Cordones planchados y pitilleras de plata: las manías y excentricidades de los Windsor
Los miembros de la familia real británica tienen algunas costumbres curiosas
Gracias al personal que trabaja para los Windsor se conocen algunos detalles
Cuando las puertas de las residencias de los Windsor se cierran, solamente algunas personas saben en realidad lo que ocurre tras los muros de palacio. Cómo se comportan, qué les gusta comer, a qué hora desayunan o si tienen un programa de televisión predilecto son algunas cuestiones que generan interés fuera del círculo de la familia real británica, pero que muy poca gente conoce en realidad.
En ocasiones, gracias a algunas personas que han trabajado para los Windsor o que han formado parte de su entorno se conocen detalles de sus costumbres, como los alimentos que el rey Carlos III nunca permite en su mesa o sus ‘manías’ con la ropa. Algunas de ellas especialmente llamativas.
La reina Camila en un acto oficial. (Foto: Gtres).
Es cierto que desde que Carlos III es rey se ha buscado promover una mayor eficiencia en el día a día de la institución y se han hecho muchos cambios para reducir costes y abogar por un comportamiento respetuoso con los recursos y con el medio ambiente. Sin embargo, hay algunas costumbres y preferencias que es difícil modificar.
En algunos aspectos determinados de la familia real británica da la impresión de ser austeros como, por ejemplo, con la ropa. Es el caso del rey Carlos III, de la reina Camila y de la princesa Ana, que llevan las mismas prendas de manera recurrente y las repiten desde hace años. No obstante, en otros detalles no son tan comedidos.
El rey Carlos III en el Castillo de Balmoral. (Foto: Gtres)
Los gustos de la reina Camila
Según reveló hace años Brian Hoey en el libro Not In Front of the Corgis: Secrets of Life Behind the Royal Curtain, cuando la reina Camila todavía fumaba le gustaba que hubiera pitilleras de plata con sus cigarrillos preferidos en cada habitación, para así tener el tabaco siempre a mano sin necesidad de llevarlo encima. Además de esto, la esposa del rey Carlos III pedía que los portacerillas se colocaran en recipientes de plata en posición vertical y con una cerilla apartada para que fuera fácil cogerla y encenderla. Una manía que ya no tiene la reina porque ya no fuma, pero que llama un tanto la atención.
Una de las cosas que más le gusta a la reina es leer, de hecho, tiene su propio club de lectura. Por eso es habitual que las editoriales envíen ejemplares de los próximos lanzamientos para que Camila los pueda leer. A la reina le encanta la sensación de un libro nuevo y, a pesar de que no tiene todo el tiempo que le gustaría para dedicarse a la lectura, suele dejar copias de lo que está leyendo en cada una de sus residencias, por si acaso se trasladan y se encuentran con que no tienen su libro.
Los reyes Carlos III y Camila juntos en un acto. (Foto: Gtres)
Las manías del rey Carlos III
El rey Carlos siempre tiene un estilo impecable y se ha dicho de él que es uno de los miembros de la realeza más elegantes. Buena parte de esto tiene que ver con algunas de sus costumbres. El monarca solicita que se planchen los cordones de sus zapatos y el personal encargado de su ropa tiene una lista de todas las prendas que ha utilizado y dónde. Esto es algo que también se hace con todos los miembros de las monarquías, especialmente con las mujeres.
A pesar de que no existe un gran interés por la ropa de Carlos III -suele generar más atención la princesa de Gales o incluso la reina Camila-, el monarca tiene una vasta colección de trajes de más de 5000 libras cada uno. Todas sus camisas están hechas a mano y las ballenas son de oro macizo. Tiene más de 200 camisas y 500 corbatas. Además, hay una persona encargada específicamente de lustrar y limpiar sus zapatos y botas, mientras que otra lava a mano su ropa interior.
La princesa Ana junto al rey Carlos III. (Foto: Gtres).
El padre del príncipe de Gales se corta el pelo una vez a la semana, pero no lo hace en una peluquería, sino que tiene unas instalaciones preparadas para tal fin en el Palacio de Buckingham. Además, salvo situaciones imprescindibles, no suelen ir al médico, sino que es el facultativo el que les visita allí donde estén. La esposa del rey Carlos III hace siempre una excepción sobre esta costumbre, ya que es ella la que va a la consulta de su dentista.
Las costumbres de la princesa Ana
A pesar de que es una de las Windsor con una agenda más intensa, la princesa Ana también es de las que tiene costumbres más normales. Según apuntaba el autor del citado libro, a Ana no le gusta tener un chófer, sino que prefiere ser independiente y conducir su propio coche. Una forma de actuar que contrasta con su hermano -no con las nuevas generaciones-, que ni siquiera llaman al timbre de las casas particulares cuando están de visita privada ni abren por sí mismos las puertas de sus coches.