Domicilio estival

Así es ‘El Manantial’, el refugio mallorquín donde Ana Obregón pasó los mejores momentos con su hijo

Ana Obregón y Álex Lecquio en la playa / Gtres
Ana Obregón y Álex Lecquio en la playa / Gtres
  • Diana Torres
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Con la llegada del verano, muchos son los famosos que tienen la vista puesta en las vacaciones y en cuáles serán los planes que llevarán a cabo durante la época estival. Este es el caso de Ana Obregón. Pese a que han pasado ya más de dos años de la muerte de Álex Lecquio, la presentadora sigue teniendo a su queridísimo hijo muy presente en su día a día, razón por la que probablemente se desplace hasta Mallorca para revivir los momentos que compartió con él en su casa de la isla, bautizada como El Manantial.

La vivienda en cuestión fue construida nada más y nada menos que por el padre de Ana en los años 70. El ahora anciano escogió uno de los acantilados de Costa dels Pins para establecer la residencia de verano en un enclave cargado de paz e intimidad de 1.000 metros cuadrados y vistas directas al mar: “Cuando llegamos aquí éramos apenas unos veinte, además del Eurotel. Descubrí la Costa de los Pinos a través de un primo hispanoinglés de Ana”, confesaba en 2013 Antonio García para un medio local de Mallorca: “La empresa que construyó el Eurotel, con la que nosotros habíamos trabajado, nos dijo que se vendían unas parcelas. Compré tres, más esta que está al lado, que era del padre de Ágatha Ruiz de la Prada, con lo cual reuní 8.000 metros cuadrados y 140 metros de acantilado, ¡una maravilla, vamos! La casa la terminamos en 1969 y la inauguramos en 1970”, desvelaba para Última Hora, visiblemente emocionado al mostrar la pasión que siente por su hogar.

Por si fuera poco, y según la propia Ana admitió, la casa cuenta con más de 1.000 metros construidos y una terraza de 250 metros cuadrados, lo que significa que allí disfrutan de todo lujo de comodidades y del contacto con la naturaleza y con la brisa marina. Dentro de la vivienda se pueden encontrar hasta siete dormitorios tipo suite, cada uno con baño y todos ellos con vistas al mar, concretamente a la bahía de Cala Millor. Con la mirada puesta en el interior, también se pueden observar notables cambios, fruto de las reformas que la familia ha ido llevando a cabo para evitar el deterioro propio del paso del tiempo. Eso sí, manteniendo en todo momento una estética blanca y con suelo azul turquesa, propia del archipiélago balear.

No obstante, hay algo que han querido que permanezca intacto: los pinos centenarios del terreno. Así lo contaba Ana Obregón muy orgullosa, aclarando que, pese a que su padre se encargó de construir una casa de ensueño, fue totalmente respetuoso con la flora de la zona: “Construí un plano topográfico para respetar los 87 pinos centenarios que había en el terreno, que una noche del 2011 un huracán se los llevó todos. Por fortuna, nos queda un huerto mediterráneo, con granados, naranjos y olivos”, rememoraba Antonio con un gran pesar.

Y para poner el broche de oro a la casa, lo más atractivo: la terraza. Esta cuenta con zona de comedor, chill out e incluso piscina, en la que Obregón nos ha dejado a lo largo de los años una serie de estampas tanto con sus sobrinas como con su hijo Álex.

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