¿Y si Carla Vigo hubiera dicho que sí a Supervivientes?

Carla Vigo es hija de Érika Ortiz, la fallecida hermana de la reina Letizia, y su actividad en redes sociales la ha convertido en una de las personas más accesibles dentro del entorno de la Reina

Carla Vigo
Carla Vigo en un fotomontaje de Look / Gtres

Fue una de las protagonistas de la historia más triste en la vida de la reina Letizia. Aquel 7 de febrero de 2007 en la que una embarazadísima princesa de Asturias acudía al domicilio en el que encontraron muerta a Érika, su hermana pequeña, el nombre Carla Vigo aparecía en la mayoría de las crónicas. Era el de su única sobrina, una niña de 6 años que acababa de perder a su madre. Adoraba a la pequeña y quiso ocuparse de ella; en ese momento tenía más medios que nunca. Atrás quedarían para siempre los días con su mamá y todos los buenos recuerdos, pero también las estrecheces y las veces que ella misma tuvo que llenarles la nevera cuando se instalaron en un caserón en Asturias. Lo sé de buena tinta. La princesa ayudó siempre que pudo a su hermana y a su pareja, Antonio Vigo, novios desde sus estudios universitarios de Bellas Artes. Involuntariamente, la hija de la desaparecida Érika fue también protagonista de la disputa entre su padre y su tía tras aquel trágico 7 de febrero, pero solo duró el tiempo en el que Vigo se asesoró sobre sus derechos absolutos como padre. La custodia y patria potestad le correspondían solo a él.

Carla Vigo

Carla Vigo, junto a su madre y su abuelo Jesús Ortiz, en una imagen de 2006/ Gtres

Cuando su tía se convirtió en princesa, cambiaron a la pequeña Carla de colegio, de uno público a un privado bilingüe. Bien, no hay mejor suerte para la educación de un niño que un buen colegio. Si puedes pagar el mejor, no hay duda, tía Letizia, pero la vida de la pequeña, que pasaba mucho tiempo con su abuela Paloma mientras Érika trabajaba, volvió a cambiar cuando su madre se fue. Su padre la sacó del colegio privado y se la llevó a vivir con él.  Una beca en Uruguay concedida a Vigo había separado dos años antes definitivamente a la pareja. Comenzaba una nueva vida sin su mamá que, además, sin que ella fuera consciente, la alejaba del protocolo y boato que comprometía a su tía y con el que su padre ni quería ni tenía nada que ver. Vigo se instaló en un barrio sencillo de Madrid y se ocupó cien por cien de la educación de su hija. Cuando hace 2 años cumplió la mayoría de edad, el nombre de Carla volvió a los titulares.

Carla Vigo formó parte del grupo de pajes que acompañó a Letizia al altar el día de su boda / GTRES

Carla Vigo formó parte del grupo de pajes que acompañó a Letizia al altar el día de su boda / GTRES

Muy activa en las redes sociales, su nombre de usuario en Instagram es @reinadelentejuelas. Entiendo que nada ha sido fácil para esta chica y ella misma reconoció en declaraciones al programa de televisión ‘Viva la Vida’ que “todo el mundo pasa momentos malos en la vida” y que “nadie es cien por cien feliz”. Apenas tiene recuerdos de su madre, pero asegura que su padre y su abuela le han hablado mucho de ella. Intuyo una gran personalidad en ella, ideas incipientemente claras y gustos ya definidos. En su perfil de Instagram cuenta que es bailarina y actriz en proceso. Es solidaria, ha viajado a la India y le gustan los tatuajes; desde hace 2 veranos luce uno en la espalda.  Desconozco si le gusta la fama, pero por lo que he podido saber es un rostro deseado, o mejor dicho ha sido deseado en televisión.

Alguien de su familia me contó una vez que el primer marido de Letizia detestaba la fama mientras que la otrora estudiante de periodismo la soñaba y perseguía: “Alonso despreciaba los impulsos arribistas de Letizia por alcanzar el éxito periodístico, la fama, el dinero y la consideración social”. Alonso Guerrero, el profesor de Literatura que enamoró a una jovencísima Letizia cuando cursaba bachillerato en el instituto Ramiro de Maeztu, marcó su juventud cuando la familia Ortiz Rocasolano se trasladó a Madrid por motivos laborales. Unas diferencias con la dirección de la emisora de radio de Oviedo en la que trabajaba Jesús Ortiz, el padre de la reina Letizia, le obligaron a trasladarse a Madrid. El empleo de Paloma Rocasolano y los 5 millones de las entonces pesetas que el abuelo Paco les prestó para la entrada del adosado en el que se instalaron en Rivas Vaciamadrid, en la calle Río Guadarrama, les permitieron seguir adelante. Pero me cuentan que Letizia quería otra vida, algo mejor, lejos de estrecheces y de apuros económicos. Su tenacidad y esfuerzo la llevaron a su primer trabajo en televisión tras finalizar una beca en México y de ahí, éxito imparable hasta que el día que conoció al príncipe Felipe.

Carla también quiere otra vida y curiosamente la que ha elegido está lejos de palacio. No desea ni coronas ni oropeles: “Creo que ya está tan metido en mí que no me siento como ellos… Creo que soy una persona normal. No lo he llegado a asumir”, confesaba al mencionado programa. Pertenece a la llamada generación Z, la que llegó del año 2000 en adelante, postmilenial y nativa digital; se siente una chica sencilla a la que su padre ha criado y educado a distancia de Zarzuela. Carla ha mantenido contacto con su familia materna y es defensora del feminismo y de los derechos del colectivo LGTBI, es libre y se expresa como desea, sin guiones ni agendas marcadas.

Imagen de una de las playas de 'Supervivientes' / Instagram

Imagen de una de las playas de ‘Supervivientes’ / Instagram

Fue este final de año, cuando comenzaba a prepararse el casting del reality más reality de la televisión cuando su nombre volvió a sonar. ¿Carla Vigo? Es perfecta, joven, le gustan las redes, es bailarina y quiere ser actriz. ¡Menudo bombazo! Y es… sí, la sobrina de la reina Letizia. Había que pulsar a Zarzuela antes de seguir adelante, así que se hizo una llamada comunicando la propuesta a alguien determinado que no puedo desvelar: la sobrina de SM la Reina a Honduras. Tardaron casi una semana en contestar. Un regio y mayúsculo NO fue la respuesta. Pensar en que les hubiera parecido el fichaje del siglo o una buena idea es impensable. Nada que hacer. Nunca llegaron a proponérselo a la joven. ¿Y si Carla Vigo hubiera dicho que sí a ‘Supervivientes’?  Un penique, no; mi humilde reino por sus pensamientos.

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