Ana del Reino Unido: Princesa comprometida y ‘libre de manchas’
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A sus noventa y seis años, la Reina Isabel, aunque no tiene intención de dar un paso atrás en beneficio de las nuevas generaciones, no tiene dudas respecto a sus sucesores inmediatos. Aunque han sido muchas las veces en las que se ha especulado con la posibilidad de que el príncipe Guillermo se antepusiera a su padre, esto no es una cosa que la soberana tenga en mente. Es más, las últimas revelaciones de la soberana sobre su nuera, Camilla Parker, dejan claro el apoyo de la Reina a su hijo mayor y la confianza en que sabrá mantener a salvo una institución cuyos pies son cada vez más de barro.
Se ha hablado mucho de que, llegado el momento, el príncipe Carlos tendría la intención de acometer una intensa y profunda reforma en la estructura de la Corona. Cambios que, a día de hoy no han tenido confirmación oficial pero que irían en la línea de reducir ‘La Firma’ a su mínimo exponente. Esto supondría que solo los royals senior ejercerían tareas de representación, lo que significa que, en último caso, solo el príncipe de Gales y el duque de Cambridge y su familia tendrían un papel clave y remunerado. De ocurrir esto, quedarían fuera de la estructura figuras como el príncipe Andrés -lo cual sería hasta positivo-, pero también los condes de Wessex o la princesa Ana. Precisamente en el caso de esta última, su compromiso con la institución es quizás el más intenso de la familia Windsor.
A las puertas de su setenta y dos cumpleaños, se puede decir, sin incurrir en incorrecciones, que la Princesa Real es uno de los baluartes de la monarquía británica. La hermana de Carlos de Inglaterra no solo ha demostrado con creces su sentido del deber y su vinculación con la institución sino que, además de ser la más trabajadora, es la única cuyo expediente está libre de mácula -en lo que respecta a miembros de sangre de la Familia Real-.
Durante mucho tiempo, Ana ha sido la royal que más compromisos ha tenido de agenda, por encima incluso del príncipe Carlos, aun consciente de que su papel es secundario. Ella siempre ha sido muy consciente de su lugar, es más, fue pionera en pedir a la Reina que sus hijos no llevaran títulos, para permitirles una vida normal. Una actitud que contrasta, por ejemplo, con la del príncipe Andrés, que ha sido el que más ha insistido no solo en que sus hijas fueran princesas, sino también en que tuvieran un papel protagonista en la estructura de la Familia Real. Un detalle que, a pesar de su insistencia, no ha logrado, por expreso deseo del príncipe Carlos.
Tal es el compromiso de la Princesa con la Corona que no duda en asumir papeles que, en principio, no habrían de corresponderle, como cuando se anunció que sustituiría al príncipe Harry como jefa de los Royal Marines. Más allá de esto, lo cierto es que Ana no es una persona tan cercana como pueda resultar Kate Middleton o la condesa de Wessex, pero tiene muy interiorizado su papel y la importancia de garantizar la supervivencia de la institución.
Un carácter esquivo que muchas veces se ha asociado con el del duque de Edimburgo, de quien era la favorita. Es más, el propio príncipe Felipe solía hacer bromas sobre el temperamento algo rudo de su hija e incluso llegó a decir que solo le interesaban los animales, y que los hombres o las relaciones sentimentales eran algo que para ella se encontraba en un segundo plano.