RIVALIDAD EN LA SOMBRA

Carolina y Charlene de Mónaco: Las dos caras enfrentadas de la misma moneda

Mónaco
La princesa Charlene con la princesa de Hannover. / Gtres
  • Andrea Mori
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La princesa Charlene de Mónaco ha retomado su agenda oficial prácticamente al completo. Después de un año muy complicado para ella, marcado por su estancia forzosa en Sudáfrica y los rumores constantes sobre su matrimonio, la esposa del príncipe Alberto ya se encuentra en casa y poco a poco se ha ido incorporando a la actividad institucional, siempre que su estado se lo ha ido permitiendo.

Princesa Charlene

La Princesa Charlene en una visita al Papa Francisco. / Gtres

Una vuelta a primera línea de la exnadadora que ha evidenciado, una vez más, la ‘rivalidad’ entre la esposa del príncipe Alberto y su hermana mayor, la princesa Carolina. No hay que olvidar que, en ausencia de Charlene, ha sido precisamente la princesa de Hannover la que ha asumido gran parte de las tareas de representación en el Principado de Mónaco, junto a su hermana, Estefanía y sus hijos y sobrinos. Una función que a Carolina no le es extraña, dado que tanto en vida de su padre como hasta la llegada de Charlene, era ella la que suplía con maestría esta tarea. De hecho, hasta que el príncipe Alberto se casó y nacieron los mellizos, había algunas voces que apuntaban a que Carolina y su estirpe podrían ser los sucesores del actual soberano. Algo que ya no podrá ocurrir.

Charlene y Alberto de Mónaco en Noruega / Gtres

Charlene y Alberto de Mónaco en Noruega / Gtres

Lo cierto es que, desde que Charlene ha vuelto a casa, todos los ojos están puestos en la Princesa, como era de esperar. Un detalle que ha dejado a las hermanas de Alberto de Mónaco en un segundo plano, al menos, de iure. Sin embargo y especialmente Carolina, sigue siendo la absoluta estrella en compromisos marcados, como el Baile de la Rosa.

Dado que este evento ha recuperado la normalidad tras la pandemia, algunas fuentes apuntaban a que cabía la posibilidad de que Charlene participara en esta cita debido a la carga simbólica que el Baile de la Rosa tenía este año, no ha sido así. La princesa de Hannover no ha contado con el apoyo de su cuñada, pero sí de su hermano y de sus hijos y sus nueras. No así de su hermana Estefanía, aunque ella siempre ha ido por libre.

Charlene

Las dos princesas juntas en un acto. / Gtres

Curiosamente, poco después del Baile de la Rosa se celebró el Baile de la Cruz Roja, en este caso, sí con Charlene junto al príncipe Alberto además de con la hija menor de Estefanía de Mónaco. Un detalle que muchos han interpretado como un ‘cisma’ familiar que pilla a la menor de los Grimaldi en medio.

La Familia Grimaldi en un acto oficial. / Gtres

La realidad es que la relación entre Carolina de Mónaco y Charlene nunca ha sido especialmente fluida y la tensión se ha acrecentado en los últimos tiempos. No en vano, la reaparición de la mujer de Alberto de Mónaco en los pasillos del Palacio Grimaldi apenas dos días de la cita más importante de su cuñada -el Baile de la Rosa-, tiene un mensaje oculto.


La exnadadora ejerció de improvisada guía turística en Palacio y derrochó naturalidad y cercanía, con una imagen mucho más espontánea que la que habitualmente ofrece la princesa de Hannover, marcada por el glamour y la sofisticación. ¿Es quizás esto el punto de desencuentro entre ambas mujeres o se debe solo a que Carolina ha visto siempre en Charlene una enemiga natural a su control sobre el Principado?. La respuesta solo ellas la saben, aunque, sea por fortuna o no, esta enemistad no ha trascendido más allá de ellas mismas y Carolina no ha dudado nunca en mostrarse como  ‘una segunda madre’ para sus sobrinos, aunque, según algunos, esto ha sido un quebradero de cabeza para Charlene.

Mónaco

Charlene y Alberto juntos en un concierto. / Gtres

Aunque es cierto que, en líneas generales, los intereses tanto de Carolina como de Charlene están en la misma línea y van de la mano del príncipe Alberto, cada una de ellas actúa de una forma diferente. Difícil llegar a un punto de encuentro entre dos actitudes que son como dos caras de una misma moneda: La supervivencia del Principado. Remar a favor de obra es algo que no tiene por qué implicar, de facto un entendimiento y, sea cuál sea el resultado final, la realidad es que lo que pasa en Mónaco se queda en Mónaco y el hermetismo que caracteriza a los Grimaldi difícilmente nos permitirá saber qué ocurre entre ellas en realidad.

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