Lágrimas, sorpresas y desplantes: los detalles del homenaje a Felipe de Edimburgo
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Ha sido una jornada emotiva, pero con un sabor agridulce. Casi un año después de su fallecimiento, el duque de Edimburgo por fin ha podido tener un especial homenaje. La Abadía de Westminster, el mismo lugar en el que en el año 1947 contrajo matrimonio con la Reina Isabel, ha sido el templo elegido para este tributo. Una jornada en la que, a pesar de no tratarse de un funeral de Estado como tal, han asistido casi dos mil personas, entre las que han destacado miembros de diferentes casas reales.
Según ha trascendido, la Reina en persona se ha ocupado de supervisar todos los detalles de este servicio religioso. A pesar de que no ha sido hasta esta misma mañana cuando se ha confirmado la presencia de la monarca, su deseo siempre ha sido estar allí. Los últimos meses han sido especialmente complicados para ella, no solo a nivel institucional, sino también en cuestiones de salud.
A sus casi noventa y seis años, la soberana cuenta con una agenda reducida, pero sigue comprometida con la institución, como ha hecho a lo largo de los setenta años que lleva ejerciendo como reina. A punto de celebrar su Jubileo de Platino de manera oficial, se resiste a dejar el paso a las generaciones siguientes. Sin embargo, en esta ocasión ha podido su faceta más humana, por encima de su papel como monarca.
El regreso de Andrés
La Reina ha llegado a Westminster en un coche acompañada por el príncipe Andrés. Un hecho que ha llamado poderosamente la atención. No hay que olvidar que el duque de York está completamente apartado de la vida oficial a raíz de su vinculación con el caso Epstein y la demanda de Virginia Giuffre por presunto abuso cuando era una menor. A pesar de que el príncipe Andrés ha llegado a un acuerdo con la norteamericana y ha quedado libre de la demanda, eso no ha demostrado su inocencia y las críticas contra él siguen siendo una constante. No obstante, la monarca ha desafiado cualquier convención y ha entrado por una de las puertas de Westminster con su tercer hijo. Una realidad que, al margen de la situación particular del príncipe Andrés, tiene cierto sentido. Al fin y al cabo, el resto de sus hijos están todos casados y no sería muy lógico que dejaran de lado a sus esposas para acompañar a su madre.
La Reina Isabel con el príncipe Andrés. / Gtres
El color estrella
Al no tratarse de un funeral, el protocolo para este homenaje no exigía el negro, es más, es un tono que muchos han preferido evitar. Desde la Reina Isabel hasta doña Letizia, el verde inglés (verde botella), se ha convertido en el tono más destacado. La princesa Ana, Beatriz de Holanda o Camilla Parker son algunas de las royals que se han decantado por esta tonalidad.
La princesa Ana vestida de verde. / Gtres
Cónclave de royals
Han sido muchos los royals que se han trasladado hasta Londres para acompañar a la Reina. Como marca el protocolo, son las figuras primordiales de cada monarquía las que han viajado, debido al rango del duque de Edimburgo. Los Reyes de los Belgas, los de Holanda, los de Suecia, la Reina de Dinamarca, Margarita de Rumanía, don Felipe y doña Letizia… Sin embargo, no han asistido ni Harald ni Sonia de Noruega (por motivos de salud relacionados con el coronavirus), ni tampoco Constantino de Grecia. En este caso concreto resulta muy interesante que al homenaje han acudido la Reina Ana María (que estaba estos días en Dinamarca con sus hermanas), y los príncipes Marie-Chantal y Pablo y Felipe y su esposa, Nina. Esta amplia representación tiene que ver probablemente con los estrechos vínculos del príncipe Felipe de Edimburgo con Grecia. También ha estado Beatriz de Holanda -cuya presencia no estaba obligada por el protocolo al no ser monarca reinante-, pero su asistencia abría la puerta a la Reina Sofía que, sin embargo, no ha acudido.
Los Reyes de Holanda y la princesa Beatriz. / Gtres
Los Cambridge: un debut y una ausencia
Los duques de Cambridge, recién llegados de su gira por el Caribe, han acudido juntos al homenaje. Lo han hecho con sus dos hijos mayores, los príncipes George y Charlotte, pero no con el pequeño, Louis, al que hace mucho que no se ve en público. No obstante, la presencia de los hermanos, sobre todo de George, es especialmente relevante, dado el papel que habrá de desempeñar en el futuro.
La duquesa de Cambridge con su hija Charlotte. / Gtres
Un reencuentro incómodo
Este ha sido uno de los acontecimientos de la realeza más esperados de los últimos tiempos ya que, además, a raíz de la pandemia, las celebraciones y eventos han quedado muy reducidos. Una cita que ha servido además para que doña Letizia se vea de nuevo con la que, a ojos de parte de la opinión pública, es su ‘enemiga’, Marie Chantal de Grecia. No hay que olvidar que, a raíz del ‘rifirrafe’ entre doña Letizia y doña Sofía en la Catedral de Palma, la esposa del príncipe Pablo criticó duramente a la Reina por su actitud y dijo en las redes sociales que había mostrado “su verdadera cara”.
Los Reyes don Felipe y doña Letizia. / Gtres
Pequeños detalles
El homenaje ha estado cargado de pequeños detalles en recuerdo del duque de Edimburgo. Más allá de la presencia de sus familiares directos, tanto por la rama Windsor como Mountbatten y de algunos amigos, han sido muchas las organizaciones que han trabajado con el Príncipe y que han querido recordarle. Guiños como el broche en forma de ancla de la Reina Ana María, que alude a la pasión del Príncipe por el mar o el color de las flores, que se han elegido en rojo, blanco y azul y que han incluido rosas, claveles, acebo de mar y orquídeas. Precisamente, las orquídeas ya fueron parte del ramo de novia de la Reina Isabel.
Las lágrimas de una Reina
A pesar de que ha mantenido la compostura durante todo el homenaje, la Reina Isabel no ha sido capaz de contener las lágrimas en esta jornada tan especial. Un recuerdo al amor de su vida, a su ‘roca’, sin la cual se ha visto forzada a vivir tras más de setenta años juntos.
La Reina Isabel con el rostro compungido. / Gtres
Dos desplantes anunciados
Aunque la ausencia del príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, era algo que estaba claro, no ha dejado de ser interpretado como un feo a la memoria de su abuelo y a la propia Reina Isabel, que vive sus horas más bajas. De la misma manera, no se esperaba la presencia de Sarah Ferguson, pero su ausencia aporta una evidencia muy significativa sobre el papel que nunca recuperará a pesar de ser un apoyo del príncipe Andrés.