Los retratos reales en la Historia

Los pintores de la corte: los ‘periodistas gráficos’ de la Historia

La Reina Letizia se entrega a Leibovitz y dice sí a la petición a la que Isabel II se negó en rotundo

Hacemos 'zoom' a los retratos de los Reyes de Annie Leibovitz

Los pintores de la corte: los ‘periodistas gráficos’ de la Historia
Veláquez, retratado a sí mismo en un fotomontaje con Annie Leibovitz (OKDIARIO).
Gema Lendoiro

Hoy se han hecho públicos los retratos oficiales de Felipe VI y Reina Letizia hechos por Annie Leibovitz, una extraordinaria fotógrafa estadounidense cuya carrera es tan prolífica como ampliamente reconocida por crítica y público. Que unos reyes posen para ser retratados es casi tan antiguo como la historia de las monarquías. A lo largo de la Historia son innumerables los retratos hechos y que hoy día podemos contemplar en las mejores pinacotecas del mundo de reyes y reinas posando con sus mejores galas. Los pintores de la corte, de hecho, siempre han sido, especialmente a partir del Renacimiento, unas figuras respetadas y admiradas con cuyos trabajos hoy día podemos saber qué aspecto tenían los retratados, así como descubrir a través de sus pinturas muchos aspectos de la vida cotidiana del momento.

En España, como en el resto de las monarquías europeas, disponemos de una gran variedad de retratos oficiales de los reyes hechos por pintores de la corte pero es importante reconocer que estos no fueron ‘importantes’ hasta comienzos del siglo XVI. En la Monarquía Hispánica, por ejemplo, no podemos hablar de un pintor de la corte como tal hasta el reinado de Carlos I (1501-1558), en la figura de Tiziano, aunque sin obviar previamente a Juan de Flandes, pintor de su abuela, la reina Isabel la Católica en la corte castellana.

Es el Renacimiento el que otorgará, como tantas otras cosas en el arte, un nuevo espacio para el ‘pintor de cámara’, una suerte de chambelán o camarero real, esto es, con acceso a los aposentos regios, a la intimidad real y que se hacía necesario para poder después plasmarlo en los lienzos. Con el paso de los siglos irán adquiriendo mayor prestigio de manera que dejarán de ser unos ‘empleados’ a sueldo fijo para ser lo que realmente hoy vemos: artistas. En su época no dejaban de ser unos empleados más con un oficio mecánico al servicio del rey. De meros empleados, a artistas ampliamente reconocidos y, con la llegada de la fotografía (y sin dejar de lado a los pintores) cotizados profesionales con tarifas millonarias. Los pintores a lo largo de los siglos fueron los ‘periodistas gráficos’ de la historia por cuanto nos dejaron, a través de su obra cómo eran los monarcas con los que ellos convivían.

Los Austrias

Llegaron al trono de España en la figura de Carlos I de España, hijo de Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso y su dinastía se extinguió por falta de descendencia del último de la casa de Habsburgo, Carlos II, apodado el Hechizado. Su muerte provocó una guerra cuyo tratado final, el de Utrecht en 1713, de forma muy resumida nos arrebató Gibraltar y nos trajo a los Borbones.

Carlos I de España (V de Alemania)

Carlos V a caballo, de Tiziano. Museo del Prado.

Tiziano (1488-1576) fue, además de ser uno de los grandes maestros de la escuela Veneciana de pintura, el pintor de cámara de Carlos I. En 1530 y debido a los contactos que el artista mantenía con la corte de Mantua, conoció al emperador que se había desplazado a Bolonia con motivo de su coronación imperial como Carlos V. Como curiosidad, mencionar que tan solo le pagó un ducado por la obra. Pero repetiría en 1533 y esta vez con todos los honores recibiendo un cuantioso pago, además de ser nombrado pintor de la corte, inició una sólida relación con el monarca que duraría hasta la muerte de este. En 1548 Tiziano fue requerido en la Dieta Imperial de Augsburgo para pintar el famoso retrato ecuestre que puede contemplarse en el Museo del Prado donde se conmemora la victoria de la batalla de Mühlberg y, desde luego, para elevar toda la gloria del entonces poderoso emperador.

Felipe II

Felipe II por Sofonisba Anguissola. Museo del Prado, Madrid.

Totalmente opuesto a su padre Carlos I, el monarca Felipe II fue un hombre pausado, religioso y amante del arte (fue el impulsor del Monasterio del Escorial) que desarrolló una auténtica pasión por la pintura, especialmente la italiana en la figura principalmente de Tiziano, aunque también tuvo debilidad por la escuela flamenca con maestros como Van der Weyden, Patinir y el Bosco. Entre los pintores españoles, mostró su admiración por Alonso Sánchez Coello, además de la Navarrete el Mudo. Y, por supuesto, la pintora Sofonisba Anguisola, italiana.

Felipe III

Felipe III por Bartolomé González. Museo del Prado.

Considerado por la historiografía como uno de los Austrias menores por comparación con la grandeza de su padre y abuelo, lo cierto es que en su reinado, caracterizado por su carácter tranquilo, piadoso…y en manos del duque de Lerma, se alcanzó la llamada Pax Hispánica y el siglo de Oro llegó a sus máximas cotas culturales. Sus pintores de cámara fueron Pantoja de la Cruz, Rodrigo de Villandrando, Bartolomé González y Serrano.

Felipe IV

Felipe IV por Velázquez. Museo del Prado, Madrid.

Felipe IV tuvo un reinado complejo que puede dividirse en dos partes muy diferenciadas, la primera en estrecha colaboración con el conde-duque de Olivares y una política exterior en la que su reinado se vio afectado como fue la guerra de los Treinta Años, la vuelta a España de los Países Bajos, así como conflictos con Francia e Inglaterra. Y, dentro de España, crisis severas con Cataluña y Aragón.

A pesar de todos los conflictos que regaron su reinado, encontró tiempo para la cultura y fue una grandísimo mecenas de las artes, siendo la colección de pintura que reunió durante su vida, la mayor de Europa de su tiempo, incorporando más de 2000 mil nuevas pinturas a sus palacios, entre los que se encontraban el Real Alcázar y el Buen Retiro. Entre los artistas de sus colecciones encontramos a Rubens, Mantegna, Durero, Rafael, Correggio, Titiziano, Veronose, Tintoretto, Ribera, Zurbarán, Van Dyck…y, por supuesto, Velázquez de quién el monarca fue su principal mecenas y, gracias al cual, pudo llevar su vida a lo más alto.

Carlos II

Carlos II a caballo por Luca Giordano. Museo del Prado.

Los Borbones

Tras la muerte de Carlos II el Hechizado, incapaz de dar descendencia por sus múltiples problemas de salud se abría un problema sucesorio de no pocas consecuencias. A pesar de que el finado había dejado en su testamento que su sucesor, en caso de no tener descendencia, sería Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia, y que este llegó a España para reinar como Felipe V, se abrió un brecha bélica entre las distintas potencias europeas con dos bandos diferenciados. En resumidas cuentas, el problema se resolvió con la firma del Tratado de Utrecht en 1713 que le salió bien caro a España ya que con él perdimos los Países Bajos, Nápoles, Cerdeña, Milán, Sicilia, Menorca y Gibraltar, amén del control del comercio americano Empezó el declive del Imperio Español, se sentaron las bases del absolutismo francés, el imperio británico comenzó a calentar motores y, a cambio de todo esto, inauguramos la dinastía Borbónica.

Felipe V

La família de Felipe V por Louis-Michel Van Loo. Museo del Prado.

Lo más reseñable con respecto al arte del reinado de Felipe V fue que, gracias a sus matrimonios con dos italianas, la corte española fue una explosión de arte internacional. La influencia de la primera, María Luisa Gabriela de Saboya y de la segunda, la todopoderosa Isabel de Farnesio, dejaron su impronta. Una de la principales preocupaciones de Felipe V fue la de conseguir los servicios de un buen retratista, razón por la cual contrató pintores franceses cercanos a la corte de su abuelo, el Rey Sol. El Museo Nacional del Prado es una delicia para los sentidos de quien desee contemplar toda la obra pictórica que acumuló este monarca, especial mención a parte de la historia de Alejandro encargada por el genial Alejandro Juvara.

Carlos III

Carlos III por Francisco de Goya y Lucientes. Museo del Prado.

Conocido por su fuerte admiración a la Ilustración, su relación con el arte es tan potente que fue el que mandó construir el Museo del Prado (aunque en un principio no era para tal fin) y el Jardín Botánico. Su reinado supuso la llegada de artistas como Tiépolo, Anton Raphael Mejgs, Inza o el propio Goya.

Carlos IV

La familia de Carlos IV de Francisco de Goya y Lucientes. Museo del Prado.

A Carlos IV le debemos principalmente ser el gran mecenas e impulsor de Francisco de Goya, además de ser el responsable de la adquisición de gran parte de la pintura neoclásica que hoy podemos admirar en el Museo del Prado.

Fernando VII

Fernando VII por Francisco de Goya y Lucientes. Museo del Prado.

Monarca famoso por la nefasta gestión de su reinado, tampoco destacó por su amor al arte aunque sí es digna de mención la labor de su esposa, Isabel de Braganza. Pintores destacables en su reinado fueron el propio Goya (famosos los cuadros del 2 de Mayo), Vicente López, Juan Antonio Ribera y Bartolomé Montalvo.

Isabel II

Isabel II por Madrazo. Sede de la embajada de España en la Santa Sede.

De todos los retratos que Federico de Madrazo hizo de la la Reina Isabel II, este es el más conocido y que más réplicas tiene. De hecho se conserva una en el Banco de España por lo que erróneamente se tiende a pensar que es ahí donde está el original pero no, está en la sede de la Embajada de España en el Vaticano. Se considera el retrato más eficaz del artista en cuanto a la transmisión de la imagen oficial de la reina que, por cierto, en nada se parecía a lo que realmente fue la soberana.

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