TRÁGICA MUERTE DE LA HERMANA DE MÁXIMA DE HOLANDA

Un fracaso amoroso: el mazazo más desconocido en la vida de Inés Zorreguieta

Inés Zorreguieta
Inés Zorreguieta en un fotomontaje de LOOK
  • Andrea Mori
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Se ha ido con solo 33 años y ha dejado un vacío devastador en su familia. Inés Zorreguieta, hermana menor de Máxima de Holanda, fallecía este jueves en su apartamento del barrio porteño de Almagro. Según confirmaban fuentes policiales, el suicidio era la causa de su muerte. Carmen Cerruti, su madre, era quien, en torno a las diez la noche, encontraba su cuerpo colgado de una puerta con un cinturón. Una escena devastadora que nadie, en principio, podría haberse imaginado.

Sin embargo, tal como ha confirmado a LOOK el periodista argentino Gabriel Brascero, Inés en alguna ocasión había insinuado que quería quitarse la vida. Los motivos que han llevado a la hermana de la reina holandesa a tomar esta decisión se desconocen, pero para nadie era un secreto que Inés tenía problemas.

Inés y Máxima Zorreguieta

Inés Zorreguieta estaba muy unida a su hermana Máxima/ Gtres

Afortunada en lo profesional, su vida personal no era especialmente buena. Ya en su adolescencia sufrió trastornos alimenticios y la depresión no era una desconocida para ella. Pese a que Máxima siempre fue uno de sus grandes apoyos y luchó por que Inés se trasladase a los Países Bajos, la terquedad de la joven fue más fuerte.

Pese a todo, la benjamina de Jorge Zorreguieta no siempre se sintió desdichada. En 2009 el destino quiso que se trasladase a Panamá y las flechas de Cupido se cruzase en su camino cuando ejerció como analista de investigación de las Naciones Unidas en el país. Fue allí donde entabló una relación muy especial con un compañero de trabajo, que, sin embargo, se truncó en 2012 de manera traumática y que llevó a Inesita a solicitar de nuevo el regreso a Buenos Aires.

Una etapa convulsa

Pese a que el amor se le acabó, sus secuelas fueron devastadoras. Inés empezó a trabajar para Macri y los medios especularon con que la joven podría haber obtenido el puesto por ‘enchufe’. La prensa se cebó con ella y acabó internada en uno de los centros psiquiátricos más prestigiosos del país.

Aunque nunca hubo partes médicos oficiales, el ingreso de Inés en la clínica Avril fue, en teoría, por sus problemas de alimentación y una fuerte depresión. Sus continuos cambios de peso y su carácter inestable le pasaron factura a todos los niveles. También su último bache sentimental, que la dejó, más vulnerable, si cabe. Máxima, muy unida a su hermana pequeña, demostró su preocupación con viajes privados a Buenos Aires, mucho más frecuentes de lo habitual, que además aprovechaba para visitar a su padre enfermo.

Durante los últimos años, Inés ha vivido sola en su apartamento de Almagro. No se le ha conocido relación alguna desde su ruptura con aquel compañero de trabajo y la joven se refugió en su vida laboral y en su familia. La misma que hoy llora su prematura muerte.

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