Érika no había podido con la presión que implicaba convertirse en la hermana de la princesa de Asturias. En su libro ‘Adiós Princesa’ ahondó en este fallecimiento y en cómo su familia se incorporó a esa nueva vida. «Esta es la historia del choque de un gran tren expreso, los Borbones, contra una modesta caravana de gitanos, los Ortiz-Rocasolano», comenzaba diciendo su obra.

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Por su parte, como en su día lo sufrió doña Letizia, para Máxima de Holanda, cuyo camino hasta el trono recuerda también al de la reina española, esta muerte supone uno de los peores momentos de su vida, al que hay que añadir el fallecimiento de su padre hace menos de un año.

Érika Ortiz y Antonio Vigo / Gtres

Paradójicamente, Érika e Inés no solo tenían la misma edad, una personalidad introvertida y una carrera similar, además, compartían pasiones. Mientras que la hermana de doña Letizia era una gran amante del baile, la benjamina del clan Zorreguieta lo era de la música. Inés estudió canto y dio de clases de guitarra y era en la música donde encontraba el refugio para sus momentos de desasosiego. Esta vez, sin embargo, la presión fue demasiada.

Vidas paralelas

Las vidas de doña Letizia y Máxima de Holanda han transcurrido de manera casi paralela. Ambas mujeres tenían una carrera profesional prometedora cuando conocieron a los que serían sus maridos. Las dos han sido protagonistas del ‘cuento de sus vidas’, un cuento de hadas moderno, que, sin embargo, ha tenido sus momentos de dolor, paradójicamente marcados por la pérdida de sus hermanas menores.

Inés Zorreguieta / Gtres

Cuando Máxima conoció a Guillermo, en una Feria de Abril en el año 1999, la argentina trabajaba en Nueva York como ‘broker’ de HSBC. El flechazo fue instantáneo por parte del hijo de la reina Beatriz, pero Máxima se tomó su tiempo. Tres años después, la pareja se casaba en una romántica ceremonia en La Haya.

Boda de Máxima y Guillermo de Holanda / Gtres

La de doña Letizia y el Rey ha sido una historia igual de rápida y no menos de cuento que la de sus homólogos holandeses. Don Felipe quedó prendado de la periodista cuando presentaba el telediario y el flechazo se produjo en una cena en casa del desaparecido Pedro Erquicia. El resto, queda ya para la Historia.

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