Ernesto de Hannover, más solo que nunca: La afrenta de su hija Alexandra
No corren buenos tiempos para Ernesto de Hannover. A sus 64 años, el todavía Jefe de la Casa Güelfa vive uno de sus momentos más delicados a todos los niveles. El príncipe se encuentra más solo que nunca. Sus dos hijos mayores ya vuelan libres y han formado sus propias familias e incluso parece que el mayor de ellos tiene toda la intención de erigirse el nuevo líder de la Casa. De hecho, las disputas familiares en los últimos años han sido la tónica general, hasta el punto de que el actual patriarca se opuso públicamente a su enlace con la rusa Ekaterina Malysheva.
Andrea, Pierre y Carlota Casiraghi con Alexandra de Hannover / Gtres
Aunque todo esto es complicado para el todavía marido de Carolina de Mónaco -curiosamente llevan más de diez años separados de facto, pero no de iure-, la peor parte viene de su hija menor, la princesa Alexandra. La niña, fruto de su matrimonio con la hermana del príncipe Alberto ha renunciado recientemente al Protestantismo, fe en la que fue bautizada el 19 de septiembre de 1999 Iglesia Evangélica Luterana de Hannover. Una cuestión que tiene mucha más trascendencia de la aparente. Por un lado, a nivel familiar, supone que Alexandra se siente mucho más cercana a los Grimaldi -católicos desde siempre-, algo que es evidente porque vive con ellos y aunque con los Hannover mantiene buena relación, es poco frecuente verla a solas con su padre. De hecho, incluso en la boda de su hermano Christian, no se recuerdan imágenes de la Princesa con Ernesto.
Alexandra de Hannover con sus padres en una imagen de archivo / Gtres
Pese a que se desconocen los motivos que han llevado a Alexandra a convertirse al Catolicismo, su decisión implica quedar exluida de la línea de sucesión de la Corona Británica. Por curioso que pueda resultar, la Casa de Hannover está estrechamente ligada con la Casa Windsor pero es requisito imprescindible ser protestante para poder optar a un puesto en su línea de sucesión, algo que ahora la hija de Carolina no puede hacer y que seguro que ha causado un gran pesar a su padre, por no decir que es más que probable que lo tome como una afrenta. Por mucho que la niña se sienta más cercana a sus hermanos maternos, ella es la única que tiene tratamiento de Alteza Real, y hasta ahora, la única también que contaba con derechos dinásticos a una de las Monarquías más importantes del mundo. ¿Habrá merecido la pena? ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión ahora, a los 19 años? ¿Ha sido por influencia de su madre? Solo ella lo sabe.
Dos bautizos muy diferentes
A sus 19 años, la hija pequeña de Ernesto de Hannover puede presumir de haber tenido dos ceremonias de bautismo, eso sí, muy diferentes entre sí. La primera se celebró en 1999 en la Iglesia Evangélica Luterana de Hannover. Una celebración llena de oropel como corresponde a su estatus, con siete padrinos escogidos entre miembros ilustres del Gotha. La de ahora, mucho más discreta y en Mónaco, ante la presencia de unas emocionadas princesas Estefanía y Carolina de Mónaco que, según ha relatado el coronel Luc Frigfant, apenas podían contener las lágrimas de emoción. Seguro que el príncipe Ernesto no pensará lo mismo.